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Heridas de la infancia.

Actualizado: 26 abr 2022

Todos tenemos heridas emocionales. Estas se forman en nuestra primera infancia, en función de la dinámica relacional que tenemos con nuestros principales cuidadores. A lo largo de la vida, vamos reproduciendo, una y otra vez, situaciones que nos acercan a esa herida.


En nuestros encuentros grupales del sábado pasado, trabajamos en ideas clave para empezar a entender las heridas de la infancia en nuestra vida, y más aún, para ver el lugar que ellas ocupan en nuestra vida y lo que podemos hacer en el presente para entenderlas. Trabajamos sobre una propuesta de auto-evaluación para ver cómo operan esas heridas emocionales en nuestra vida y reflexionamos alrededor de dos ideas o mantras esenciales.


Nuestras heridas emocionales se basan en la necesidad inconsciente de repetir el patrón. Esto satisface una necesidad de sentirnos seguros, para nosotros como seres humanos. La repetición de comportamientos está relacionada con la supervivencia. Hacemos las cosas que conocemos, las cosas familiares. Utilizamos, precisamente, los mecanismos de defensa que creamos cuando éramos niños y que nos permitieron afrontar, de la mejor manera posible, las primeras experiencias que podían causarnos dolor.


Indudablemente, cada uno de nosotros ha tenido sus propias experiencias, ha estado inmerso en un sistema familiar único, dentro de unas normas sociales y culturales específicas. Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene una forma particular de gestionar las situaciones que nos presenta la vida. Sería simplista etiquetar y envolver una caja y pretender que todos hemos vivido lo mismo.


Sin embargo, hay 5 heridas emocionales que, como seres humanos, compartimos.


Con cada herida, hay también un mecanismo de defensa que creamos para gestionarla. Parece contraproducente que, para evitar a toda costa que nuestro miedo se haga realidad, lo que hacemos, en realidad, es perpetuarlo. Y, así, creamos situaciones repetitivas en las que revivimos nuestra herida, hasta que podemos comprenderla y trascenderla.