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  • Dos trampas emocionales: Algunas ideas derivadas de la terapia breve estratégica.

    Los seres humanos entramos en trampas emocionales cuando usamos la misma estrategia a la hora de solucionar distintos problemas. Hoy te quiero hablar de dos. La primera trampa emocional es la referida a generalizar la misma solución a un problema originado en momentos diferentes de nuestra vida, porque ese problema comparte similitudes con experiencias previas. Por ejemplo, hay personas que saltan de una relación de pareja a otra, utilizando el mismo mecanismo y repertorio de comportamiento para encarar situaciones problema (celos, sexualidad, expectativas…) y entonces, se encuentran en círculos inacabados en donde la opción de pasar de una pareja a otra tampoco funciona; es decir, sin notarlo, el problema no radica la pareja que eligen o dejan, sino en la manera en cómo se están relacionando y están siendo para repetir ciertos patrones de pareja. Pero no repetimos comportamientos de acción o evasión sólo porque sí o porque en el pasado nos haya funcionado para alcanzar u ocultar algo; la naturaleza también “nos impone” el funcionamiento neurofisiológico de repetir aquellos parámetros que nos han funcionado anteriormente. En esta conjunción de procesos, nuestro pensamiento nos lleva a elaborar la misma estrategia ante todo tipo de problema y eso es lo que, en caso de no salir o sobrepasar nuestra expectativa, nos lleva a lo que llamamos frustración. En el caso de los trastornos de Ansiedad, una de las cosas que puede estar relacionada, es que en las manifestaciones más fuertes como los ataques de pánico, lo que sale a flote es una manera que el cerebro ya conocía para reaccionar ante una demanda exterior estresante. Para quienes sufren de fobias específicas o han vivido parálisis por eventos de Ansiedad, es crucial notar cómo, cuándo y a través de quién, nuestro pensamiento quedó con la impronta de reaccionar con tensión, huida o parálisis ante un evento estresante que despierta en la memoria de algo traumático. Sin embargo, como siempre digo, NO somos sólo mente y cuerpo y NO todo está en nuestras manos, compromiso o pensamiento como las posturas ligeras de consumo nos hacen pensar; y esto, porque el contexto social, económico y cultural en el que habitamos y nos desarrollamos, nos permite (o restringe) una serie de herramientas de bienestar o búsqueda del mismo. Al menos en lo que concierne en lo que podemos agrupar como “Occidente”, hemos sido educados y educadas en la racionalidad y la lógica; el problema es que tendemos a aplicar estos conceptos en momentos donde no se pueden aplicar. Muchas estrategias de amor, sexualidad, desarrollo, educación, salud, el llamado empoderamiento, entre otros, no le funcionan a todas las personas por igual, porque están elaboradas sobre una lógica preconstituida con base a una teoría que no tiene en cuenta la realidad en la que estamos. Hay una creencia muy extendida, de hecho en algunas posturas, que dice que definimos nuestros patrones conductuales en nuestra infancia. Si bien en mi ejercicio psicoterapéutico miramos el pasado para trabajar los mandatos, ACLARO que nuestro pasado NO es una explicación lineal, ni exclusiva, ni tampoco causal de nuestra vida. Como hombres y mujeres en la adultez, la realidad no es lo que nos han impuesto en nuestra infancia, sino lo que nosotros hacemos con los demás y con nosotros y nosotras en esa relación con otros y otras. Entonces, nuestra tarea con respecto a la revisión biográfica es observar de la mano de la Psicoterapia, cuáles han sido nuestras tentativas de solución y, si no funcionan, cambiarlas y dejar de insistir, que es lo que solemos hacer espontáneamente. Es importante dejar de insistir en aplicar soluciones disfuncionales y saber cambiar la estrategia. Hacer lo que he venido haciendo porque en algún momento me funcionó, sólo hará que plantee de manera equivocada una solución a un problema nuevo y complejo. Eso es una trampa emocional, pero hay otra importante que quiero hoy introducir. La segunda trampa emocional radica en decir que todo depende de modelar el pensamiento y enfocarlo sólo en "lo positivo de todo", y vamos por ahí diciéndole lo mismo a personas con historias sociales, económicas, culturales, políticas, ambientales, sexuales y emocionales diferentes. ¡Grave error! De hecho, es un mito moderno que viene de esta filosofía americana del “piensa positivo y todo irá bien”. Esto es algo que ya se había propagado antes en la década de los sesenta con la beat generation o la new age, y ahora con las filosofías tibetanas descontextualizadas y el “piensa y produce”. Si le digo a una persona que está deprimida que piense en positivo lo único que obtendré es que se deprima aún más y tendrá un efecto contrario, como sucede con todos los problemas compulsivos. Pensar en positivo para superar el dolor produce el efecto contrario en personas que se encuentran en sufrimiento emocional (Ya no sólo me deprimo debido a mi interpretación de lo que sucede y las condiciones neuropsicosociales vinculadas, sino que también me deprimo por mi incapacidad de ver lo positivo de la vida a pesar de que para los demás es tan evidente). Y entonces estarás diciéndome: Carolina, ¿estás diciendo que la calidad de vida de una persona que piensa negativo es la misma que una que sólo piensa positivo?, y mi respuesta es NO y no es el punto que intento plantear; entonces, ¿Cuándo funciona este tipo de pensamiento? ¡Cuando las cosas ya van bien! Entonces sí que puedes lograr que las cosas vayan aún mejor; pensar en positivo cuando hay cosas trágicas hace que eso vaya todavía a peor. ¿Eso quiere decir que si alguien está triste o pasando por un momento doloroso debo dejarle en su sentir denso y gris?, NO. Para empezar ni lo dejes, ni le invadas, ni le aconsejes, ni le invisibilices. Yo conozco personas que están tristes porque se esfuerzan en ser felices. A esta gente hay que enseñarle, al menos una vez al día, a darle un espacio a esta tristeza y hacerle concentrar en las cosas que le hacen sufrir para que tomen conciencia. El efecto puede ser doble: o pones toda tu tristeza en este espacio y luego quedas libre, o cuanto más intentas estar triste voluntariamente tu cabeza irá en dirección contraria. Con este efecto paradoxal bloqueas tu tristeza y reaccionas. Esta es “la técnica de la peor fantasía”, que es exactamente la opuesta al pensamiento positivo. Te abrazo y te espero, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • ¿Yo con Hipocondría?

    Como te he contado en algunos posts en mi cuenta en Instagram y en otras notas de mi Psicoblog, hay muchos tipos de Ansiedad y no podemos meter, en el mismo lugar, las estrategias de afrontamiento para los síntomas físicos, afectivos, sociales y de pensamiento que genera. A mi consulta han llegado personas diciendo: "He probado de todo, y no encuentran ningún síntoma, creo que soy hipocondríaco o hipocondríaca", y en mis relaciones escucho decir a personas: "Él se inventa todo lo que siente, es hipocondríaco". Así que hoy te sugiero usar una distinción importante cuando hablemos de una situación en salud que no tiene explicación médica o no la requiere: Puede que no tengas nada que requiera atención médica, pero tienes algo emocional que requiere ser abordado. Es muy fácil decir: Piensa positivo, lo que te falta es ocuparte, haces mucho drama o exageras siempre todo; cuando realmente la persona se encuentra embotada en síntomas emocionales y afectivos que no ha podido encarar. Lo que pasa con la ansiedad es que sí tienes algo: tienes ansiedad. Con todas las situaciones desatadas en cuarentena las líneas de atención médica han reportado incrementos de llamadas de personas que reportan una subida de adrenalina manifestada en sensación de adormecimiento, pecho apretado, aumento de ritmo cardíaco, falta de concentración, malestares estomacales, hormigueos, sensaciones de electricidad o fríos internos. Al ir al fondo de estas situaciones y posteriormente verificar con chequeos médicos, un importante porcentaje de los(as) consultantes no presentan una explicación médica que amerite un tratamiento en esta área más allá de recomendaciones genéricas. Esto no quiere decir que la persona "no tenga nada" sino que requiere ser direccionada para explorar recursos y profesionales en salud mental y psicoterapia para poder tramitar el estrés y manejar las emociones de una manera diferente. Es necesario recordar que la ansiedad es ocasionada por factores psicológicos, sociales, cognitivos y emocionales, con un correlato de base neurobiológico, por lo que necesitas una terapia especializada en el tema. Sí necesitas hacer algo, sí está pasando algo contigo y sí necesitas atención. No médica, pero sí psicológica. A una persona que siente síntomas repetitivos como los mencionados, y en consulta médica le informan que no tiene nada y sus familiares cercanos están con los nervios de punta porque no hay nada que explique el dolor de cabeza, migraña o malestar que constantemente le da y le impide cosas como concentrarse, disfrutar, trabajar o estar en eventos sociales, lo que piensa al no tener un soporte médico que justifique su malestar, es que: "El doctor no sabe o no me revisó bien; tengo una enfermedad extraña o nueva de la cual soy de las primeras víctimas; voy a morir de una misma causa o peor de las que tuvo mi familia porque tengo síntomas parecidos y aún más agudos". Y no es que el malestar físico no exista, puesto que el dolor de cabeza, el mareo, la taquicardia, la sudoración o los síntomas gastrointestinales sí están presentes, lo que pasa es que no hay una razón médica, sino que el cuerpo está activando una serie de mecanismos internos desde tu sistema nervioso para regresarte a tu equilibrio. Y entonces qué queda por hacer…. Realmente la falta de diagnóstico médico promueve y aumenta la hipocondría, y el hecho de que en casa hagamos como si nada de eso pasara o alimentemos la situación de victimes de la persona, no le va a ayudar de salir de ese ciclo; es fundamental entender que hay una situación problema que la persona y su nicho cercano no están pudiendo entender, y al no haber explicaciones médicas, es necesario atender con seriedad y prontitud los síntomas emocionales, afectivos y cognitivos que han sustentado todo ese cuadro que la persona presenta y que, de no tratarse, redundarán en manifestaciones y limitaciones más complejas de la vida cotidiana. Es necesario un abordaje interdisciplinar en donde entendamos cómo funciona nuestro sistema nervioso y entendiendo que las consejerías o asistencias no expertas NO solucionan estos eventos, como tampoco llevando a la persona a pensar "positivo" lo solucionarán; eso, además de ser irreal, es irresponsable. La persona necesita reconocer que lo que tiene es Ansiedad, ir a la raíz y fondo del asunto en su sistema de creencias, relaciones, valores, prácticas de vida, prejuicios, duelos sin resolver, miedos vueltos pánico y desarrollar herramientas de gestión e inteligencia emocional. No todo está en el cuerpo, ni todo está en las emociones, ni todo está en el pensamiento, dejemos de simplificar y minimizar tanto el sufrimiento de las personas. La mente y el sistema nervioso dirigen las sensaciones limitantes, y esas sensaciones tienen que ver con la manera en cómo nombramos, interpretamos y pensamos los hechos de la vida. La Hipocondría, definida como el "trastorno mental" que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios; es más que un asunto de imaginar, puesto que realmente sí genera síntomas físicos, por lo tanto, el problema no es pensar que tenemos algo inexplicable sino NO hacer nada psicológico al respecto para tratarlo. Confía en el proceso profesional de la psicología, que, con su trabajo articulado con otras ciencias, disciplinas y saberes, te permitirá transitar hacia una mejor calidad emocional y de pensamiento. Te abrazo y te espero, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Amor propio y los 3 maestros.

    El amor propio es un deseo y tarea de todas las personas, en cualquier momento de la vida esta tarea toca nuestra puerta y nos pide revisar nuestras relaciones, prácticas de vida, pensamientos e historia. Más allá de todas las recetas vendidas por motivadores o cursos de positivismo, el amor propio responde a una tarea de autoconocimiento, autocrítica amorosa y sanación, como base para construir todas las prácticas mentales, comportamentales y de salud que asociamos con la experiencia de amarnos. Para lograrlo, hemos de aprender de los tres grandes maestros de la autoestima: los padres, la pareja y los hijos. Gozar de una autoestima sana, fortalecida y resiliente, supone un proceso en espiral, de avances y retrocesos constantes a lo largo de la vida. Esencialmente, en ese proceso tomamos consciencia de cómo el amor no supone una experiencia que nace por generación espontánea, sino que supone el compromiso pleno y cotidiano por el cuidado. La máxima experiencia del amor radica en darlo, recibirlo y experimentarlo. Durante esta interminable historia de amor, nos encontramos con tres grandes maestros espirituales, cuyas enseñanzas dan para toda una vida de aprendizaje. Cada uno de ellos, vino a mostrarnos y hacernos experimentar los matices de la vida, más allá de nuestra tendencia a resumir todo a positivo o negativo, bonito o feo. Esos maestros vienen llenos de experiencias, emociones y sentimientos muchas veces contradictorios. Lo que construimos con ellos, son recuerdos, alegrías, dolores, narrativas, pasiones y una suma de experiencias que nos permiten experimentar el mundo, experimentar nuestro propio mundo y desarrollar un sentido de “identidad”. Cada uno de ellos opera como espejo donde se refleja lo que queremos o no, lo que nos cuesta o no, lo que tememos o no, lo que amamos o no y la manera en cómo asumimos ante diferentes contextos, nuestras máscaras de vida y supervivencia. Sí, porque, aunque eso que llamamos “nuestra personalidad” tienda a la unidad, realmente está compuesta por diversas máscaras, personajes o maneras que se activan y desactivan según el contexto de relación en el que estemos. Padres/madres, pareja e hijxs o la experiencia de serlo, protagonizan nuestros vínculos afectivos más íntimos. Son con quienes más mostramos nuestra vulnerabilidad y nuestras zonas grises y claras, nuestro afán de ser reconocidos, amados y aceptados. En la relación con ellos depositamos expectativas y proyectamos lo que no hemos podido resolver en nosotrxs mismxs. En Psicoterapia cuento con ejercicios específicos para trabajar estos 3 maestros, así como hay disponibles en la actualidad diversos cursos y meditaciones que puedes encontrar en la Web y por último, estamos preparando un curso sobre las 4 medicinas de las heridas emocionales con una tremenda maestra de Yoga. Te espero ahí! EL PRIMER MAESTRO ESPIRITUAL: LOS PADRES “Nunca es tarde para tener una infancia feliz.” (Milton Erickson) La experiencia del nacimiento y la primera infancia es radicalmente trascendental en la configuración emocional, social y mental. En ese periodo de vida, ante una vulnerabilidad plena, empezamos a identificar si nuestras necesidades y emociones pueden ser contenidas y atendidas por nuestros cuidadores y el mundo que nos rodea. Dependiendo de si nuestras emociones, deseos y necesidades son atendidas y la manera en cómo sean atendidas -desde lo más básico como atender nuestro sentido de hambre, apetito, limpieza y reducir el dolor o regular la temperatura, hasta lo más complejo de ser considerados desde el contacto visual, físico, afectivo y el ser escuchados-, descubriremos si el mundo es un lugar seguro o no para crecer, experimentar, pedir lo que quiero, escuchar a mi cuerpo, respetar mi apetito, pronunciar mi sentir, entregar confianza, recibir afecto o huir. Para muchas personas la experiencia de la infancia estuvo atravesada por incongruencias, abandonos, necesidad de tener que perdonar/justificar/entender/cuidar a los padres, madres o cuidadores justificando incluso abandonos, negligencias, ausencias, humillaciones. Muchas personas consolidan heridas de abandono, injusticia, rechazo o negligencia. Hay dos puntos que diferenciar acá: por un lado, está lo que nuestros padres, madres o cuidadores hicieron o no con nosotros y, por otro lado, está la interpretación y experiencia emocional que yo adquirí y entendí de eso y me dio o no un sentido de autoconcepto y confianza con el mundo. Eso quiere decir que, adentrarse en entender nuestra experiencia infantil, no supone buscar revancha con lo que nos falto o hicieron, pero tampoco supone que debamos entender y justificar todo lo que los adultos hicieron, dejando nuevamente de lado a ese niño o niña heridx y sus necesidades. El cerebro de un niño y niña que crece no entiende y no tiene por qué entender, que sus cuidadores viven muchas cosas o vivieron muchas situaciones que justifican su ser violento, negligente o ausente. Por supuesto que, adentrados en la adultez, es necesario darle contexto, mirada de compasión y decisión de aceptación a quienes fueron nuestros padres, madres o cuidadores y desde allí soltar la identidad de niños o niñas heridxs. Para sanar nuestra autoestima, el primer gran aprendizaje vital que podemos realizar a través de nuestros padres, madres o cuidadores, consiste en emanciparnos emocionalmente de ellos para ser libres de su influencia psicológica. Al soltar definitivamente la mochila emocional que hemos dejado que cargaran sobre nuestros hombros, logramos por fin empezar a sanar los traumas vinculados con nuestra niñez. Esta sanación deviene cuando nos permitimos legitimar las emociones que la infancia tiene en nuestra biografía, cuando lo expresamos, cuando hablamos de porqué aún de adultos nos cuesta esto o lo otro en la relación con nuestros padres/madres, no para justificarlo de un lado u otro, sino para soltar lo que no nos corresponde, validar nuestras emociones, darle permiso al niño o niña que en la infancia no se puedo expresar y hacernos dueños/as del vínculo que en el presente, queremos entablar con nuestras emociones, afectos y necesidades. MAESTRO ESPIRITUAL: LA PAREJA “La mayoría de las parejas están compuestas por dos niños asustados y traumados que esperan mutuamente que el otro les sane sus heridas”. (Krishnananda) Nuestra pareja es nuestro “partner evolutivo”. En nuestra pareja depositamos nuestras ansiedades y dificultades de vínculo con nuestra sexualidad, nuestros afectos, nuestros miedos, nuestras frustraciones, nuestra necesidad de ser queridos y queridas. Nuestra pareja es una extensión de mis claridades o dudas, de mi tiranía o soberbia, de mis pasiones desordenadas o mi vínculo con la inteligencia, la trascendencia, la abundancia, la paz, la libertad y la madurez. Todo lo que no resolvemos emocionalmente en la relación con nuestros padres, madres o cuidadores lo acabamos atrayendo y proyectando sobre nuestra pareja. En Psicoterapia he encontrado mujeres buscando el padre, el príncipe azul o el macho dominante que quieren salvar, repetir, educar, ajusticiar, replicar o sanar; he encontrado hombres buscando salvar, mantener o perpetuar la madre o princesa indefensa, entregada, sumisa o incapaz con la que crecieron y no pudieron salvar o a la que se acostumbraron a vivir. Sea que tengamos pareja o no, sea que queramos o no tener pareja, ambas cosas representan el estado de nuestros vínculos afectivos y memoria emotiva, ambas cosas son el espejo de la relación con nosotros mismxs, con nuestra memoria de infancia y con nuestra capacidad para mantener, cultivar y sostener proyectos inteligentes, libre y seguros. Si no hemos ahuyentado los fantasmas de nuestro pasado, estos nos llenan de miedos e inseguridades en el presente, boicoteando inconscientemente nuestra relación sentimental. De este modo, cultivamos una relación basada en el apego y la dependencia emocional. Nuestra pareja se convierte en nuestra pseudo felicidad. Y al necesitar de ella, nos es imposible amarla, boicoteando nuestro futuro con ella. La falta de autoestima se ve reflejada en nuestra experiencia de relación de pareja cuando buscamos en ella ser rescatados, necesitados, celados, poseídos, activados para vivir. Es entonces cuando los celos, el control, la rabia, la frustración sexual, los afectos desordenados y la dependencia se apoderan de nuestras experiencias en pareja. Curiosamente, debido a la codependencia emocional, muchas parejas terminan conformándose con relaciones tóxicas de las que les es muy difícil escapar. Gracias a este segundo maestro espiritual, tenemos la oportunidad de trabajar el desapego y la independencia emocional. Para lograrlo hemos de comprender que debemos hacernos cargo de revisitar la manera en cómo aprendimos a querer y vincularnos y los resultados que eso nos ha traído a lo largo de la vida; de manera seguida, debemos ver cómo nos elegimos o relacionamos con nosotrxs mismxs y si somos o no capaces y consecuentes, de elegirnos como pareja antes de ser elegidxs por otra persona como tal. EL TERCER MAESTRO ESPIRITUAL: LOS HIJOS “La mayoría de los padres están dispuestos a hacer cualquier cosa por sus hijos menos dejarles ser ellos mismos”. (Banksy) El primer maestro estaba relacionado en cómo vivimos, sentimos e interpretamos a nuestros padres, madres o cuidadores, y en este tercer punto, requerimos ver quiénes fuimos y somos como hijos o hijas, qué lugar ocupamos en la familia extensa, qué sabemos o no de ella, qué nos gusta o no de ella, cómo somos allí recibidos o no. Para quienes son padres y madres la experiencia de la maternidad y paternidad, despierta y despertará todas las tiranías, ausencias, incapacidades, miedos, rechazo, dolor, abandono o luz, amor, seguridad y certeza, que le haya sido entregado en la infancia. Los niños y niñas son maestros del aprendizaje y del reflejo, nos sanan y nos confrontan. Antes de pedirle a un hijo, hija, niño o niña que sea de una u otra manera, aprende a ver de dónde vienen la ansiedad de tu pedido como persona en la adultez y trabaja eso en ti. El ejemplo de un acto no enseña, lo que enseña es la coherencia en nuestras prácticas de vida y relación. Un abrazo muy grande de alma a alma. Te espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • ¡Dar la bienvenida al 2021!

    ¡Hola! Sin duda el 2020 podría ser uno de esos grandes maestros que uno tiene en la vida. Los maestros no llegan siempre de la misma manera, ni con grandes honores, ni llenos de gozo. A veces llegan de golpe, sin anestesia y con mucha contundencia. Los maestros son personas, situaciones, lugares y relaciones que nos vienen a mostrar con espejo y no con lupa, de qué estamos hechas y hechos, de dónde venimos, qué puertas siguen abiertas en nuestro camino, qué herida sagrada nos toca sanar aún y quiénes estamos siendo para que el mundo y relaciones a nuestro alrededor estén como estén. A los maestros no se les puede resistir, entre más resistencia más sufrimiento, a los maestros se les escucha y se les interpela con narrativa, con humildad, con empatía, con honestidad y con dureza. Uno puede oponerse a ellos todo lo que quiera, pero la verdad es que no se van hasta que no aprendamos la lección individual y colectiva que, en el orden social, mental, cognitivo, emocional y espiritual, necesitamos. Así que deseo que este año aprendas y profundices en tus caminos, migraciones, dolores, alegrías, amores, desamores, libertades, creaciones y pasiones, de una manera resiliente, creativa y paciente. Como diría Virginia Gawel: Hoy volveré a nacer: pido permiso. Permiso útero, permiso cordón prieto. Permiso agua, placenta, oscuridades. No podrá retenerme la tibieza plácida y calma del vientre cobijante. No podrán disuadirme las presiones de este túnel de carne que hoy me puja. Con decisión inequívoca y sagrada determino nacer: me doy permiso. Y aquí estoy, desnudo de corazas, dispuesto a recibir besos y abrazos (no la palmada que provoque el grito: ya no permitiré que me golpeen).(...) Tengo coraje para empezar de nuevo: fortalecido en mis fragilidades lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto. Lloro disculpas a quienes no me amaron, por el maltrato, el frío, el abandono: lloro la herida de todo lo llorable. Y lloro de ternura y de alegría por tanto recibido y encontrado: lloro las gracias por el amor nutricio, por la bondad de los que me ampararon.(...) Me perdono y perdono a quien me hiriera. Vengo a darles y a darme íntimamente una nueva ocasión de parimiento a la vida que siempre mereciera. Me la ofrezco y la tomo. Me redimo. Con permiso o sin él, YO me lo otorgo: me doy permiso para sentirme digno, sin más autoridad que mi Conciencia. Bendito sea este Renacimiento. Un abrazo muy grande de alma a alma. Te espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • Cómo sanar las heridas emocionales y cuidarnos en el proceso.

    En mis procesos psicoterapéuticos con consultantes, pero también en mi propio proceso de sanación inacabado y en constante aprendizaje, entiendo que el afecto y la estética del cuidado tienen todo que ver con nuestros procesos de calma del sufrimiento emocional en diversas experiencias y contextos; por eso he explorado y te invito a explorar herramientas de la terapia narrativa, el yoga de la voz, la psicoinmunoterapia y el arte en su basta y bella expresión. Siempre digo: "Cuando miramos al pasado lo haremos para revisitarlo con pinzas de cirujano, con inocencia de niños y niñas y con tacto de seda". No podemos ir por la vida revolviendo, manoseando, escarbando morbosamente o evadiendo nuestras heridas familiares, de infancia y de vida y los contenidos inconscientes que de ellos se derivan; y digo que no podemos porque al hacerlo estamos perpetuando el sufrimiento emocional, la conducta adictiva, el temor, la rabia o el patrón de relación/comportamiento que queremos eliminar en nuestra vida. Si en vez de trabajar mi herida, adicción, dolor, patrón de relación violento o manía en contextos psicoterapéuticos, lo hago probando todo tipo de recetas incompatibles, lo único que estoy logrando es que mi herida se "vuelva resistente al antibiótico" y cada vez sea más compleja de sanar. No se trata de soltar por soltar, ni de perdonar a todo aquello que nos hirió como quien indulta o excusa todo, se trata de resignificar el vínculo que tenemos con nuestras experiencias de vida y las personas que en ellas fueron protagonistas. Te podría decir mil cosas ahora de cómo lograrlo y sin embargo no me alcanzarían las palabras y realmente creo que todos y todas somos expertas y expertos en nuestra propia vida, entonces lo que necesitamos son espacios conscientes y profesionales para despertar nuestra propia experticia en volver al origen de sanación, de inocencia, de luz. En lo que respecta a nuestra historia familiar te puedo decir que los mandatos familiares son ideas construidas, aprendidas y transmitidas que normalmente operan desde nuestro inconsciente y se convierten en la brújula desde las cuales nos permitimos establecer o no relaciones íntimas y expresamos algunas de nuestras emociones. Siempre estarán, el objetivo entonces será descubrir y cambiar aquellos que nos restan estima, que nos recuerdan siempre una herida en particular (por ejemplo el rechazo, el no ser reconocida, el no ser suficiente) y decidir soltarlos. Te quiero sugerir estas preguntas para trabajar tus heridas emocionales: 1. Revisa cómo y por qué te has apegado a tu herida: el papel que juega en tu historia actual. 2. Revisa de qué manera te has creído todo lo que piensas: El pensamiento es una historia que nos contamos soportado por unos procesos neuronales maravillosos, pero entiende que TÚ NO ERES UN PENSAMIENTO, y así puedes enriquecerlo y poco a poco modelarlo a tu favor. 3. Revisa cómo has vuelto a tu herida emocional poderosa, ya sea evadiéndola o metiéndola en contextos y relaciones que la alimentan, entonces explora otras opciones y relaciones. 4. Revisa cómo te hablas y te miras: recuerda que el dolor nos hace actuar desde el miedo y muchas veces dañamos y hemos sido dañados desde la inocencia del miedo. Te espero en los espacios de Ella Migra y en mis espacios de Psicoterapia. Te abrazo, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • El duelo por la lengua en el síndrome de Ulises.

    Para el Psiquiatra Josea Achotegui, "la migración, como la mayoría de los acontecimientos de la vida (life events), genera, junto a una serie de beneficios (como el acceso a nuevas oportunidades vitales y horizontes), un conjunto de dificultades, de tensiones, de situaciones de esfuerzo. La migración tiene una parte problemática, un lado oscuro, al que se denomina estrés o duelo migratorio. Desde esta perspectiva, es importante reseñar que no es adecuado plantear la ecuación migración = duelo migratorio, ya que supondría negar la existencia de toda una serie de aspectos positivos en la migración, la existencia de beneficios". El estrés y el duelo migratorio poseen características específicas que lo diferencian de otros duelos (fundamentalmente del que se produce por la muerte de un ser querido) y que he revisado en otros espacios que puedes ver en mi página, teniendo como referente la perspectiva de sus repercusiones en la exclusión social. Ya me has escuchado en diferentes momentos, actividades y entrevistas, decir que el duelo migratorio y el estrés derivado de éste, cumplen ciertas características: Es un duelo parcial Es un duelo recurrente Es un duelo vinculado a aspectos infantiles muy arraigados Es un duelo múltiple: los siete duelos de la migración Da lugar a cambios en la identidad Da lugar a una regresión Tiene lugar en una serie de fases Supone la puesta en marcha de mecanismos de defensa y de errores cognitivos en el procesamiento de la información Se acompaña de sentimientos de ambivalencia El duelo migratorio lo viven también los autóctonos y los que se quedan en el país de origen El regreso del inmigrante es una nueva migración El duelo migratorio es transgeneracional El duelo migratorio puede ser un duelo parcial, recurrente, múltiple y vinculado a eventos de la infancia y memoria emotiva de la persona, lo que da paso a síntomas psicosomáticos. Resalto el último punto debido a que quiero hacer énfasis en que cada persona experimenta procesos de cambio emocional y personal diversos, y el duelo migratorio no es un conglomerado de hechos que vivan todos aquellos que han inmigrado, ni tampoco que experimenten en el mismo tiempo ni de la misma manera; de lo cual se deriva también que, en caso de presentarse los síntomas que he mencionado en diversos espacios y puedes revisar en mis canales, no pueden ser tratados de la misma manera en todas las personas. Más allá de las charlas, entrenamientos o consejerías a las que asistas, el trabajo psicoterapéutico es esencial. Hay un tipo de afectación particular en los procesos migratorios, que es el relativo a la lengua. Específicamente cuando hablamos del estrés en los procesos migratorios, es importante acotar dos puntos: 1. Entender la Aculturación, como el proceso del cambio que se produce cuando dos culturas entran en contacto, afectando tanto a la minoritaria (población inmigrante) como a la mayoritaria (población autóctona). De lo cual podría derivarse el llamado estrés aculturativo o el Síndrome de Ulises (Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple), el cual es el "resultado de la combinación de una serie de estresores (soledad, fracaso del proyecto migratorio, lucha por la supervivencia y el miedo y el terror al nuevo entorno) y una serie de síntomas psiquiátricos que abarcarían varias áreas de la psicopatología" 2. Los estresores más importantes son: la separación forzada de los seres queridos que supone una ruptura del instinto del apego, el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades, la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir), y, en cuarto lugar, el miedo, el terror que viven en los viajes migratorios (pateras, escondites en camiones, etc.), las amenazas de las mafias o de la detención y expulsión, la indefensión por carecer de derechos, etc. Inmigrar es un proceso relativo a cada historia individual según el contexto social, económico, político, emocional, familiar, intergeneracional, mental, biológico y de género; de tal manera que el trabajo en los procesos de duelo migratorio y/o estrés aculturativo responde al escenario privado en donde las personas a través del espacio psicoterapéutico desarrollan herramientas de gestión emocional para abordar y manejar los contenidos inconscientes que los procesos de migración revelan y aprender estrategias efectivas y afectivas de afrontamiento en los contextos de acogida; sin embargo, también implica el trabajo en el escenario público a nivel de la gestión de redes de apoyo, servicios y políticas de protección, acogida y garantía de derechos a la población inmigrarte. Te espero en los espacios de Ella Migra y en mis espacios de Psicoterapia. Te abrazo, Carolina Leguizamón Psicoterapeuta. Bibliografía: •Achotegui J. (2004)4, Emigrar en situación extrema: el Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises)- nº 21- 39-52 •A Kosic (2006)2 Personality and individual factors in acculturation. In: Cambridge Handbook of Acculturation Psychology Edited by:D. L. Sam and J.W. Berry. Cambridge: Cambridge University Press. •Ataca, Bi. Berry, J (20021). Psychological, sociocultural, and marital adaptation of Turkish immigrant couples in Canada. International Journal of Psychology .2002,37(1) 13-26.

  • Pánico o miedo a salir, o síndrome de la cabaña.

    Qué tiempos retantes los que vivimos. Cambios en nuestras rutinas, horarios laborales, prácticas de relación y comunicación, hábitos de vida, medios para vivir el amor y maneras de comunicarnos. Hay a quienes la incertidumbre de estos tiempos y los retos en la situación económica, los han golpeado de manera más profunda. Este tipo de crisis a escalas grandes y con tanto en juego (lo económico, lo social, lo cultural, lo familiar, lo emocional, lo laboral, lo migratorio), nos despiertan síntomas o sentires que habían estado ocultos, nos encaran con las decisiones de vida que hemos tomado para llegar a cómo estemos en este momento, nos encaran con realidades de otras culturas o grupos de personas que no habíamos visto antes, nos confrontan con intensidad máxima en la relación con nosotros mismos y quienes convivimos, y eso, es naturalmente, muy retante. No hay un manual para vivir este tipo de situaciones desatados por la Pandemia. No hay manera de vivir la cuarentena siempre en el mismo estado de ánimo ni pensamiento; es normal y necesario pasar por todos los estados de ánimo y sentir agobio. Lo cierto es que no es deseable quedarnos en estados de desolación y sufrimiento profundo, ni mucho menos lidiar solos o solas con nuestro dolor, angustia, miedo, tristeza, ansiedad, estrés o preocupación. Cuando ninguna de estás cosas se sacan o se trabajan en espacios como la psicoterapia, normalmente terminan en síntoma y para muchas personas, en tortura (sufrimiento) emocional. Han pasado los meses. Yo no sé cómo te sientas tú, cómo estén los tuyos, qué pienses del mañana, qué parte del cuerpo te esté pidiendo atención o cuáles son los sueños o deseos que hoy te mueven; lo cierto es que para muchos, el hecho de estar en casa ha sido un gran reto por diversos motivos. Tal vez tú te sientas más cómodo o cómoda con esa situación, sin embargo tendrás a tu alrededor a personas que podemos ayudar a transitar de manera más empática y amorosa, hacia una realidad en y pospandemia más amable. Yo me encuentro en mi cotidianidad con muchas personas que, frente a las medidas del aislamiento que se han sostenido por muchos meses o semanas, se sienten raras, preocupadas o con temor de salir a la calle, de retomar rutinas con otras personas o temen que esto se quede para siempre. Cosas que antes eran cotidianas, como ir a comprar el pan del desayuno, se han convertido en todo un protocolo. Algunas de ellas me han reportado cómo, ante salidas o encuentros con personas, experimentan cuadros de ansiedad: palpitaciones, fatiga, sudoración, dificultades para dormir, pensamientos catastróficos, evitación extrema de cualquier encuentro, obsesión por medidas de desinfección o problemas gastrointestinales. ¿Qué es el síndrome de la cabaña? No se trata de un trastorno psicológico, es una consecuencia al hecho de pasar tanto tiempo confinados en un lugar específico, lo cual genera miedo paralizante a retomar espacios públicos. El síndrome de la cabaña no es una enfermedad en sí misma; sin embargo, los síntomas relacionados pueden llevar al paciente a tomar decisiones irracionales, las cuales potencialmente podrían amenazar su vida o la vida del grupo con el que está confinado Se produce un cuadro ansioso depresivo tras un época de encierro (ocurre también en procesos de enfermedad en el hospital o en casa, en la cárcel, secuestros, tiempos prolongados en zonas alejadas de contextos humanos). La persona se da cuenta de lo que siente cuando afronta la salida al exterior. ¿Cuáles son los signos? Inquietud Disminución de la motivación Irritabilidad Desesperanza Dificultad de concentración Problemas de sueño Impaciencia Tristeza persistente Cansancio Pensamientos muy negativos y catastrofistas Evitación de salir y contactar con otros Experimentar que la única zona segura es la casa Experimentar ansiedad cuando sales ¿Por qué ocurre el síndrome de la cabaña? Es una reacción normal de tu organismo, no obstante, al no detectarlo a tiempo te puede llevar a desencadenar futuros problemas cuando vuelvas a la rutina. También es necesario precisar que las situaciones de "encierro" pueden despertar cuadros pre-existentes de ansiedad, depresión, estrés o enfermedad psicosomática. Es necesario que acudas a un profesional de la salud mental para que pueda guiarte en este proceso, y acompañarte a extrapolar todo lo que perturba tu bienestar y generar nuevas y paulatinas rutinas con las condiciones actuales. ¿Qué hacer si me siento así? Planifica salidas graduales y con las medidas requeridas Cultiva prácticas de respiración, hidratación adecuada y autocuidado Contacta ocasionalmente de manera semanal, a personas de tu confianza Comparte tus datos básicos de ubicación a personas cercanas No te exijas de más y no te llenes de cursos o ideas de emprendimiento Revisa y re-organiza tu perfil laboral u ocupacional y ponlo en redes públicas profesionales No hagas dietas ni retos deportivos extremos No te auto-mediques ni te auto-diagnostiques Mantén rutinas diarias de estiramiento y movimiento del cuerpo controlado Procura hacer cosas que impliquen trabajo manual Desconéctate de redes sociales y no te exijas a responder todos los mensajes siempre Acude a Psicoterapia Te abrazo y espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • Psicosomática de la enfermedad: Claves de comprensión.

    La semana pasada hice un directo por mi cuenta en Instagram @ellamigra, hablando de este tema. El contenido que a continuación te presento responde a decenas de preguntas que me han hecho consultantes y participantes de mis actividades. Las resumí de la mejor manera que pude y espero el contenido te permita reflexionar un poco más y ser más empática contigo y el mundo; los testimonios que encuentras, son de consultantes mías que me han permitido compartirlos. "Sufrí tocamientos por parte de hombres cercanos a mi familia de pequeña. Nunca le conté a nadie y a pesar de lo vergonzoso y extraño a nivel físico que sentí esos eventos, pensé que no había tenido implicaciones en mí. Tuve una vida sexual muy activa y precoz, inicié a los 12 años. Ya en mis 30, con unos quistes que me aparecieron, hice recuento de cómo había sostenido taquicardias muy fuertes a lo largo de varios años, los médicos no encontraban ninguna causa pues decían que mi corazón estaba normal. Al iniciar terapia contigo, encontré un montón de cosas incómodas relacionadas con esos tocamientos. Nos costó mucho y no fue mágico, pero las taquicardias han casi desaparecido". ¿Qué son las enfermedades psicosomáticas? En términos generales se entiende que una persona sufre somatizaciones cuando presenta uno o más síntomas físicos y tras un examen médico, estos síntomas no pueden ser explicados por una enfermedad médica. Además, pese a que la persona pueda padecer una enfermedad, tales síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar. Todo ello causa a la persona que sufre estas molestias un gran malestar en distintos ámbitos de su vida. ¿Y qué tiene que ver el sistema familiar en esto? "Empecé con un miedo intenso a engordar, contaba todas las calorías. Nunca fue eso muy raro porque mis compañeras en el colegio estaban con las dietas, los pantalones debajo del ombligo y retos detox en redes sociales. Lo vi normal. Con el tiempo me desmayaba seguido y comía menos y menos, mi mamá llego a conformarse con cualquier cosa que tomara al día con tal de no pelear conmigo. Un día me desplome y realmente ahora mejor sé que mi cuerpo ya no se va a recuperar de las consecuencias, mi piel y mis huesos fueron los más afectados. Con mi paso en la fundación, con el equipo con el que trabajamos, tu viste lo que me costó salir de ahí y luego de entender lo que pasó conmigo y con mi cuerpo, de entender cómo mi autoestima estuvo implicada, llegué también a entender que mi anorexia nerviosa, hacia parte de ese lugar que ocupé de mediadora culpable entre las peleas y el desprecio que mi mama y mi papa vivieron entre ellos por años" El trastorno psicosomático se convierte en un indicador de un malestar que antes que nada hay que entender, y que hace referencia no sólo al individuo portador sino al contexto al que pertenece. Es el contexto el que le da sentido al síntoma y sólo teniendo en cuenta a éste, es posible decodificarlo. El síntoma entonces, si bien es corporal, adquiere un significado simbólico que va más allá del símbolo individual para convertirse en una “metáfora familiar”. Los sistemas familiares con problemas psicosomáticos son complicados, con una delimitación inestable en las fronteras entre generaciones, con una tendencia constante a la intrusión en los espacios no sólo físicos, sino también emocionales de cada uno de los integrantes. EL SÍNTOMA ES ENTONCES, UNA METÁFORA DEL SECRETO Y SOMBRA FAMILIAR. ¿Cómo se manifiestan en el cuerpo? La psicosomatización puede producir la dispepsia funcional, el síndrome de intestino irritable, mareos, síndromes dolorosos (desde dolores articulares, cefalea o dolores lumbares o cervicales) o fatiga crónica. Otros cuadros menos frecuentes: episodios de dolor torácico (descartadas causas cardiovasculares) o síntomas urogenitales. Para definir que un síntoma es producto de un trastorno psicosomático se necesitará llevar adelante un estudio juicioso que abarque con los tratamientos e identificación de la dolencia con origen somático. Por otro lado, si bien múltiples enfermedades pueden tener síntomas inexplicados con un componente anímico, es importante recalcar que no todas las enfermedades pueden ser psicosomáticas. ¿Cuál historia "recuerda" el cuerpo? “He pensado y tengo este miedo atroz, a que me quedaré sola. Tengo todo y nada. Hablo muchos idiomas y he trabajado durísimo por llegar a este país desarrollado. Y, sin embargo, parece que me quedaré como la amiga y familiar amargada y exitosa a los ojos de los demás. No fue cómodo carolina tengo que decir, que me hayas confrontado en esta terapia a mi historia de niña, pero ahora todo es más claro para mí y liberador. Crecí en una familia donde tuve que ganarme un lugar y donde mi madre estaba terriblemente confundida y separada de sí misma al nacer, y pues yo sin querer, desarrollé ese escaparme de todas las relaciones afectivas por temor a ese abandono primario inicial” Cuerpo, memoria emocional y sentimiento de seguridad. Las emociones son los conductores, a través de lo sensorial, lo visceral y lo propioceptivo, de regulaciones intercorporales en el apego en la díada madre–hijo, en los comienzos de la vida. Este vínculo de apego se continúa en parte en el psiquismo del adulto al interiorizarse la representación del objeto regulador. La emoción organiza la percepción, los pensamientos, la memoria, la fisiología, la conducta y la interacción social. Sin embargo, la necesidad de contacto sensorial y propioceptivo es inextinguible puesto que éste es portador de sutiles regulaciones que activan o inhiben funciones fisiológicas en improntas corporales no conscientes que recorren los mismos circuitos que las emociones. Esto provee cierta respuesta de por qué una pérdida puede desencadenar desregulaciones somáticas. Cuando ese apego no fue satisfaciente, el sujeto queda librado a la repetición mecánica de sensaciones que lo calman, no lo satisfacen. Se propone la observación y utilización de las sensaciones corporales tanto del paciente como del terapeuta, indicando trabajo corporal con los primeros, sobre todo ante una pérdida, a efectos de re-unir lo sensoriomotor con lo biográfico. ¿Cuáles son las causas? En lo referente a las causas, típicamente se ha descrito que cargas psicológicas como traumas, angustia o ansiedad persistentes pueden aportar a la génesis de estos trastornos, no obstante, no se puede descartar un componente hereditario. Se han planteado una serie de factores de riesgo para el desarrollo de trastornos interpretados como somatización: como el sexo femenino, menos años de educación o bajo nivel socioeconómico. De cualquier manera, hay que aclarar que la confianza que se tiene en esta información es baja a partir de la dificultad que existe en realizar estudios que analicen factores predisponentes. ¿Cómo se tratan las enfermedades psicosomáticas? El tratamiento de estas patologías tiene como eje el abordaje multidisciplinario contemplando los elementos “orgánicos” por médicos o especialistas según corresponda, tratamientos de rehabilitación y un seguimiento por psicólogos o psiquiatras según corresponda. Este tratamiento se basa en un enfoque Bio-Psico-Social (siempre por equipos de salud mental, no por consejeros, coaches ni similar), en el cual se asume una relación entre elementos distintos a los biológicos tradicionales como causa de las enfermedades. Asimismo, se plantea que optimización de componentes psicosociales de la vida de los pacientes pueden mejorar el manejo de las enfermedades. Te abrazo y espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • La ansiedad aparece sin darnos cuenta y nos desborda.

    He dedicado ya varias notas y espacios virtuales a hablar de la ansiedad como condición clínica y como experiencia biológica y emocional propia de nuestra condición humana y social. Estoy muy agradecida por la cantidad de mujeres (y hombres en el último tiempo) que me escriben con dudas acerca de cómo lograr una gestión y vivencia emocional efectiva lejos de las generalizadas modas de felicidad, éxito, mentorías o consejerías que prometen en un par de sesiones revolucionar tu ser. Aclaro que defiendo y promuevo el derecho a recurrir a diversos medios de autoconocimiento, sanación y bienestar emocional (yo misma he transitado por herramientas de muchas clases); sin embargo reitero que la salud mental, los trastornos emocionales, las dificultades en autoconcepto, autoestima y procesos mentales, se deben tratar únicamente en equipos interdisciplinares en salud mental. En los procesos de consulta individual he atendido a muchas mujeres que han experimentado episodios intensos de ansiedad en diversas situaciones. Para la mayoría de ellas, esos episodios han estado acompañados de síntomas físicos y emocionales que han dejado huella en su pensamiento, relaciones y resultados de vida. Detrás de la aparición de episodios crónicos de ansiedad, hay historias de abandono, necesidad de aprobación, miedo, dolor, ausencia, rabia, desconfianza y distorsión del autoconcepto. De acuerdo con diversos estudios, las mujeres somos más propensas a padecer trastornos de ansiedad por algunas causas como: Estrés Responsabilidad Perfeccionismo Inseguridad Desequilibrio emocional Acumulación de situaciones adversas Hoy te traigo algunas recomendaciones naturales que pueden ayudar a relajar tu sistema nervioso, y así bajar los niveles de ansiedad: Valeriana La valeriana es inductora del sueño (a dosis elevadas ejerce efecto hipnótico), ansiolítica, espasmolítica y relajante muscular, esto hace que esté especialmente indicada cuando hay dolor o contracturas musculares. Una de las interacciones importantes de la valeriana es su efecto potenciador de las benzodiazepinas. Algunos autores la incluyen por eso en los programas de deshabituación de las benzodiacepinas en dosis decrecientes. Pasiflora La pasiflora, además de ser ansiolítica y espasmolítica, tiene un efecto prolongador del sueño y mejora el descanso nocturno. Amapola de California La amapola de California no sólo tiene acción sedante sino que mejora la calidad del sueño. Asimismo, tiene un efecto ligeramente ansiolítico y espasmolítico. Espino blanco Está indicado especialmente para casos en que el nerviosismo aparece con palpitaciones y despertares nocturnos, hay que tener cuidado con ella si se toma digoxina puesto que ejerce una acción reguladora del ritmo cardíaco por vasodilatación de las arterias coronarias. Lúpulo El lúpulo posee acción sedante, ansiolítica e inductora del sueño. Está especialmente indicado en los trastornos emotivos de la menopausia por su acción fitoestrogénica. Es la planta de elección cuando hay despertares nocturnos en la menopausia. Melisa La melisa induce y mejora la calidad del sueño y del descanso nocturno. Es además espasmolítica y digestiva y es también muy útil cuando el sueño es de mala calidad. Manzanilla La manzanilla tiene acción sedante, espasmolítica y digestiva. Se suele utilizar como calmante en niños pequeños y lactantes. Plus: No olvides tomar también como rutina: Psicoterapia Kit de: 10 canciones que me salvan, frutas cítricas, notas de agradecimiento, pedir ayuda, mantras en la casa, una oración, plantas, colores verde y violeta Altares o símbolos Replantear estereotipos y fórmulas generalizadas de éxito, belleza o felicidad No creer todo lo que piensas Respiración diafragmática Psiquiatría Te abrazo y espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Mujer migrante: una invitación a la integración suprema.

    En esos días he estado trabajando nuevamente en asuntos migratorios. A propósito de ello, me pidieron escribir una nota reflexiva y acá te la comparto. Hay muchos motivos para migrar, y tantas historias y emociones particulares como seres humanos que emprenden el viaje y se mudan de vida y relaciones. No hay un proceso de migración igual a otro, aunque podamos hablar de condiciones y situaciones marco generales. La migración es el fenómeno de moverse temporal o definitivamente del lugar habitual de residencia hacia un nuevo lugar de acogida dentro del propio país o a través de fronteras internacionales. Migrar remueve como pocas experiencias en la vida nuestros anclajes vitales y nos encara con todo lo claro, luminoso y gris de nosotras mismas; nos pone de frente, al desnudo y en honestidad con nuestros miedos, sueños, visiones, dolores, alegrías y nuestro Ser. Nos encuentra con la profundidad humana y belleza del amor en su máxima expresión, porque es a través de él, que nos embarcamos en un viaje de autodescubrimiento, encuentro con la diferencia y agenciamiento de la propia vida más allá de las circunstancias. Independientemente de si vuelves a tu lugar de origen, la migración te marcará para siempre en un antes y un después; no serás la misma alma que fue y regresa, tendrás una identidad llena de matices, sabores, olores y sentires. La migración es profundizar en tus raíces (familiares, inconscientes y culturales) y sanar lo que ya no está, lo que se ha ido para siempre, lo que te costó y la que fuiste... es Ser tu hogar y hacer de cada morada un profundo presente de posibilidades. La migración implica agrandar tus alas para integrarte a ti misma como un ser sexual, espiritual, biológico, social, cultural, revolucionario, pensante, sensual, mental y emocional. En el trabajo que realizamos en consulta individual y en espacios grupales en Ella Migra, hemos descubierto estás 5 claves que te invitan a la integración suprema: 1. Las cosas no ocurren por ti sino para ti. Hay una danza necesaria para fluir con la vida y no en su contra; esa danza te invita a tomar el ritmo y dejarte llevar por la música de la vida cuando sea necesario. Es importante que cultives cuerpo, mente y espíritu tomando, recibiendo y soltando generosamente cada idea, prejuicio, creencia, emoción, experiencia, relación y elemento material, dado que todo ha llegado a ti para que te vuelvas soberana de tu propia energía y sabiduría. Implica estar atenta a no dejarte colonizar por el ego de las cosas que suponen una única manera de vivir, ser y sentir. No busques el por qué, ábrete al para qué. 2. Un camino que te ha elegido. Todas estamos invitadas irremediablemente a nuestra evolución. No importa el tiempo, el momento, el contexto, las vidas, las negaciones o tiranías que esto nos lleve. Así que toma ese reto tremendo de migrar, soltar y cambiar, para expandir tus alas en humildad, amor inteligente y creación de belleza con lo que Hoy te está siendo dado. Tal vez tus ancestros lo deseaban, tal vez tu voz necesitaba resonar con otros sentires e idiomas, tal vez tu llamado es tan fuerte que necesita expandirse. La migración te ha elegido. 3. La intención es tu equipaje. Procura cultivar el bienvenir. Dar la bienvenida a todo, a la luz y a la oscuridad, al dolor y a la alegría, al reto y al cariño. Sería irreal pretender estar sólo en la luz o en la felicidad tanto como sólo en la oscuridad o la tristeza, pues ambos extremos no son saludables. Entonces mejor hazle ritual de bienvenida a lo que llega, lo que se queda y a lo que se va y envíale luz. 4. Suelta el control y abraza la gestión: Esta experiencia te invita a que sueltes el control, a que te abras a la humildad, a que cultives la paz-ciencia, a que no huyas de tu dolor ni de la incomodidad porque tu mente y emociones son tu real equipaje; es una invitación amplia a que vivas todas las emociones sin aferrarte a la no sana intención de mantenerte sólo en la alegría o en la tristeza. Ábrete a gestionar tus herramientas y recurre a espacios psicoterapéuticos y espirituales que te orienten en ello. 5. Habitar mi Hogar. Habitar el presente, trascender las historias y versiones que fuimos, soltar la necesidad de controlar cada paso, emoción o situación propia o ajena y entregarse a la incertidumbre, es una tarea en la que todos los seres humanos nos encontramos. Por supuesto que es importante planear, calcular, proyectar, revisar la historia, evitar causar sufrimiento y sentir profundamente lo que cada cambio y reto implica; sin embargo, el reto está en cómo gestionar de manera efectiva mis ideas, emociones y sentires para poder cultivar la consciencia de cuáles maneras de ser me funcionan en el momento en el que me encuentro, para disfrutar y sentir lo que pasa en el ahora y cultivar desde allí (no desde la expectativa) las relaciones y prácticas de vida que me hacen bien y que anhelo. Te abrazo y estoy para ti, Con amor, Carolina.

  • El culto al cuerpo y los TCA.

    A lo largo de la historia, la imagen corporal ha estado determinada por la sociedad y la cultura. En el mundo occidental, esta imagen ha adquirido un valor tan fundamental que desde las últimas décadas del siglo XX se viene practicando un total culto al cuerpo. El pasado 2 de junio tuvo lugar el Día Internacional de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), con el objetivo de darles visibilidad y generar conversaciones de empatía, conocimiento y respeto alrededor de estos eventos. La ansiedad y el miedo generado durante el confinamiento, sumado a la cantidad de información en redes sociales circulando sin sustento profesional, empático ni real sobre el cuerpo ideal, la alimentación que necesitamos y el peso “saludable”, ha hecho que: las distorsiones en la autopercepción del cuerpo la obsesión por “comidas saludables y retos détox” y un profundo desconocimiento auténtico de nuestro cuerpo y la relación entre nuestras prácticas alimenticias y de cuidado, con nuestros estados emocionales, biológicos, genéticos, sociales y culturales, se aumenten y generen ideas desempoderantes en muchas niñas y mujeres porque “no están cumpliendo los parámetros de belleza o alimentación saludable que se suponen deben cumplir”, y también genera compulsión en muchas de ellas a comer alimentos o grupos de alimentos en exceso por la acción de la ansiedad o para tramitar el malestar emocional. Es importante sacar los TCA de la clandestinidad ayudando a hacer visible un problema que lleva muchos años escondido y normalizado entre creencias familiares, sociales o en medios de comunicación y redes sociales. La NEDA (National Eating Disorder Association) estima que sólo en Estados Unidos hay 30 millones de personas con un TCA como anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por atracón. A nivel mundial esta cifra asciende a más de 70 millones de personas. El problema con las estadísticas de los TCA es que muchas personas no buscan un diagnóstico o tratamiento por múltiples razones. Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) Los trastornos de la conducta alimentaria están caracterizados por un comportamiento patológico relacionado con un patrón anormal de ingesta alimentaria, por un lado, y una obsesión por mantener bajo control el peso corporal, por el otro. Implican complejos trastornos de distorsión cognitiva, afectando principalmente a adolescentes y mujeres. Estas patologías se caracterizan por la gravedad de la sintomatología asociada, elevada resistencia al tratamiento y riesgo de recaídas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha ubicado a los TCA entre las enfermedades mentales de prioridad para los niños y adolescentes dado el riesgo para la salud que implican. Los TCA más conocidos son la anorexia y la bulimia nerviosas, pero también existen otros, como el trastorno por atracón, u ortorexia (obsesión por la comida sana). Tipos de TCA Los principales tipos de trastornos de la conducta alimentaria son los siguientes: 1. Anorexia Nerviosa Es un trastorno caracterizado por una pérdida de peso inducida o mantenida por el mismo enfermo. Aparece un miedo intenso a subir de peso o engordar. La persona percibe un sobrepeso a pesar de tener un peso por debajo de lo considerado normal. Los métodos usados para adelgazar son la manipulación de la dieta, el ejercicio (75%), y los vómitos inducidos (20%). 2. Bulimia Nerviosa Está caracterizado por una preocupación exagerada por la imagen corporal y por repetidos episodios de ingesta excesiva de alimentos; a raíz de esto la persona adopta medidas drásticas para compensar la ingesta compulsiva. El paciente presenta atracones recurrentes, sensación de pérdida de control, y conductas compensatorias inapropiadas (vómitos autoinducidos; laxantes, diuréticos, enemas u otros medicamentos; ayuno; ejercicios excesivos…). 3. Trastorno por Atracón Al igual que la bulimia nerviosa, este trastorno se caracteriza por la ingesta compulsiva y recurrente. La principal diferencia es que la persona no realiza conductas compensatorias (laxantes, ayuno, vómitos…). Una de las consecuencias más habituales es el aumento de peso u obesidad, junto con los riesgos asociados (diabetes, colesterol, etc). Factores de Riesgo Los factores de riesgo facilitan la aparición de cualquier tipo de trastorno, incluido un TCA. Factores individuales: antecedentes familiares; rasgos de personalidad; baja autoestima; imagen corporal negativa, bullying, etc. Factores familiares: obsesión por patrones de belleza, falta de estructura familiar; ambiente controlador y exigente; ambientes que usan la comida como castigo, escasez, recompensa, experiencias vitales estresantes, etc. Factores sociales: irreal canon de belleza; exigencia mediática; deportes o actividades obsesivas, etc. Si la persona ha sido diagnosticada: Obsesión por el diagnóstico mismo que reduce a la identidad de la persona a esa condición, sobre exigencia a la persona para salir de allí, intervenciones restrictivas, punitivas o sólo clínicas, evitación de la familia o círculo cercano a hablar de ese tema y no abordaje de los afectos, dolores, vacíos, sufrimiento emocional y emociones vinculados con la historia personal. El tratamiento que los TCA exige se desarrolla dentro de un equipo multidisciplinar, formado por diferentes especialistas: médicos, psicólogos, enfermeros, educadores, etc. Los objetivos del tratamiento psicológico pasan por: Ayudar en la normalización del peso. Asesoramiento familiar. Aprender hábitos alimenticios saludables. Romper el patrón de castigo o recompensa con el que la persona se ha relacionado con la comida. Recuperar el derecho a comer libre e intuitivamente desde el autocuidado y autoconocimiento, disfrutando todos los grupos de alimentos. Deconstruir las creencias erróneas sobre el cuerpo y la alimentación que circulan en redes sociales y medios de comunicación. Gestionar las emociones (reconocer, regular y expresar las emociones de manera adecuada). Aprender a contactar y transitar eventos privados dolorosos (pensamientos, emociones, sensaciones físicas, experiencias de vida). Reconocer patrones evitativos y desarrollar pautas de afrontamiento efectivas. Prevenir recaídas. Eliminar la gordofobia y desmitificar que hay solo un tipo de cuerpos y eliminar la culpa sobre la creencia de que la persona por sí sola no puede autoregularse por lo cual necesita recurrir a dietas, medidas extremas de ejercicios. Hablar realmente qué es la obesidad y porqué es necesario sacar la conversación del cuerpo y la alimentación de esa condición puntual y particular. Te recomiendo revisar mi nota anterior sobre "Sana tu relación con la comida", en donde reflexionamos juntas de manera más general sobre este tema. Si crees que algo de lo acá expuesto te está afectando o está afectando a alguien quien quieres, si quieres hablar de este tema por curiosidad o necesidad, si necesitas una apoyo emocional urgente, si no sabes cómo empezar a hablar de esto, si crees que lo has probado todo y no puedes salir de esa situación, si crees que tu relación con la comida no se basa en el bienestar, si siempre que te ves en el espejo ves a alguien que no se ajusta a quien crees que eres o deberías ser...... Escríbeme, te ayudaré en lo que pueda y te contactaré con nutriólogos y un equipo interdisciplinar experto, amoroso, profesional y sensato. Te abrazo, Carolina.

  • NO puedo enfocar mi atención: Un acercamiento al trastorno de déficit de atención en adultos.

    Si te cuesta concentrarte en una actividad, si mantienes una especie de “inquietud interna”, si sientes una fuerte desorganización en tu vida, si tienes dificultad para establecer prioridades, falta de habilidad para manejar el tiempo, problemas para completar los trabajos en las fechas adecuadas, y si constantemente cometes errores por descuido, atención: probablemente sufres de déficit atencional. O quizás siempre lo has sufrido, pero nunca fue diagnosticado. Y menos, tratado. La característica esencial de este síndrome es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad. Esto es una condición que se manifiesta a lo largo de la vida, afectando a niños, adolescentes y adultos de todas las edades. Cómo se manifiesta en Adultos. El déficit atencional tiene relación en cómo funciona el cerebro y en cómo las personas se van adaptando a las diferentes demandas cognitivas que se les van presentando. Muchas personas con déficit atencional se acomodan bien a su realidad debido a sus capacidades. Pero, un buen rendimiento en el trabajo les demanda un aporte importante de energía. Así, las personas con esta condición que logran adaptarse a diferentes escenarios van teniendo un desgaste diario que los puede llevar a colapsar. De esta manera, no es raro ver profesionales exitosos de entre 30 y 40 años que se sienten muy cansados, que tienen problemas para dormir, que son dispersos y que, definitivamente, no rinden como lo hacían antes. Además, les cuesta mantenerse concentrados, tienen fallas en su memoria y se distraen fácilmente. Diagnóstico. Es clínico e interdisciplinar. El especialista debe investigar cuáles son los síntomas actuales del paciente y cómo ha sido su historia. Además, se deben realizar pruebas neuropsicológicas para detallar el perfil de funcionamiento cognitivo del paciente. Es necesario aclarar que cuando hablamos de un trastorno de este tipo, NO estamos hablando de un daño o fallo en el proceso de atención o memoria del paciente, por cuanto a que hay muchas atenciones y memorias involucradas en diferentes procesos; estamos hablando de una CONDICIÓN que altera los mecanismos neuropsicológicos de algún tipo de atención o un conjunto de ellos y que afecta el desempeño generalizado y algunas áreas de relación y adaptación de las personas. Cabe anotar que el cerebro tiene circuitos especiales para cada una de sus diferentes funciones. Los circuitos de la atención están en la corteza cerebral de la zona frontal, en el área llamada prefrontal, y que controlan la memoria de trabajo, la atención, la atención y la inhibición de las respuestas. (Soutullo y Díez, 2007.) La atención se divide en dominios en función del objeto de la atención y la respuesta atencional o el grado o nivel de atención del sujeto. Cada dominio de la atención tiene su función e importancia a la hora realizar una tarea, y cada acción o tarea requiere de un tipo de atención u otra. Arousal o estado de alerta Atención focalizada Atención sostenida Atención selectiva Atención alternante Atención dividida Si crees que tú o alguien de tu familia, convive con esta condición asegúrate de recurrir a expertos neuropsicólogos y asegúrate de confirmar CUÁL es el tipo de atención afectada, pues cuando hablamos de este diagnóstico NO quiere decir que todo el mecanismo de atención esté sobresaturado sino un tipo de atención o varias en particular, aspecto que sólo se sabrá con la evaluación profunda, adecuada y profesional en neuropsicología. Para el especialista es importante destacar que hay que ser cautos pues hay patologías que pueden confundirse con déficit atencional. Entre estas se destacan la depresión, la ansiedad, las obsesiones compulsivas y la demencia. Y esta es la razón de por qué es tan relevante que un neurólogo haga un diagnóstico diferencial de la condición. El diagnóstico en adultos resulta complicado debido a la comorbilidad, es decir, la coexistencia con otras patologías psiquiátricas, ya que los síntomas del TDAH se pueden solapar con los de los otros trastornos como trastorno por abuso de sustancias, trastornos de ansiedad y del ánimo. El TDAH se ha considerado durante mucho tiempo un trastorno propio de la infancia y de la adolescencia, pero los síntomas y el impacto funcional del TDAH no siempre desaparecen al pasar a la edad adulta y el trastorno puede persistir en más del 50% de los casos. Se asocia con un impacto importante a nivel clínico, funcional y de calidad de vida. Un estudio epidemiológico realizado a nivel internacional en la población general señala que la prevalencia del TDAH en adultos es del 3,4%3. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de estos adultos con TDAH no están diagnosticados. Síntomas del TDAH en adultos. Hiperactividad La hiperactividad, aunque menos presente en esta etapa de la vida, se puede transformar en: – una actividad constante – horarios sobrecargados – elegir trabajos que les requiera una mayor ocupación – pueden convertirse en adictos al trabajo Déficit de atención El déficit de atención, más marcado en esta etapa de la vida, se manifiesta en: – problemas de atención y concentración – desorganización e incapacidad para organizar trabajos o tareas – dificultad para iniciar y finalizar proyectos – problemas de gestión del tiempo – facilidad para olvidarse de las cosas El déficit de atención se manifiesta principalmente en las actividades que requieren un mayor nivel de atención y concentración en el tiempo, y en general, los lleva a ser poco organizados e inconsistentes, por lo que pueden tener más problemas en el entorno laboral. Impulsividad En cuanto a la impulsividad en la edad adulta, se caracteriza frecuentemente de la forma siguiente: – terminar las relaciones prematuramente – cambiar de trabajo constantemente – carecer de paciencia para distintas actividades – perder el control – conducir de forma temeraria (con un mayor porcentaje de accidentes) – alto número de multas y probables retiradas de carné – consumo de tóxicos Los síntomas de impulsividad en la edad adulta tienen un fuerte impacto en la vida familiar, laboral y social. Aspectos positivos. Lo bueno es que no todo es negativo. Las personas con estas características tienen capacidades sobresalientes. Por ejemplo, tienen una enorme facultad para percibir todo tipo de información; tienen todas las antenas puestas. Son personas muy sensibles, muy intuitivas y muy buenos líderes. Por lo general, son exitosos si están haciendo cosas o trabajos que los estimulan. Por otra parte, tienen una gran capacidad para conceptualizar; esto significa que con poca información pueden manejar muy bien un tema. Son buenos vendedores, psicólogos, doctores, publicistas y arquitectos ya que entienden la necesidad del otro. Así son capaces de plasmar las ideas de los demás y tienen mucha empatía y percepción del resto. Cuándo sospechar. Hay ciertas claves que pueden hacer pensar que un adulto puede tener déficit atencional. Por ejemplo, aquellos que durante su etapa de colegio siempre tuvieron un promedio medio, medio-bajo y, sin embargo, obtuvieron excelentes puntajes en estudios posteriores. También entran los casos contrarios: alumnos de grandes promedios en el colegio que una vez que llegan a la universidad, comienzan a repetir ramos y a cambiarse una y otra vez de carrera, y luego de trabajo. “El punto es estar atento a las disociaciones entre los logros de una persona y sus capacidades”. Tratamiento. El déficit atencional siempre se debe tratar; si no se hace, cada vez se hará más evidente, y por lo tanto, acarrea más problemas a la vida diaria. Lo más importante es que tanto el paciente como su familia entiendan qué es lo que está pasando y sepan de qué se trata el déficit atencional. Que sean capaces de comprender al paciente cuando, por ejemplo, no llega con todo lo que se le pidió del supermercado. El tratamiento farmacológico sólo se debe indicar en casos necesarios y se hace considerando el rendimiento y la calidad de vida que tenga el paciente al momento de consultar. Será clave SIEMPRE, independientemente de si se requiere o no algún tipo de medicación, intervención psicoterapéutica especializada, así como son recomendables la práctica de estrategias de Mindfulness y Arteterapia. En todo caso, se hace necesario aclarar que lo que buscan los tratamientos –más allá de mejorar el rendimiento de una persona– es que el paciente tenga una mejor calidad de vida, que le cueste menos tener tiempo libre, que establezca buenas relaciones y que pueda disfrutar más de los momentos. Por último, hay que señalar que los tratamientos son indefinidos ya que dependen de la exigencia cognitiva de cada persona. Y a pesar de que no existe nada que “cure” el déficit atencional, si este es debidamente diagnosticado y tratado, se convierte en una condición totalmente manejable. BIBLIOGRAFÍA. 1. Faraone SV, Biederman J, MIck E. The age-dependent decline of attention deficit-hyperactivity disorder: a meta-analysis of folow-up studies. Psychol Med 2006. 2. Ramos-Quiroga JA, Bosch-Munsó R, Castells-Cervelló X, Nogueira-Morias M, García-Gimenez E, Casas-Brugué M. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad en adultos: caracterización clínica y terapéutica. Rev Neurol 2006. 3. Ramos-Quiroga JA, Chalita PJ, Vidal R, Bosch R, Palomar G, Prats L, et al. Diagnóstico y tratamiento del trastorno por déficit de atención/hiperactividad en adultos. Rev Neurol 2012. 4. Fayyad J, De Graaf R, Kessler R, Alonso J, Angermeyer M, Demyttenaere K, et al. Cross-national prevalence and correlates of adult attention-deficit hyperactivity disorder. Br J Psychiatry 2007. 5. Wnder PH. Attention-deficit hyperactivity disorder in adults. Psychiatr Clin Nosrth Am 1998. 6. Kessler RC, Adler L, Barkley R, et al. The prevalence and correlates of adult ADHD in the United States: results from the National Comorbidity Survey Replication. Am J Psychiatry 2006.

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