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  • Trauma colectivo y pospandemia.

    Nunca habíamos estado tan solos(as) juntos(as), ni tan juntos(as) mientras estábamos vulnerables. Lo vivido en el marco de la pandemia por coronavirus ya había creado las condiciones para un trauma colectivo extraordinario. Luego (o de manera paralela), el terrible horror de algunos eventos sociales como el asesinato de líderes y lideresas sociales en Colombia y países centroamericanos, la guerra en Ucrania y la escalada de violencia en algunos países de Europa en los últimos meses, asestó a la psique colectiva. ¿Cómo soportar estas dos catástrofes, una que agrava la otra, cómo no sucumbir al miedo, la hostilidad o el abatimiento? Hoy te comparto una nota muy personal, a propóstio de los contextos laborales en los que me muevo. Hace unas semanas tuve una conversación con una colega cercana en Ucrania. "¿Qué le está pasando a mi país?", me dijo por teléfono, con la voz quebrada por la agonía. Creció cerca de algunos de los principales lugares protagonistas de la tragedia de los últimos 100 días en ese país. No estaba planteando una pregunta; en ese momento, cualquier respuesta, por muy bien intencionada que fuera, habría sido inadecuada. Necesitaba expresar su dolor, que ese dolor fuera presenciado y recibido. En todo el país y en todo el mundo, mientras tratamos de evitar estar traumatizados(as) por trágicos momentos propios de la humanidad, debemos entender que el trauma no es lo mismo que sufrir un trastorno emocional, dolor, miedo, pena, rabia o pánico, no si podemos atravesar esas emociones, encontrar formas de liberarlas para volver a un sentido pleno y presente de nosotros(as) mismos(as). Sólo estamos traumatizados(as) cuando nos sentimos más constreñidos(as) de lo que estábamos antes del acontecimiento que indujo las emociones estresantes: cuando seguimos con temor después de que la amenaza haya pasado, a la defensiva o agresivos(as) en ausencia de peligro presente, con dolor crónico cuando nada en el momento nos está "tocando". La experiencia del duelo genuino protege del trauma. En las primeras semanas de la pandemia de COVID-19 yo misma me encontré en un estado de negación parcial. "¿Por qué hacen tanto alboroto?" pensé. "No es peor que la gripe". Sí, sonaba un poco como el entonces presidente de Estados Unidos que había elevado la negación a riesgo del peligroso absurdo. Pero con el tiempo, empecé a notar una pesadez en el pecho, una tensión constante. Me pregunté a qué se debía. "Tal y como están las cosas, personalmente estoy entre los menos incomodadas por las restricciones sociales", me decía. Mi única agenda para esos meses era procurar seguir apoyando con Ella Migra a tantas personas en los espacios pagos y gratuitos, y dejar en pausa tantos otros proyectos y claro, tratar de mantener el vínculo sagrado con quienes amo. En ese sentido, el encierro fue un regalo del cielo, una medida disciplinaria no solicitada pero útil que me impuso el destino. Entonces, ¿por qué la tensión? Pronto reconocí que me estaba tensando para defenderme de la apertura al dolor. Algo en mí comprendía y se resistía a aceptar que, para bien o para mal, estaba perdiendo algo. Todos(as) estábamos perdiendo algo: una sensación de seguridad a la que, aunque sea ilusoria en el mejor de los casos, todas las personas nos aferramos; una sensación de normalidad que, por muy precaria que sea, nos mantiene en un mundo que nos parece familiar y en el que sentimos que sabemos cómo ser; una sensación de nosotros(as) mismos(as). Cuando finalmente permití y reconocí el dolor y encaré lo mejor que pude la realidad de la pérdida, la tensión disminuyó. Sentarse con el dolor es necesario, pero este proceso, siempre difícil, lo es aún más por nuestra situación actual. El tacto es esencial para los seres humanos; es la forma más elemental de conectar. En momentos de duelo, la costumbre humana universal es reunirse, llorar juntos(as), abrazarse, participar en el llanto, la oración, el ritual, comer juntos(as), apoyarse mutuamente en la absorción de la pérdida. El virus ha inhibido y limitado las dimensiones físicas del duelo. Al igual que lo que ocurre en Ucrania y las macabras muertes de líderes y lideresas sociales en Colombia; se cobra sus víctimas sin previo aviso, una a una, en aislamiento, sin el consuelo de los seres queridos para aliviar y apoyar el fallecimiento. Tras la muerte, los(as) dolientes no pueden consolarse físicamente unos(as) a otros(as). Incluso los funerales tienen lugar en una soledad espeluznante. Uno de nuestros retos para evitar el trauma es hacer el duelo en juntanza. Pero en muchos casos se debe vivir en soledad o lejos del cuerpo que duelar, y entonces allí la gente está encontrando bellas maneras de hacerlo, tanto en Colombia y Ucrania como en todo el mundo. Estas muestras de duelo colectivo nos recuerdan que no tenemos por qué estar traumatizados(as) -es decir, constreñidos(as)- por los acontecimientos dolorosos y temerosos que ahora nos envuelven. Podemos crecer a partir de ellos. No es demasiado pronto para empezar a preguntarse cuáles pueden ser las lecciones de las catástrofes de hoy. Una verdad evidente que se revela es la unidad de toda la vida y, en particular, de toda la vida humana. ¿Podremos seguir negándola, seguiremos siendo ajenos(as) a ella cuando todo esto termine, si es que alguna vez termina del todo (las guerras, la maldad humana)? La pandemia de coronavirus y los asesinatos a líderes y lideresas, tanto como las guerras (invasiones) actuales, han puesto de manifiesto la forma en que esta verdad se oscurece con demasiada frecuencia en nuestra cultura, recordándonos las fracturas sociales que hemos ignorado durante demasiado tiempo. En todo el mundo, los(as) más vulnerables y los(as) más oprimidos(as) y marginados(as) sucumben de forma desproporcionada al virus y las violencias. Hay que experimentar el dolor, hay que sacar lecciones de ambas tragedias. Si no lo hacemos, el resultado será un trauma. En la segunda temporada del Psicopodcast, abarcaré a profundidad el vínculo entre la experiencia del trauma y las adicciones. No te pierdas todo el contenido de la primera temporada. Invitación: Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. El próximo Sábado 11 de Junio de 2022 hay encuentro. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • El erotismo y el autocuidado.

    En el segundo encuentro de nuestro espacio grupal del programa "Emociónate" hablamos de amor inteligente e inteligencia erótica. Y a propósito de lo que conversmaos en ese espacio y de mi trabajo de consulta privada con cientos de mujeres y algunas parejas, he encontrado que es esencial que hablemos del vínculo entre erotismo y autocuidado. Empecemos con claridad en algo: Es importante asumir la responsabilidad de nuestro deseo. ¿Por qué? Porque el deseo es una expresión de nuestra capcidad de elección en medio de las diferentes circunstancias. Nadie puede obligarnos a desear, a hacer algo talvez, pero no a desear. Así que si es nuestro, también es nuestra responsabilidad activarlo. La libertad siempre viene acompañada de responsabilidad. Podemos activarnos y podemos apagarnos. Podemos tener pensamientos que nos cierren al instante y pensamientos que nos mantengan en apertura a la posibilidad y a la curiosidad. Podemos animarnos y podemos adormecernos. El erotismo surge de la tensión entre la excitación y la inhibición y se manifiesta en las cosas que decimos y hacemos, en cómo actuamos y en cómo pensamos. Tendemos a pensar en el erotismo como un estado sexual compartido por dos o más personas, pero en realidad, comienza con lo que pasa en mi interior según las condiciones que me rodeen. Y requiere práctica. ¿Qué es el erotismo? El erotismo no es sexo; es la sexualidad transformada por la imaginación humana. Son los pensamientos, los sueños, las anticipaciones, los impulsos rebeldes e incluso los recuerdos dolorosos que conforman nuestros vastos paisajes eróticos. Se nutre de toda nuestra experiencia humana, de las experiencias de tacto, juego o trauma de la primera infancia, que luego se convierten en las piedras angulares de nuestra vida erótica. Sabemos que incluso las cosas que nos dan más placer pueden provenir de las fuentes más dolorosas. El erotismo no es cómodo y limpio. Revela luchas internas, tensiones emocionales, una mezcla de excitación y ansiedad. De hecho en consulta individual de psicoterapia, encuentro a menudo cómo a los traumas más primarios de nuestra experiencia infantil, les gusta camuflarse en nuestra adultez de deseos y elecciones con respecto a la vivencia de nuestra sexualidad en su más amplia expresión y con eso vienen muchas dificultades de vínculo, creación y permanencia en relaciones. ¿Cómo accedemos a él? A menudo hablo de cómo las parejas que están plagadas de aburrimiento sexual se encuentran ahí por una falta de vulnerabilidad con sus parejas (recuerda la nota que hice de este tema). Dan prioridad a la práctica sobre la exploración de los deseos ocultos que les excitan. Lo mismo puede decirse del individuo. Cuando estamos en soledad, la mayoría de las veces sabemos qué es lo que hace "el trabajo". El porno. Juguetes. Una intensa concentración en un punto dulce específico seguida de un rápido final. Pero para experimentar realmente los beneficios del erotismo, no se puede tratar como un trabajo. Entonces, ¿Tenemos miedo de lo que puede ocurrir cuando bajamos el ritmo y pasamos realmente un tiempo de calidad con nuestra propia presencia? Ahora más que nunca, somos nuestros propios panópticos, experimentando el control social desde dentro. Nos medimos y juzgamos, y a veces experimentamos nuestro cuerpo como una prisión en lugar de un castillo lleno de habitaciones para explorar con calma. Y si nos cuesta estar dentro de nuestro cuerpo, ¿por qué íbamos a dedicar tiempo a explorarlo? O, para el caso, ¿cómo podríamos sentirnos en seguridad para invitar a otra persona a entrar? No me refiero sólo a la penetración. Hablo de entrar en nuestra persona, en nuestros sueños, en lo que somos, en nuestro corazón y nuestra alma. Muchos de nosotros(as) somos tan autocríticos que olvidamos estas maravillas internas. El autocuidado erótico comienza con la disminución de nuestra crítica interna y con darnos simplemente el permiso de sentirnos hermosos, de disfrutar de nuestra propia compañía, de ser más compasivos(as) y realistas con nosotros(as) mismos(as) sin vacilar entre el exceso y la represión. Estoy pensando en las muchas personas que han descrito el uso de sus dedos para pasar por encima de la multitud de posibilidades -más guardadas en la fantasía que en la realidad- cuando esos mismos dedos podrían usarse para darse placer a sí mismos(as). Me apago cuando... Incorporar el erotismo a un plan de autocuidado consiste básicamente en aflojar la soga de un mandato cultural muy desarrollado sobre el autocontrol y trabajar en Psicoterapia el patrón de nuestros traumas, de modo que podamos explorar lo que aporta vivacidad y vitalidad a nuestras vidas. Ya sea que busquemos explorar el erotismo por nuestra cuenta o con una pareja, siempre comienza en la fuente: nuestro yo y el yo alimentado de relaciones significativas. Basándome en el trabajo de la terapeuta Gina Ogden, me gusta pedir a las personas en consulta que completen esta frase: "Me desconecto cuando..." Las respuestas son infinitas. "Me desconecto cuando... miro el correo electrónico antes de acostarme; cuando me preocupo por los niños; cuando me estreso por el trabajo o por el estado de mis finanzas; cuando como en exceso o no hago ejercicio". Observa que, en esta lista, hay muy poco que sea específicamente sexual. Lo que nos apaga son las cosas que nos quitan la energía y la vivacidad. Me enciendo cuando... Lo mismo ocurre a la inversa. Cuando pido a la gente que complete la frase "me enciendo cuando....", las respuestas suelen tener que ver con dedicar tiempo al cuidado personal: ir a la naturaleza, bailar, mimarse, conectar con el cuerpo y la sensualidad, nutrirse. Nos excitamos cuando nos llenamos de energía, cuando estamos encarnados y concentrados, no en un objetivo concreto, como tener un orgasmo, sino en el momento presente. Quizá sea la sensación de un cuadradito de chocolate negro derritiéndose en nuestra lengua. O el momento en que, en la ducha, empezamos a notar el agua caliente en la nuca, las axilas y el pecho. Hay muchas partes de nuestro cuerpo que nunca pensamos en lavar, revisar o tocar. A veces ignoramos estas partes de nosotros(as) porque, en algún momento, empezamos a cerrarlas. Tal vez nos hirieron profundamente y no confiamos en nosotros(as) mismos(as) para abrirnos de nuevo. Tal vez sentimos que ya no merecemos ser atractivos(as) porque ya no tenemos el cuerpo en forma o la cabeza llena de pelo que teníamos antes. O tal vez la enfermedad nos ha transformado, nos ha confiscado los pechos, el útero, los testículos u otra parte de nosotros(as) que nos hace sentir poco sexy o poco atractiva. A veces estamos de luto o nos sentimos culpables, como si no mereciéramos ser sensuales o despertarnos porque acabamos de perder a alguien. A veces simplemente estamos molestos(as). Desde las tensiones del día a día, pasando por los resentimientos, hasta las heridas más profundas, hay muchas razones para que las personas se sientan fuera de contacto con su yo erótico. A menudo, cerrarnos se siente como lo único que podemos controlar. Incorporar el erotismo a nuestros planes de autocuidado puede alterar nuestra relación con el control y transformar nuestro estado de ánimo. Se trata de procurar la receptividad, disposición, apertura. Estos son verbos muy importantes en el ámbito de lo erótico. No se trata de decir sí o no a todo; se trata de estar en disposición a explorar. Cuando nos cerramos durante un periodo prolongado, no nos sentimos abiertos(as) ni receptivos(as). Queremos que los demás nos hagan desear, pero eso no funciona tan bien, ¿recuerdas? Querer es algo que nos pertenece por completo. Nadie puede hacernos desear, excepto nosotros(as) mismos(as). El deseo y la autoestima van de la mano. Para desear, necesitamos sentirnos merecedores(as), una idea que Susan Rubin Suleiman exploró en su libro "El cuerpo femenino en la cultura occidental". Lamentablemente, con demasiada frecuencia, cuando no nos sentimos atractivos(as), no podemos imaginar que otra persona nos vea con ojos diferentes a los que nos vemos nosotros(as) mismos(as). Y ciertamente no sentimos que merezcamos su toque sensual o el nuestro, para el caso. Esta es una de las formas en que habla el autorrechazo. Quiero animarnos a cambiar el guión: Me merezco un descanso. Me merezco dejar de trabajar. Merezco tumbarme. Merezco sentirme bien. En esa sana sensación de derecho, no producimos nada; no hay nada que medir. Es un interludio radiante, una decisión de notar aquello a lo que generalmente no prestamos atención, de abrirnos a recibir y responder. Ampliar el reino de los sentidos: Cuando ampliamos el ámbito de los sentidos, invitamos al mundo a entrar. Me encanta hacer las siguientes preguntas a la gente. Respóndelas tú: ¿Cuál es tu temperatura favorita del agua? ¿Cuál es tu temperatura favorita en general en el exterior? ¿Cómo respondes al sol, al viento, al aire? ¿Eres consciente de lo que toca tu piel, de lo que te rodea? Cuando te lavas, ¿cuál es tu relación con el cuerpo que estás lavando? ¿Disfrutas tocándote? Y no me refiero sólo a los genitales, sino a complacerte y tranquilizarte. Cuando bebes café o té, ¿te limitas a engullir o a saborear? ¿Eres consciente de tus experiencias de forma sensorial, sensual y física? ¿Cuál es el sentido con el que más haces el amor? ¿Qué sentido apenas notas o utilizas? Incorporar el erotismo a tu plan de autocuidado. Hay muchas maneras de incorporar el erotismo a nuestro plan de autocuidado, desde la integración de diferentes tipos de tacto -energético, cariñoso, sexual y erótico- hasta la exploración del masaje, las caricias, las cosquillas y los juegos pervertidos. Jaiya, una trabajadora corporal sexóloga que se he leído en alguna ocasión, explica las fases del tacto, empezando por el rondar hasta la curación y más allá. También recomiendo la serie de Chen Lizra "Inteligencia somática", en la que enseña Sabrosura, que tiene sus raíces en el arte cubano de la seducción. Lizra enseña la confianza, la conciencia del cuerpo y cómo mantener la tensión a través del movimiento de la actitud. Prueba esto: deja que tus dedos rueden desde el codo hasta la muñeca de la forma más lenta que puedas. Luego ve aún más despacio. Para mí ha sido personalmente, el habitar mis recuerdos, el escribir, el saborear, el aprender algo nuevo, el comer con los sentidos, el explorar algo nuevo cada día. Es una conexión placentera y sensual que nos recuerda que vale la pena vivir la vida, incluso cuando nos duele o nos cuesta. Estar en nuestro cuerpo no tiene que ver con el rendimiento o los resultados. Se trata de volver a casa. Si queremos ser capaces de conectar mejor con nuestro cuerpo, debemos invitarnos a explorar diferentes experiencias en torno a nuestros sentidos, y en torno a nuestra sensualidad. Hacerse amigo(a) de nuestro cuerpo y hacer las paces con él es el comienzo de una de las mejores relaciones que podemos tener: la relación con nosotros(as) mismos(as). Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • ¿Quieres sentirte bien? Activa tu nervio vago

    No te dejes llevar por su nombre. Este nervio es un centro neurológico que tiene la llave de tu bienestar integral. ¡Aprende su función! El nervio vago es en realidad un haz de nervios que va desde el intestino, pasando por el corazón, hasta el cerebro. Es el nervio craneal más largo y tiene comunicación con todos los órganos. Su función principal es alimentar el sistema nervioso parasimpático. El sistema nervioso parasimpático forma parte del sistema de servicio autónomo conocido como sistema de "descanso y digestión". Interviene en el ritmo cardíaco, la excitación sexual, la digestión, la micción y la actividad gastrointestinal. Cuando queremos mejorar por ejemplo, procesos complejos de ansiedad, nuestra tarea está en activar de manera controlada y consciente nuestro sistema parasimpático. El nervio vago trabaja incansablemente para controlar la inflamación. Alerta al cerebro para que libere neurotransmisores cuando hay proteínas inflamatorias llamadas citoquinas. Estos neurotransmisores ayudan al cuerpo a reparar y luego a reducir la inflamación. Otra función del nervio vago es desencadenar la liberación de acetilcolina, que controla los músculos, dilata los vasos sanguíneos y reduce el ritmo cardíaco. Se puede decir que el nervio vago puede ser el nervio más importante que la mayoría de la gente desconoce. Los(as) científicos(as) han relacionado la disfunción del nervio vago con la inflamación crónica, la depresión, la ansiedad, las convulsiones, el ritmo cardíaco anormalmente bajo, los desmayos y los problemas gastrointestinales. De hecho, la investigación sobre este nervio ha sido tan prometedora que se han implantado estimuladores del nervio vago en pacientes y se ha encontrado éxito incluso en casos de depresión y epilepsia intratables. El dispositivo se implanta quirúrgicamente bajo la piel y envía señales eléctricas al nervio vago. Una vez estimulado, el nervio vago empieza a comunicarse con el resto del cuerpo. Por suerte, no es necesario operar. El nervio vago puede mejorarse de forma natural mediante la estimulación con técnicas que pueden realizarse en casa. Trabajar para fortalecer tu nervio vago te ayudará con el estado de ánimo, la digestión y el bienestar general. 10 maneras de mejorar el nervio vago: 1. Hacer gárgaras. Esta es probablemente la forma más sencilla y accesible para que una persona trabaje en su tono vagal. Por la mañana realiza gárgaras con agua lo más fuerte que pueda. Sabrás que has estimulado el nervio vago cuando empieces a tener una respuesta de lágrimas en los ojos. 2. Respiración. Las respiraciones lentas y profundas desde el vientre estimularán el nervio vago. Siéntate o túmbate y respira todo lo que puedas. Mantén la respiración durante uno o dos segundos y luego suéltala. Repite esto de 5 a 10 veces. Después te sentirás en relajación. 3. La risa. La risa libera una tonelada de neurotransmisor que mejora el tono vagal. Ríete mucho y a menudo. 4. Yoga. La respiración y el movimiento del yoga ayudan a la digestión y se ha demostrado que aumentan los niveles de GABA. Mejorar los niveles de GABA estimulará el tono vagal. 5. Cantar. Cantar hace trabajar los músculos de la parte posterior de la garganta, lo que estimula el nervio vago. Sólo asegúrate de cantar a pleno pulmón para que este efecto se produzca. 6. Duchas frías. Las duchas frías son difíciles al principio, pero pueden mejorar mucho el tono vagal. A medida que te adaptas al frío, el sistema nervioso simpático disminuye y el sistema parasimpático se fortalece afectando directamente al nervio vago. 7. Masaje. Un masaje estimula los linfáticos y mejora el tono vagal. 8. Aromaterapia. Los aceites esenciales como la lavanda han demostrado aumentar la variabilidad del ritmo cardíaco, lo que mejora el tono vagal. En mayo continuaremos con nuestro segundo encuentro para hablar sobre inteligencia emocional en el amor con otras personas y en el amor propio. Si quieres recibir el plan completo de temas de trabajo en nuestros encuentros para este 2022, escríbeme aquí. Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Heridas de la infancia.

    Todos tenemos heridas emocionales. Estas se forman en nuestra primera infancia, en función de la dinámica relacional que tenemos con nuestros principales cuidadores. A lo largo de la vida, vamos reproduciendo, una y otra vez, situaciones que nos acercan a esa herida. En nuestros encuentros grupales del sábado pasado, trabajamos en ideas clave para empezar a entender las heridas de la infancia en nuestra vida, y más aún, para ver el lugar que ellas ocupan en nuestra vida y lo que podemos hacer en el presente para entenderlas. Trabajamos sobre una propuesta de auto-evaluación para ver cómo operan esas heridas emocionales en nuestra vida y reflexionamos alrededor de dos ideas o mantras esenciales. Nuestras heridas emocionales se basan en la necesidad inconsciente de repetir el patrón. Esto satisface una necesidad de sentirnos seguros, para nosotros como seres humanos. La repetición de comportamientos está relacionada con la supervivencia. Hacemos las cosas que conocemos, las cosas familiares. Utilizamos, precisamente, los mecanismos de defensa que creamos cuando éramos niños y que nos permitieron afrontar, de la mejor manera posible, las primeras experiencias que podían causarnos dolor. Indudablemente, cada uno de nosotros ha tenido sus propias experiencias, ha estado inmerso en un sistema familiar único, dentro de unas normas sociales y culturales específicas. Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene una forma particular de gestionar las situaciones que nos presenta la vida. Sería simplista etiquetar y envolver una caja y pretender que todos hemos vivido lo mismo. Sin embargo, hay 5 heridas emocionales que, como seres humanos, compartimos. Con cada herida, hay también un mecanismo de defensa que creamos para gestionarla. Parece contraproducente que, para evitar a toda costa que nuestro miedo se haga realidad, lo que hacemos, en realidad, es perpetuarlo. Y, así, creamos situaciones repetitivas en las que revivimos nuestra herida, hasta que podemos comprenderla y trascenderla. Las 5 heridas viven dentro de cada uno de nosotros. Dependiendo de cada caso, puede haber una más fuerte que otra. O, tal vez, puede haber dos que sean igual de importantes. Lo fundamental es tener una comprensión más amplia que nos lleve a conocernos mejor. Saber que lo que vivimos en la infancia nos sigue afectando hoy y que ser conscientes de ello es el primer gran paso para sanar. El miedo al abandono: Esta herida está relacionada con los niños que sintieron una profunda soledad. Se crea, generalmente, entre los 0 y los 5 años de edad. Tal vez uno de los padres no estaba presente o, aunque lo estuviera físicamente, existía una gran barrera emocional que no permitía al niño sentir su presencia plenamente. Suele ocurrir predominantemente con el progenitor del sexo opuesto. Su máscara o mecanismo de defensa es la dependencia. Esto les hace depender emocionalmente de sus parejas y de su círculo más cercano. Sienten que realmente no pueden valerse por sí mismos. Miedo al rechazo: Se genera desde el momento de la concepción, hasta el primer año de edad. Se vive, principalmente, con el progenitor del mismo sexo. El sentimiento es de no aceptación, sintiendo que no son totalmente aceptados por el cuidador. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando la madre acaba de dar a luz y tiene mucho dolor y no puede sostener al bebé, o en el caso de una depresión por parte del progenitor. La máscara se escapa. Las personas con esta herida pueden aislarse, o cuando son rechazadas en la vida adulta, tienden a hacer un corte definitivo o a desaparecer. Miedo a la traición: Se origina entre los 2 y los 4 años de edad. El niño siente que su cuidador le ha decepcionado. Que no puede confiar en él, que no ha cumplido las expectativas. La máscara o mecanismo de defensa es el control. Las personas con esta herida sienten una gran necesidad de controlar todo lo que les rodea. Les cuesta confiar en los demás. Intentan imponer su punto de vista y no toleran las mentiras por parte de los demás. Miedo a la humillación: Se genera entre el primer y el tercer año de vida. Han tenido una experiencia de frustración en relación con el placer. La imposibilidad de disfrutar plenamente. Su máscara es el masoquismo. Anteponen las necesidades de los demás a las propias. Tienen una actitud servicial. Tienen pánico al disfrute porque temen que las emociones les desborden. Miedo a la injusticia: Se da entre los 4 y 6 años de edad. Han sentido que el desarrollo de su individualidad ha sido totalmente coartado. Han experimentado frialdad e insensibilidad por parte de su cuidador. Generalmente, el padre o la madre del mismo sexo. Su máscara es la rigidez. Necesitan vivir en un mundo perfecto, donde, no hay lugar para el dolor. Tienden a bloquear su sensibilidad. Y son muy exigentes consigo mismos. En mayo continuaremos con nuestro segundo encuentro de bienestar. Si quieres recibir el plan completo de temas de trabajo en nuestros encuentros para este 2022, escríbeme aquí. Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Invitando a la Vulnerabilidad.

    A propósito de nuestro espacio de terapia grupal de 9 sesiones y 9 temas que haremos a lo largo de este 2022, en donde nos dedicaremos a aprender herramientas de gestión sencillas para atender temas difíciles de nuestra vida, quiero hoy hablar sobre la invitación a la vulnerabilidad en el contexto de pareja y creo que aplica para culquier relación íntima. La experiencia de abrirnos y cuidarnos en vulnerabilidad, será uno de los temas que abordaremos en nuestras sesiones. "¿Cómo puedo invitar a mi pareja a ser vulnerable?" Esta es una pregunta que me hacen a menudo, y surgió bastante en el trabajo con algunas parejas durante el 2021. En mi trabajo con parejas, siempre surgen preguntas sobre la "invitación a la vulnerabilidad". Una dinámica común que veo es la de un miembro de la pareja que comparte abiertamente sus sentimientos -los claros y los oscuros- y que se queja de que su pareja no comparte de la misma manera. "¿Por qué no quieres hablar conmigo?", reclaman. "Deberías poder contarme todo. ¿No confías en mí?" Para ellos(as), "hablar de las emociones" es la expresión de la intimidad y experimentan el silencio de su pareja como evasión y distancia. Choca con su creencia de que no hay que experimentar el rechazo en las relaciones íntimas. "¡Yo te lo cuento todo; tú no compartes nada conmigo!" Por mucho que nos duela, no tenemos derecho a acceder sin restricciones a los pensamientos privados de nuestros seres queridos. Aunque podemos invitar a alguien a ser vulnerable con nosotros(as), no podemos forzarle. Y aunque podemos pedir una invitación a la vida interior de nuestra pareja - "¿qué tienes en mente?"-, no podemos exigir que nos admitan. Para mí, el concepto de "invitar a la vulnerabilidad" tiende a centrarse demasiado en la última palabra: "vulnerabilidad" y no lo suficiente en la primera: "invitar". Esta es la palabra que nos ofrece un camino práctico hacia lo que más deseamos: la intimidad, pero también es la que conlleva más riesgos. Cuando extendemos una invitación a alguien, también tenemos que reconocer el poder que conlleva su libertad de elección. Cuando preguntamos "¿quieres venir conmigo?", pueden decir que sí, que no, o que quizás en otro momento. Pero la forma en que responden tiene mucho que ver con la forma en que los invitamos. Brené Brown define la vulnerabilidad como "la incertidumbre, el riesgo y la exposición emocional, esa sensación inestable que tenemos cuando salimos de nuestra zona de confort o hacemos algo que nos obliga a perder el control". Partiendo de esta definición, me gustaría añadir que si queremos que nuestra pareja sea vulnerable con nosotros(as), tenemos que aceptar que la verdadera vulnerabilidad no es un mandato. Es un resultado posible que surge de la cercanía y la confianza. Y hay más de una forma de desarrollarla. Las cosas bonitas que nuestra pareja hace por nosotros(as), esos pequeños gestos de atención, el compartir proyectos en un espíritu de colaboración, también son actos vulnerables. Una sonrisa inapreciable o un guiño oportuno expresan complicidad y sintonía, sobre todo cuando no hay palabras. Hay una razón por la que, treinta años después, "Los 5 lenguajes del amor" de Gary Chapman perdura como una clave relacional para determinar cómo preferimos dar y recibir. Si queremos invitar a la vulnerabilidad -si queremos permitir que los vínculos íntimos profundos vivan y respiren en nuestras relaciones- tenemos que asumir el riesgo que conlleva la invitación. Escribe tu carta de amor y dásela. Invítale a leerla. Deja de esperar que te respondan. Deja de lado cualquier expectativa. ¿Qué puede ocurrir cuando permitimos que alguien experimente nuestro amor como quiera, sin la presión de una reciprocidad idéntica? La respuesta puede sorprenderte. Volvamos la mirada hacia ti: Preguntas sobre la vulnerabilidad desde mi oficina ¿Cuál es una vulnerabilidad con la que luchas? ¿Qué diría que es una vulnerabilidad con la que lucha su pareja? ¿Cómo describirías tu relación con esa vulnerabilidad en ellos(as)? ¿Cuál es una vulnerabilidad de la que solía ser difícil hablar? ¿Cuál es una vulnerabilidad que ha sido fundamental para el desarrollo de tu autoaceptación? No te pierdas la útlima publicación que hicismos sobre este tema: "En esta relación somos 3" Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • El mito del Amor Propio.

    A propósito de nuestro espacio de terapia grupal de 9 sesiones y 9 temas que haremos a lo largo de este 2022, en donde nos dedicaremos a aprender herramientas de gestión sencillas para atender temas difíciles de nuestra vida, quiero hoy hablar del Mito del Amor propio, uno de los temas que abordaremos en nuestras sesiones. ¿De dónde sacamos la idea de que tenemos que aprender a amar por nuestra cuenta y amarnos sin importar lo que la gente piensa de nosotros-as? ¿Alguna vez has terminado una relación porque necesitabas "trabajar en ti mismo-a"? ¿Has tomado de verdad tiempos de abstinencia de relaciones por decirte "tengo que aprender a amarme a mí mismo-a antes de poder amar a otra persona -y antes de poder aprender a ser amado-a? La cultura occidental está obsesionada con la exhortación al individualismo. En los últimos años, el léxico del "yo" -autoamor, autocuidado, autofabricación, el selfie, etc.- ha suscitado un intenso debate. ¿Se ha convertido el "amor propio" en un término de marketing para que las marcas de belleza puedan vender más productos con el pretexto del bienestar? ¿El autocuidado nos hace más autocríticos-as? ¿Una "selfie" muestra al mundo nuestro yo más empoderado o presenta una versión mejor iluminada y tal vez incluso ligeramente retocada de cómo creemos que nos gustaría lucir? Cuando la gente dice "quiérete a ti mismo-a", me pregunto, ¿Dónde aprendieron que mágicamente el llamado amor propio es la solución a todos nuestros males? Aunque la idea de ser uno mismo-a no es nueva, las diferentes culturas sitúan al yo en un continuo: único o variado, separado o unido, independiente o conformista. Y nuestras ideas sobre el yo evolucionan. En Occidente, tendemos a ver el yo como una entidad separada con límites claros que delinean una identidad independiente. Esta visión del yo se compone de reflexiones internas sobre la confianza, la duda, la felicidad, el fracaso, la capacidad, la discapacidad y los privilegios o la falta de ellos. Pero el yo también está enredado en una conexión cósmica con las personas que nos rodean y con las estructuras sociales, políticas y económicas. No aprendemos a querernos solos-as. Es el clásico escenario del huevo o la gallina: para amar a otro, debemos amarnos a nosotros mismos. Para amarnos a nosotros mismos, debemos dejarnos amar por los demás. Y debemos reconocer que la autoestima negativa está plagada de mensajes sociales sobre quién es adorable, loable o detestable. SÓLO nos hacemos humanos en las relaciones. SOMOS seres que habitamos en el lenguaje. Es la VULNERABILIDAD de nuestra humanidad la que nos hace sentir. NO PUEDO AMARME sino me amo con otros-as, porque el AMOR no es un estado, es un verbo en construcción y deconstrucción constante. Puede ser maravilloso estar a solas, darle un masaje a nuestro cuerpo, cocinarnos una deliciosa comida, pero esto no es amor propio, es autosuficiencia y autoeficacia (y ojalá todas las personas de adultos la encuentren!). El amor propio, en cambio, se acerca más a la explicación de Terry Real sobre la autoestima, nuestra capacidad de vernos como un individuo imperfecto y seguir teniéndonos en alta estima. El amor propio es la capacidad de no caer en un charco de desprecio incluso cuando metemos la pata. Es intentar cosas nuevas sabiendo que podemos fracasar, sin pensar en nosotros mismos-as, por tanto, como fracasados-as. ¿Podemos llevar esa comprensión y autocompasión a nuestras relaciones con los-as demás? Seguramente alguna vez habrás vivido o estarás viviendo una situación de fracaso, rechazo, exposición o presión social, traiciones, corazón roto, frustración, evaluación estresante, olvidos o en general situaciones en las que la vulnerabilidad te atrapa y llegan tus múltiples yoes instantáneamente con una cacofonía en tu cabeza desde la voz de la culpa y el autocastigo: ¿cómo vas a quedar…qué imagen reflejarás…otra vez caes en esto…cómo pudiste no ver lo que pasaba…cómo te van a reconocer y apreciar…? Por fortuna, luego de todo eso, cada tanto llega una voz que contrarresta ese diálogo interno tan quitador. Pero esa voz no llega sola, sino que la traen las relaciones significativas a nuestro alrededor que no nos alaban, sino que nos construyen con aprecio incondicional y honestidad total para decirnos que sí, que cometemos errores y habitamos en la imperfección y eso está también bien. El amor propio son los vínculos y la autocrítica amorosa, el amor propio involucra mucha gente significativa a nuestro alrededor. El amor propio se sostiene y nutre de los vínculos, no de algo mágico en nuestro interior. Si buscas cultivar el amor propio sin trabajar en tus relaciones, será una búsqueda frustrante e imprecisa. Por esta razón, también me resisto al término "self-made", esa mentalidad de "si lo consigo, lo hice por mi cuenta y si acabo en la calle, sólo me tengo que culpar a mí misma-o". El ser humano es simultáneamente dependiente y autosuficiente. Sin las demás personas no podemos ser. Dependo enormemente de la experiencia, la ayuda, la presencia y el amor de los demás. Todos-as lo somos. El amor propio no tiene tanto que ver con la capacidad de resistir la soledad o establecer la independencia como con la conciencia y la aceptación de nuestra incompletud. Se trata de dejar que los demás nos amen incluso cuando nos sentimos poco amables porque su versión de nosotros-as es a menudo más amable que la nuestra. ¿Qué aspecto tiene el amor propio para ti? Intenta hacerte las siguientes preguntas: ¿Puedo reconocer que he metido la pata sin decirme que soy un desastre? ¿Puedo practicar el arrepentimiento sin caer en el abismo? ¿Puedo asumir la responsabilidad sin culparme a mí mismo-a? ¿Puedo pedir disculpas por un error en lugar de esperar que todo el mundo siga adelante? ¿Puedo reconocer un momento en el que podría haber sido un-a mejor líder-esa en mi propia vida? ¿Puedo liberarme de la vergüenza de no haber respondido antes a alguien para poder finalmente tenderle la mano? ¿Puedo aceptar que estaré bien aunque alguien que me haya hecho daño -un padre, una ex pareja, un amigo o un desconocido- nunca reconozca el dolor que me ha causado? ¿Puedo dejar que alguien me invite a un café, una cena o una película sin sentirme culpable? ¿Puedo aceptar la ayuda de otra persona sin llegar a la conclusión de que quiere algo de mí? Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Termina con la adicción emocional.

    ¿Qué pasa cuando tus emociones se convierten realmente en una adicción? Todas las personas tienen una adicción emocional y la tendrán a lo largo de su vida; esforzarte en creer o aparentar que no es así, sólo te traerá patrones de relación poco evolutivos y constructivos y te detendrá en el camino de conexión de tu cuerpo, mente y emociones. Vivir una vida auténtica, es saberse vulnerable. Cuando practicaba la psicoterapia tradicional, empecé a notar cómo muchos de mis consultantes sentían las emociones de forma repetitiva. La mayoría de ellos preparaban inconscientemente situaciones en las que las experimentaban aunque me decían verbalmente que querían cambiar. Pocas personas comprenden el cóctel químico de las emociones humanas. Las emociones son una experiencia psicofísica y sociocultural, un puente de aprendizaje que nos da un indicio de cómo opera nuestro cuerpo y de cómo está el ambiente y las relaciones a nuestro alrededor. Las emociones nos ayudan a aprender, porque nos muestras qué debe ser cambiado o qué debe ser cultivado. Muchas experiencias emocionales comienzan con un pensamiento. Tenemos demasiados pensamientos en un día como para contarlos, pero la mayoría de estos pensamientos son habituales. Los tenemos día tras día, y como no hemos creado una separación de los pensamientos, asignamos un significado a esos pensamientos asumiendo que son verdaderos. Es el significado asignado a los pensamientos lo que forma la historia detrás de nuestras emociones. Cuando sentimos esta emoción, hay un cambio celular en el cuerpo. Se liberan neurotransmisores y la fisiología del cuerpo cambia. A medida que nuestra fisiología cambia, las vías neuronales del cerebro se disparan y conectan en respuesta. Sentir y reaccionar habitualmente refuerza las vías neuronales que nos harán buscar inconscientemente la misma emoción. Una adicción emocional es cuando el cuerpo se vuelve dependiente de nuestras propias respuestas químicas. Este ciclo modifica el centro de recompensa del cerebro. Aunque la emoción nos haga sentirnos miserables, el torrente de neurotransmisores es una recompensa. La adicción suele significar ser adicto a una sustancia o comportamiento externo (como la adición a la comida o al sexo), pero también es posible ser adicto a nuestros propios cócteles químicos internos. La mayoría de las personas que luchan contra cualquier tipo de adicción son conscientes, al menos en algún nivel, de los problemas que su adicción les está causando. La adicción emocional es diferente porque estamos viviendo y respirando la experiencia emocional tan de cerca que literalmente está más allá de nuestro alcance de la conciencia. Me ha pasado con algunas personas en consulta, que entre más nos acercamos a cuestionar ese patrón de adicción al que están sujetas, más resistencia generan, más quieren cambiar de tema o algunas no vuelven a consulta: Huyen como mecanismo de defensa. Para romper la adicción emocional tienes que ser consciente de tus propios patrones. Toma conciencia de tu emoción "golpeada". Si se te enciende una bombilla y te das cuenta de que tienes una adicción emocional, te resultará fácil identificar tu emoción "golpeada". Si algo se ha movido dentro de ti pero no puedes ubicar qué emoción sientes en los ciclos, habrá que trabajar un poco más para identificar la emoción "golpeada". He aquí algunos pasos sencillos para empezar: 1. Observa: Establece una intención de observar tus emociones: Aunque esto parece sencillo, en realidad es muy difícil porque rara vez observamos nuestras emociones antes de responder a ellas. Puedes pensar que no tienes una adicción emocional porque parece que es parte de "ti". Pon recordatorios en tu teléfono y escribe en tu diario esta intención. Hacer esto te ayudará a tomar conciencia del subconsciente. Observa cómo te sientes en situaciones cotidianas mientras te desplazas por Instagram, en el trabajo o cuando hablas con tus amigos. Observa cualquier patrón y anótalo. Estos pueden darte pistas sobre tu emoción golpeada. 2. Pide información a alguien de confianza: A través de la vulnerabilidad ganamos en perspicacia. Si tienes a alguien en tu vida en quien confías y que está dispuesto a ser abierto y honesto contigo, pregúntale si puede darte su opinión. Diles que estás haciendo un trabajo de desarrollo personal y fíjate si te encuentran en alguna emoción en particular la mayor parte del tiempo. Otras personas pueden ver lo que no podemos ver en nosotros mismos. 3. Comprométete a hacer una meditación diaria de 5 minutos: Durante 30 días, comprométete a hacer 5 minutos de meditación sin importar lo que ocurra. Observa los sentimientos y las emociones que surgen mientras intentas observar tus pensamientos. Te darán una valiosa información sobre los bucles de tus pensamientos que desencadenan la emoción. Como puedes ver, esto requerirá mucho trabajo y compromiso. Las adicciones emocionales tardan décadas en desarrollarse y requerirán que hagas toneladas de autorreflexión. Una vez que hayas identificado la emoción "golpeada", estarás listo para avanzar. Vale la pena señalar que este no es un lugar en el que debas permanecer. Cuando descubras cuál es la emoción, sentirás muchas otras emociones en torno a ella. Puede surgir mucha vergüenza porque no eras consciente de tu propio comportamiento. Practica la compasión y entiende que cualquier comportamiento puede ser cambiado con intención. Avanza y ten gratitud por esta conciencia. 4. Reactiva el sistema de recompensa del cerebro: Concéntrate en la nutrición: El cerebro es un órgano que exige mucha energía y que está constantemente creando nuevas vías, regenerando células y disparando y conectando neuronas innumerables veces al día. El cerebro es principalmente grasa y está en constante comunicación con el intestino a través del eje intestino-cerebro. Dado que los neurotransmisores, como la serotonina, se producen principalmente en el intestino, la comida se convierte en la mejor terapia para un cerebro sano. El cerebro es neuroplástico, lo que significa que puede crear nuevas vías basadas en el comportamiento consciente. Aunque esto es fascinante y da esperanzas, es importante ser realista y saber que se necesita mucho trabajo. La mente siempre favorece la familiaridad y protestará cuando se intente cambiar la conectividad neuronal. Por esta razón, es importante tomar pequeños bloques de tiempo para hacer este trabajo. La reprogramación subconsciente sólo funcionará cuando el cerebro esté en un estado descansado y relajado. 5. Practica el encuentro grupal: En Ella Migra hemos trabajado mucho por crear herramientas profesionales para atender nuestras emociones en conexión con el cuerpo y la mente. Para ello, hemos creado un programa especial de terapia grupal que toca temas vitales para entender el funcionamiento de tu cerebro, el por qué de tus emociones y cómo conectar el cuerpo en sintonía de bienestar. Toda la información la encuentras aquí: Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS. Carolina Leguizamón Psicoterapeuta

  • Trastornos de ansiedad: Una mirada amplia.

    Llevo algunos años como terapeuta tratando a personas en sesiones 1:1. La gente acude a mí con diagnósticos como el TOC, el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad social, el TLP, y la lista continúa. El sistema de salud mental está creado sobre el modelo de enfermedad. Lo que significa que hay un manual de diagnóstico (DSM) que etiqueta los síntomas como trastornos. Esto puede ser validador y muy importante para las personas que han estado viviendo con los síntomas porque estos síntomas no están sólo "en su cabeza": Son muy reales. El problema que he tenido con el diagnóstico es que no aborda el sistema nervioso ni el sistema sociocultural. Piensa en el sistema nervioso como un sistema de alarma interno que nos ayuda a sobrevivir. Cuando nos enfrentamos al estrés o a una amenaza percibida, el sistema nervioso entra en: lucha, huida, congelación o estancamiento. Piensa en el sistema sociocultural como todas aquellas ideas, historias y prácticas que son injustas, no dichas, asumidas, impuestas, perpetuadas, invisibilizadas, negligentes y violentas en las relaciones de todo tipo y a todo nivel, y que la persona las termina asumiendo como suyas, o le son impuestas como suyas y se configuras en síntomas. Luchar se parece a gritar, abstraerse o insultar. La huida se parece a la evasión (las personas que se "ocultan o esfuman" están dentro de la huida). La congelación se parece a la disociación o al abandono del cuerpo. El miedo se parece a complacer a la gente o a aceptar cualquier cosa que te permita mantener la paz aunque signifique traicionarte a ti mismo, misma. Con el estrés crónico + el trauma no resuelto acabamos "atascados" en estados polivagales, lo que significa que el cuerpo no puede volver a la homeostasis o al equilibrio: El cuerpo no puede recuperarse. Así que empezamos a experimentar síntomas que provienen de la desregulación crónica del sistema nervioso como: ansiedad, pánico, depresión, adicción, "cambios de humor". Estos se confunden con trastornos. Esta es la razón por la que es un secreto bien conocido en el mundo de la salud mental que muchos trastornos son "resistentes al tratamiento" + por qué la mayoría de las personas con trastornos de salud mental también tienen dolor crónico dentro del cuerpo y tienen que vivir en relaciones muy desgastantes, injustas, contradictorias o negligentes. Entonces recuerda: La mente y el cuerpo están conectados. Las cosas que impactan la función del sistema nervioso necesitan ser abordadas para sanar la causa raíz de estos síntomas: Deficiencias de vitamina B (permiten la función del sistema nervioso), el sueño (repara/restaura el sistema nervioso), + el movimiento mente/cuerpo, + el juego o la creatividad. Las cosas que se enmarcan en el sistema sociocultural de cada quien, necesitan ser cuestionadas, derrumbadas, confrontadas, a veces para cambiarlas, para acabarlas de raíz o para orientarlas al cuidado y la salud; otras veces habrá que alejarse de ellas, hacerles justicia, hacerles duelo, hacerles resistencia y sobre todo, disponernos a redes de vínculo más seguras, amorosas, respetuosas, reflexivas, humanas y conscientes. Y como es nuestro propósito sanar en comunidad, seguiremos con más capítulos del Psicopodcast, con herramientas concretas y contenido de libre acceso para hacer viral un contenido profesional y humano sobre salud mental y bienestar emocional; y llevaremos a cabo 9 sesiones de terapia grupal de cupo limitado durante el 2022 con temas como: Entiende cómo operan las heridas emocionales en tu cuerpo y cómo sanarlas. No sufrir por amor: Amores en pareja, amor propio y todos mis amores. Autoconocimiento menstrual para mujeres ocupadas. Apetito, ansiedad o hambre emocional: Entiende desde dónde te estás alimentando. Diálogos migratorios 2.0: Entender la migración Entre otros temas :) Ven y trabaja en nuestros espacios psicocorporales. Te abrazo y te espero en un café virtual y en nuestros Psicoprogramas. ¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Qué desencadena la Ansiedad...

    "No hay salud, sin salud mental", plantea la OMS y no se equivoca. Cada vez más, surgen llamados sociales, familiares y personales urgentes alrededor de la presencia de eventos mentales y emocionales que afectan la convivencia, la integridad física, emocional y cultural, así como los procesos de autopercepción y planes de vida. La Ansiedad, como ya lo hemos explorado previamente, puntea los "diagnósticos", consultas y llamados a nivel individual y colectivo, que reflejan un alto indice de estrés, desconexión emocional, inequidad, conflicto, presión y violencias en el plano individual y colectivo. Podrás encontrar un episodio dedicado a hablar de la química de la ansiedad en nuestro Psicopodcast, pero hoy, me voy a enfocar a hablarte de los 3 niveles que generan Ansiedad en tu vida. Un proceso psicocorporal honesto, profesional e integral, debería enfocarse en estos tres escenarios desde una postura psicológica, médica y terapéutica situada, sensible y transversal a las condiciones y experiencias de vida en las que el cuerpo, la emoción y el pensamiento, se ven inmersos. Estos 3 niveles de la Ansiedad no se trabajan todos a la vez ni tampoco de manera separada, pues requieres de un PROCESO personal, individual y profesional dirigido a la resiliencia, el autoconocimiento, la autoestima y la promoción de redes de relación y pensamiento sensibles, empáticas e inteligentes. Me preguntan siempre en consulta: Carolina, ¿de dónde viene mi ansiedad?; y mi invitación allí es a explorar estos 3 niveles que "originan" la Ansiedad y los cuadros y condiciones de incapacidad, enfermedad o malestar asociados a ella: 1. Trauma+SN. Experiencias de trauma con su consecuente implicación en la desregulación del sistema nervioso: Esos traumas han generado que nuestro sistema nervioso reaccione con alerta e hipervigilancia (ansiedad) de manera constante aún cuando el factor estresante ya no esté delante de nosotrxs. El trauma puede ser definido como una herida derivada de una amenaza, ataque o negligencia que excede mi capacidad de respuesta, contención y comprensión, y me deja en estado de lucha, huida, indefensión o angustia; y que, por tanto, perturba la manera de expresarme auténticamente y de manera confiada en el mundo. Los traumas irresueltos muchas veces se vuelven en nuestra manera "normal" de operar ante la vida y pueden manifestarte no solo desde síntomas físicos, emocionales o mentales, sino también en patrones de relación tóxicos, dependientes o codependientes en mi vida adulta que me llevan a tener una vida limitada, en relaciones limitadas. El trauma es siempre social pues responde a las circunstancias ambientales, humanas, relacionales y culturales que afectaron por violencia, negligencia, sobreprotección, inequidad, sorpresa y desatención mi derecho de cuidado y bienestar incondicional. Cuando el trauma está irresuelto, mi sistema nervioso seguirá con la "impronta" que le recuerda que ante cualquier estímulo, evento, sensación, relación o experiencia que le recuerde o se le parezca a esa vivencia de trauma, debe reaccionar con la misma descarga de adrenalina, cortisol y activación ante el peligro. Por eso es que la ansiedad no apareció de la nada en tu vida o por el aparente o real estrés momentáneo, sino que se nutre de vivencias de tu historia personal. Trabaja en sanar y reconocer tu historia por más que creas que allí no hay nada que revisar. 2. Prácticas de vida. En ella Migra trabajamos con perspectiva psicocorporal reconociendo que es la relación entre nuestra biología, neuroquímica, historia sociocultural y vivencias personales, quienes nos hacen ser lo que somos hoy. Por eso miramos el pasado de manera cuidadosa pero también exploramos el cuerpo, la mente y los afectos que originan la Ansiedad y afectan especialmente nuestro sistema digestivo/nervioso/endocrino, ciclo menstrual, estados de vigilia, prácticas de alimentación y rutinas de sueño. 3. Condiciones socioculturales. Nuestro bienestar será social y sujeto a relaciones, o no será auténticamente sostenible. Por eso hoy indaga sobre: ¿Cuáles son las historias y teorías (sobre cómo debes vivr, sentir, actuar o cómo debería ser el mundo a tu alrededor) que crees ciertas y que te excluyen o te presionan? Ven y trabaja en nuestros espacios psicocorporales. Te abrazo y te espero en un café virtual y en nuestros Psicoprogramas. ¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Hábitos que transforman.

    Pase lo que pase. Pase lo que pase voy a estar bien, me repito constantemente. Si viene la luz con sus chispitas mariposas y los piropos de propuestas, les abrazo. Si viene el dolor crudo con la incertidumbre pesada, les abrazo. Pase lo que pase voy a estar bien. Me lo repito constantemente. Y no es un un mantra más, ni una ilusión de la mente, ni la promesa de un futuro que no tengo ni idea si nos llegará. Realmente es la oración que seguro le heredé a otras vidas y se la regalo a otras próximas. No siempre es color de rosa la vida. Y es mentira que todo nos será justo y bondadoso siempre. Seguro el recuerdo de la herida no es cómodo y preferimos enfrascarnos en el drama o pasar de largo sin mirar a fondo, cuando en realidad surgen esas situaciones para que resolvamos lo que está pendiente. No. No todo siempre estará bien. Así estés brillando hoy y vibrando arriba, llegarán las dudas, la angustia, la debilidad, el cansancio, la enfermedad y la muerte para cuestionarnos qué tanto podemos hacer con lo que hemos aprendido, cómo podemos utilizar las herramientas integradas. En ese proceso de esta vida humana de todo aquello que no podemos controlar, los hábitos tienen una poderosa fórmula de bienestar y sanación. Hablo de los hábitos que edifican, no de las adicciones que destruyen. Establecer hábitos no es un asunto de plantearse metas ni objetivos a mediano o a largo plazo, es en realidad, un asunto de lanzarce a comprender el sistema que implica el cuerpo, la emoción y el pensamiento y ese es un proceso personal, pues si bien hay procesos biológicos "básicos", cada organismo, historia y mente, se modela en virtud de las relaciones y conversaciones que entabla. Tengo un par de hábitos sencillos e invisibles par amuchos en mi vida, que no caben (y no me interesa que quepan), en fotos de redes sociales o medallas de maratonista. Comenzando año podríamos empezar a pensar en los hábitos atómicos (como se llama también el ibro), que podrían ayudarnos a reconciliarnos con la maquinaria de cuerpo y alma que es nuestro territorio real. Piensa en configurar esos hábitos entendiendo que: Los hábitos son el interés que sostiene nuestra mirada de futuro, nuestros deseos. La más rápida manera de aniquilar la pretensión de formar un hábito, es amarrarlo a objetivos. En su lugar, es mejor concentrarnos en cómo a diario nos estamos relacionando con nuestra vivencia del cuerpo, las emociones y el pensamiento (qué hacemos con eso). La forma más eficaz de cambiar los hábitos es centrarse no en lo que se quiere conseguir, sino en lo que se desea ser. La búsqueda de hábitos debe ser una práctica obvia, sencilla y atractiva, no un castigo autoimpuesto. Entonces en medio de esos pequeños hábitos acá estoy, acá estamos. Celebrando la pequeña victoria diaria sin muchas ganas de mirar cada detalle de lo que venga y sin embargo con ganas de concretar ya lo que vendrá y con quien vendrá. Ojalá este año te atrevieras a mirar para adentro y ver el cuerpo emocional y físico que eres. Ojalá te miraras como el ser sexual, emocional, intelectual, biológico, social, cultural y trascendental que eres. Y a eso te voy a invitar a lo largo de 10 encuentros que haremos en este 2022 para aprender y mirar herramientas para sanar: una experiencia grupal de salud integral, una invitación única para sanar integralmente. Te espero en ese espacio. Pronto más información. Muy emocionada de todo lo que allí aprenderemos. ¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Solsticio de Invierno y Verano

    La palabra solsticio quiere decir “el sol se para”. Estos eventos son una pausa, una oportunidad para reflexionar, evaluar y ver donde queremos ir. Son un momento para expresar nuestros deseos e intenciones, asimilar nuestros aprendizajes, y sentir nuestra conexión con el ciclo de la tierra y el sol. Hoy tienen lugar estos solsticios en el hemisferio norte y sur. Yo lo estoy viviendo en el frío, asumiendo decisiones profundas, parándome delante del miedo para abrazar lo que se viene y esperando con fuerza y esperanza las cosas poderosas que se pueden abrir para mí y para la humanidad si trabajamos con coherencia, apertura, vulnerabilidad e inteligencia. Si miras lo que esta pasando hoy en tu vida y el mundo, verás que un día como hoy deberías liberarte del juicio, el pensamiento catastrófico o el pensamiento fantasioso que quiere verte vivir siempre "bien"; pues hoy en el mundo la fuerza del sol se toma grandes territorios y la profundidad de la oscuridad invita a guardarse y mirar hacia dentro. El Solsticio de Invierno, la noche más larga del año, nos recuerda que de la oscuridad nace lo nuevo, y que un periodo de descanso y renovación es esencial en el ciclo de la vida. El Solsticio de Verano, en cambio, el día más largo del año, ilumina todo nuestro potencial y singularidad, y nuestra capacidad de amar y conectar en comunidad. Tanto los solsticios como los equinoccios son una oportunidad potente para unir nuestros ciclos interiores con los ciclos exteriores, y así fortalecer nuestro camino en la vida. Cuando creamos un momento de pausa alrededor de los solsticios (y los equinoccios), y somos conscientes de lo que estamos dejando atrás y hacia donde queremos ir, nos abrimos a entender que la única manera de combatir el miedo es reconocernos vulnerables y en ello, abrazar y cultivar relaciones y prácticas de vida que nos acojan con dulzura, justicia y responsabilidad afectiva. Justamente con esta intención, te comparto que este año ha estado atravesado por muchas aperturas, retos, sentires, cierres y pruebas de aceptación para mí; en todo ello, agradezco profundamente las más de mil personas que alcanzamos con nuestros eventos virtuales y un par presenciales, así como agradezco cada consultante con quien sigo creciendo y seguimos construyendo procesos de consciencia y bienestar emocional. Y claro, agradezco al amor de mi vida por acompañarme y a las personas que apoyan nuestra causa en Ella Migra. Así mismo, un día como hoy te comparto algunas preguntas inspiradoras esenciales a formularte hoy: * ¿Qué quieres agradecer y celebrar con este solsticio? *¿Qué quieres dejar ir antes de pasar a este nuevo ciclo solar? *¿Qué aprendizaje o herramienta emocional quieres anclar en ti? *¿A qué te abres para esta nueva estación, nuevo ciclo? Los solsticios son un momento perfecto para pararte a escuchar lo que está por llegar. Hoy te comparto mi oración, mi manifestación de cierre de año, mi manifestación de Solsticio: Que todo sane Que las relaciones a mi alrededor me sanen Que mi legado en el mundo, lo sane Que los retos a mi alrededor me sanen Que pueda ver el aprendizaje disponible en la oscuridad más amplia Que pueda abrazar el gozo cuando llegue y recordar su legado por siempre Que logre tomar de la mano la verdad y que logre quitarle las mascaras a la mentira Que me aventure a habitar mi verdad y mi propia historia asumiendo la incomodidad de la incertidumbre Que le crea profundamente a mi cuerpo cuando me saque de un lugar que no sea para mí Que le enseñe a mi pensamiento a mirar con agudeza sin promesas falsas la verdad Y que todos los días respire para tomar lo que me corresponda y soltar lo que no me pertenezca Te abrazo y te espero en un café virtual y en nuestros Psicoprogramas. ¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta Me despido por este año, nos escuchamos en el 2022.

  • Potencial de la movilidad humana

    Cada 18 de diciembre se conmemora el Día internacional del migrante y para el año 2021 el tema del Sistema de Naciones Unidas es: aprovechar el potencial de la movilidad humana. Como sabes, en Ella Migra tenemos un componente de Bienestar Migratorio que te invitamos a conocer y explorar para seguir tejiendo alianzas humanas y conectando continentes para fortalecer la calidad de vida y salud mental de personas hispanohablantes alrededor del mundo. En nuestro próximo episodio del Psicopodcast hablaremos del TOP 5: - De cosas que deberías saber sobre la migración - De cosas que No deberías decirle a una persona inmigrante - Y cerraremos con algunas recomendaciones generales Frente a lo que se denomina “Migración” hoy te quiero recordar que: 1. De acuerdo con la OIM (2020) en la actualidad, el número de personas que vive en un país distinto de su país natal es mayor que nunca. según el informe sobre las migraciones en el mundo 2020 de la OIM, a junio de 2019 se estimaba que el número de migrantes internacionales era de casi 272 millones en todo el mundo, 51 millones más que en 2010. casi dos tercios eran migrantes laborales. los migrantes internacionales constituían el 3,5% de la población mundial en 2019, en comparación con el 2,8% en 2000 y el 2,3% en 1980. Si bien muchas personas migran por elección, muchas otras migran por necesidad. según el ACNUR, el número de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo era de 79,5 millones a finales de 2019. de ellos, 26 millones eran refugiados (20,4 millones de refugiados bajo el mandato del ACNUR, 5,6 millones de refugiados palestinos bajo el mandato de UNRWA). 45,7 millones de personas fueron desplazados internos, 4,2 millones fueron solicitantes de asilo y 3,6 millones fueron venezolanos desplazados en el exterior. 2. La organización internacional para las migraciones (OIM) define a un migrante como cualquier persona que se desplaza, o se ha desplazado, a través de una frontera internacional o dentro de un país, fuera de su lugar habitual de residencia independientemente de: 1) su situación jurídica; 2) el carácter voluntario o involuntario del desplazamiento; 3) las causas del desplazamiento; o 4) la duración de su estancia. hay muchos motivos, evita las generalizaciones. 3. En el plano internacional, no existe una definición universalmente aceptada de “migrante”. Requerimos diferenciar términos como: apátrida, desplazamiento forzado, asilo, migración laboral, refugiado, trabajador migrante, reunificación familiar. recuerda que cada proceso migratorio es particular y responde a los recursos y condiciones emocionales, sociales, culturales, psicoafectivas, económicas, biográficas, políticas y familiares de cada quien. 4. Debemos evitar generalizaciones y comentarios que legitimen estereotipos, prejuicios y prácticas de segregación, tales como: "lxs lxtinos son, lxs refugiados son, lxs blancos son, lxs negrxs son..." muchas veces aquello que las personas migrantes refieren como diagnóstico de síndrome del impostor, ansiedad, depresión, problemas de autoestima e incluso algunos síntomas psicosomáticos, son en realidad la expresión de procesos de inequidad, racismo, discriminación de clase, prácticas invisibles de exclusión y segregación racial y ausencia de res de apoyo tanto en el país de acogida como en el país del que emigraron. 5. Cada quien vive diferente: a. Duelo migratorio: implica la elaboración del duelo parcial por las transformaciones y tránsitos en prácticas de vida y referentes de identidad. ocurre en tiempos, momentos y manifestaciones diferentes en cada persona. b. Estrés aculturativo: implica las condiciones de estrés, ansiedad e incertidumbre propias de los procesos de encuentro entre personas y grupos sociales de contextos socioculturales diversos. se manifiesta diferente en cada persona. hay que decir en este punto, que incluso muchas personas viven duelo al volver a su país de origen, pues después de haber emigrado, se es de muchas partes. Te abrazo y te espero en un café virtual y en nuestros Psicoprogramas. ¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

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