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  • Detox Emocional: Las claves previas.

    Se habla tanto de desintoxicarse, se dan tantas recetas, desde jugos hasta pasos para entrenar la mente, desde lecturas de tarot hasta rituales chamánicos. Lo cierto es que no hay un sólo camino, sino tantos caminos posibles como seres que respiran, entonces calcula la cantidad de fórmulas que existen para acercarnos a nuestra real esencia y sanación. En momentos de cierre de año y apertura, afloran los tips y las estrategias para limpiar el cuerpo y mantenernos alineados con nuestra visión; y yo por supuesto celebro todo esto, yo sigo mis propias intuiciones y marco mis propios rituales, porque sanar es ritualizar la vida; sin embargo, ante todo el movimiento de información, ante todo el ego del mundo, ante el caos social y político que nos trasciende, te invito a conectar con la agudeza de tu espíritu. Piensa por un momento: ¿por qué muchos de los grandes revolucionarios sociales y de conocimiento del mundo han decidido asumir el silencio como meditación o encerrarse en sus laboratorios o salones de reunión a maquinar lo impensable de la mano de otros revolucionarios o soñadores? Las cajas vacías hacen mucho ruido decía mi abuelo. Es decir: el tiempo, la prudencia, la acción comprometida, la evaluación interna y el discernimiento desde donde estamos, es lo que marca la diferencia. Detox emocional es cuidar el cuerpo como templo del espíritu y cultivar el espíritu como la consciencia que nos permite transformar, empoderar y transmutar hasta la sanación y la abundancia en nuestra vida, nuestras relaciones y nuestras metas. Para 2020 lanzaré un reto de Détox Emocional para empezar en plena consciencia personal y relacional una nueva década, mientras tanto te cuento algunas ideas para entender lo que implica desintoxicarse emocionalmente: 1. Háblale a la vida como quisieras ser tratada: Todos los sonidos del mundo, incluso los más estruendosos son una sinfonía del universo, como es afuera es adentro. Así que háblale a tu cuerpo desde el romance que quieres en tu vida, aliméntalo desde la consciencia de lo que necesita para mantener el oxígeno circulando, no lo presiones para tener medidas o formas puntuales, solo inspíralo para que tome lo que le sirve y deje ir amablemente lo que lo carga. 2. Ser espiritual es ser humano: Es la flor y el aroma, la naranja y su sabor, la geometría y la sutileza, la genética y la neuroquímica. Sanar es que el daño que fue o que es, no controla nuestra vida; entonces no actuamos desde el dolor, no queremos ni odiamos, fluimos, y vivimos nuestras relaciones como respiramos TOMANDO Y SOLTANDO. 3. Si caminas tienes que asumir los retos: A veces pretendemos salir de la vida invictxs, sin rasguño ni incomodidad. Hay que caminar hasta que la suela de los zapatos se gaste. En muchos entrenamientos te dirán mantente positiva y ten clara tu visión, y lo cierto es que muchas personas no saben cómo alcanzar ni muchos menos hacer sostenibles ambas partes. Para empezar, te pido amorosamente que te expongas, que te vuelvas dueña de las consecuencias de tus decisiones, que vivas como si fuera tu último día, que recuerdes que lo que buscas retener (emociones, relaciones, personas, objetos, bienes, ideas, justificaciones, perspectivas del mundo, posiciones) buscará irremediablemente la manera de soltarse. No olvides que cambiamos todo el tiempo, la naturaleza y sus estaciones, la vida y la muerte. 4. Caminar descalzo por la vida es caminar desnudo: Y hay muy pocas personas tan integras. Imagínate entonces decir "no me las sé todas", esto es, hacerlo por ti, es entender que eres sexual, emocional, biológica, hormonal, psicológica, cognición, pensamiento y relación entonces ponte el propósito de tratarte como tal y de no forzarte a encajar en nada o pretender que todo lo sanas y lo sanarás cambiando una de esas dimensiones. Sanar es integrarlas. 5. Pide perdón por lo que paso, por lo que hiciste, por lo que permitiste. Agradece la historia que te ha hecho quién eres y honra quienes hicieron parte de ella. Cada quien actúa desde el nivel de consciencia que cultiva, no te castigues entonces por lo que pasó u otros hicieron o por si estás repitiendo patrones en tu vida; al contrario celebra tu toma de consciencia y sigue....sigue CONFIANDO Y EN ESPERANZA, que la humanidad y el espíritu saben cuál es el camino del retorno hacia la justicia y el equilibrio, sólo hay que callar el ruido que nos aleja de eso y actuar en servicio y cuidado al mundo y a uno mismo. Te abrazo y estoy para ti como psicoterapeuta y alma, Carolina Leguizamón.

  • Me rindo ante el perdón: Los 4 perdones.

    El corazón y el cerebro necesitan ejercitarse desde el alma y la acción comprometida. Ambos coexisten en movimiento, en la danza del dar y recibir, de soltar y retener. La fuente de la sanación y del equilibrio reside en ellos. Trabajar en ellos lleva IRREMEDIABLEMENTE a que nuestro cuerpo y relaciones fluyan armónicamente en medio de todas las emociones. En consulta me he encontrado con que una experiencia que limita el poder creativo de nuestro Ser es la *culpa* : Nos culpamos por lo que fue, lo que somos y lo que será. O culpamos a otros por lo que hicieron, hacen y harán. La culpa que reside entre el corazón y la mente y nos limita el poder creativo de las emociones. Y allí el *Perdón* es la clave sanadora. Virgina Gawel habla de 4 niveles de Perdón que sólo se logran al entender que se necesita *tiempo, silencio y trabajo psicológico* para vivir plenamente el perdón en nuestra vida removiendo memorias de la infancia y haciéndonos responsables del presente. Hay cuatro perdones con los que necesitamos trabajar para sanear nuestra vida íntima: Primer Perdón: No podemos, entonces, decidir “Te perdono”. Pero sí podemos decidir colaborar conscientemente con ese proceso. Este trabajo psicológico, sin embargo, es sólo una parte. La otra es que, a medida que sostenemos en el tiempo la intención de cultivar el perdón, algo nuclear de nuestro Inconsciente (nuestra Esencia, nuestro Sí Mismo) a su vez trabaja subterráneamente para que el perdón acontezca. Sí: la médula del perdón deviene de una instancia interna superior. Por eso se llama per-don: es un don que viene desde algo muy hondo (en inglés, forgive, siendo que to give no sólo es dar, sino también consagrar, o sea: con-sagrar). De manera que decidir perdonar implica disponerse a hacer, humanamente, nuestra parte en ese proceso, y también a pedir a esa instancia interna (como en una oración) que tenga a bien desplegar eso más sutil que, desde nuestro psiquismo limitado, no podemos ejecutar. Así, cuando el perdón adviene y sentimos la herida limpia, es porque muy dentro han convergido nuestro trabajo psicológico intencional y el trabajo de nuestro Sí Mismo (sin el cual el perdón no acontece). Esto toma tiempo; y perdonar no significa aceptar que el dañador nos siga dañando, o que retorne a nuestra vida si lo hemos expulsado: implica que esa persona ya no ocupe tanto espacio dentro de uno. De modo que no se trata sólo de “ser magnánimo con quien nos hirió”, sino de des-enquistar al otro del enorme lugar que ocupa cuando una herida no ha cicatrizado. Ése es el primer perdón. Pero hay tres más. Segundo Perdón: El segundo es el que refiere a pedir perdón (tarea indispensable en el propio proceso evolutivo): revisar nuestra historia y el día a día, determinando a quiénes hemos lastimado. Por torpeza, por inmadurez, por ignorancia, por egoísmo… Una vez detectados a conciencia estos actos incisivos, será necesario ofrecerle al otro, -si aún es posible-, nuestro reconocimiento del error: ayudarle a que despliegue el proceso de su primer perdón, pues ese proceso es más fluido si quien hirió se hace cargo de la herida frente al herido. Éste también es un acto liberador, ya sea que nos brinden la disculpa o no (y debemos estar preparados para lo último, con coraje y dignidad). Tercer Perdón: Del tercer perdón también se habla mucho: perdonarse a sí mismo por el daño causado a otros. Cuarto Perdón: Pero al cuarto no se lo menciona, y quiero destacarlo: en un momento de soledad, de quietud, a corazón abierto, pedirse perdón a sí mismo. Pues en muchos aspectos de nuestra vida hemos sido el heridor y el herido: nos hemos despreciado, nos hemos saboteado, nos hemos exigido hasta agotarnos, nos hemos expuesto al abuso reiterado de otros heridores, sin brindarnos cuidado ni afecto… (Incluiría en ello el pedirle perdón a nuestro cuerpo, pues con frecuencia ha sido lastimado por nuestras actitudes hacia él.) Si no nos disponemos a transitar este cuarto perdón, los otros tres por sí mismos no alcanzarán a cerrar los círculos abiertos, dado que cada uno de los cuatro perdones dinamiza el proceso de los otros tres, necesitándose recíprocamente. Pedirse perdón es un acto de amistad consigo mismo, tal como lo haríamos en el segundo perdón con cualquier ser querido. Y… necesitamos ser para con nosotros mismos un ser querido! El único con el que conviviremos hasta el fin de nuestros días (y más). Recordando también que, como dijo el gran Jung: “Nadie puede relacionarse con otro mientras no se relacione primero consigo mismo”. Que así sea! Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Duelo migratorio: Una invitación a conectarte y rediseñarte.

    “Yo soy una desarraigada nata. Yo voy conmigo a todas partes. Mi mundo soy yo, mis sueños. Cuando voy a un país o a cualquier sitio, yo lo transformo en lo que a mí me interesa, y dejo lo que no me interesa: no lo veo" Ana Matute Uno de los fenómenos que remueven sociedades, familias, redes y hasta procesos sociales en el mundo es la migración. Cada vez más se incluye la posibilidad de emigrar como otro paso más en la vida por los deseos de mejorar en algún ámbito, conocer y experimentar cosas nuevas, consolidar un proyecto de familia o pareja, expandir horizontes profesionales u ocupacionales, maravillarse con nuevos sentires… y no olvidemos las migraciones por las condiciones de vida violentas u otros conflictos. En cualquier caso, embarcarse en un proyecto que implica dejar o soltar familia, amigos, cultura, certezas adquiridas, rutinas, comidas, lenguajes… inevitablemente deriva en un trabajo personal intenso de adaptación, descubrimiento, conexión y duelo. El duelo migratorio es un tipo de elaboración de la pérdida que empieza cuando una persona emigra. Es un proceso que puede culminar en bienestar o dolor, ya que cuestiona los recursos y estrategias de adaptación de cada uno y moviliza emociones ambiguas haciendo que el duelo también lo sea. Puede resultar el más simple de los duelos, pero conlleva una serie de circunstancias que pueden hacer que se complique y trastoque todas las áreas de la vida de una persona. Esta experiencia de cambio lleva a la persona a trabajar en dos direcciones: la adaptación a lo nuevo y desconocido y la elaboración del duelo. Cada proceso de duelo es diferente, y el logro de estos objetivos se verá influenciado por características personales, las condiciones de la migración, el país de destino, el apoyo social, la nacionalidad, la edad… A veces ocurre que se produce una “pseudointegración”, por la que de cara a la sociedad la persona está perfectamente integrada, sin embargo en su privacidad encontramos mucho sufrimiento. Habrá que prestar especial atención a los factores de vulnerabilidad (relativos a la historia personal, presencia de enfermedades o desordenes emocionales previos, entre otros) que puedan marcar el proyecto de migración y de vida de la persona, procurando siempre entender que el duelo migratorio es un proceso muy peculiar: – Es un duelo múltiple: durante la migración se dejan atrás muchas cosas (familia, amigos, idioma, costumbres, nivel social…). – Es un duelo parcial: al contrario que las pérdidas por muerte, en el duelo migratorio la pérdida no es irreversible. Esto, junto a las emociones contradictorias marcadas por un lado por la nostalgia y por el otro por las expectativas que idealizan la nueva situación hacen que sea un proceso ambiguo y agridulce, y de seguro para muchas personas lleno de emoción y logros. – Es un duelo recurrente: es una experiencia que se reactiva muy a menudo con cada llamada del país de origen, cada referencia a la propia cultura o cada reto que confronta a la persona con la necesidad de ampliar los horizontes desde los cuales desarrollar su identidad personal, ocupacional y vital en el nuevo país de acogida. El duelo migratorio es el gran “estar entre” dos países, dos culturas, dos grupos de personas, dos planteamientos vitales, dos emociones enfrentadas… Afrontando las ganancias y pérdidas, los riesgos y beneficios que supone la nueva situación poniendo a prueba nuestras capacidades de adaptación y preparación psicológica para el cambio. Habrá veces que se necesitará una ayuda a nivel psicológico y social por las circunstancias que rodean el proceso de duelo migratorio y lo que éste haya supuesto en relación a los recursos personales. Una ayuda que favorezca la adaptación en el nuevo entorno mientras se siguen manteniendo las conexiones con las raíces del que se deja e integre un trabajo emocional correspondiente a la vivencia de cada uno. En términos generales, ante procesos de duelo migratorio con adolescentes, jóvenes o adultos, es importante trabajar alrededor de: 1. Motivación para el cambio y estrategias de modelamiento de pensamiento 2. Capacidad de establecer vínculo y estrategias de comunicación afectiva y efectiva más allá del lenguaje verbal 3. Capacidad de insight y autoobservación, a través de prácticas de autoestima y autoconcepto 4. Pensamiento divergente y creatividad, a través de la recuperación de la capacidad de creación personal 5. Tolerancia ante la ansiedad y la frustración y estrategias de manejo emocional y promoción del autocuidado y bienestar Migrar es expandir el corazón y regar semillas como diásporas por nuevas cartografías; es ensanchar el corazón a la humanidad y rediseñar desde el amor y compromiso nuestras relaciones, es volver a ti, porque te encontrarás siendo más tú que nunca. No desfallezcas! que aún cuando regresemos a nuestro país de origen, no seremos los mismos. Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Día Mundial de la Salud Mental

    Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental, por eso quiero contarte algunos datos importantes. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental se define como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” Hay una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos con manifestaciones distintas. En general, se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones con los demás; sus causas y manifestaciones tienen componentes neuronales, sociales, culturales, hormonales, biológicos, emocionales y comportamentales. Entre ellos se incluyen la depresión, la ansiedad, el trastorno afectivo bipolar, desordenes alimenticios, la esquizofrenia y otras psicosis, la demencia, las discapacidades intelectuales y los trastornos del desarrollo, como el autismo; así mismo, todas las alteraciones debido a situaciones como duelos, migración, cambio de roles, conflictos interpersonales o de pareja y crisis debido a la edad o ciclo vital. Hay estrategias eficaces para prevenir algunos trastornos mentales, como la depresión. Se dispone de tratamientos eficaces contra los trastornos mentales y medidas que permiten aliviar el sufrimiento que causan. Un adecuado proceso de gestión de emociones le permite a las personas ser productivas, efectivas y afectivas en sus proyectos de vida, ocupaciones, oficios, profesiones, relaciones interpersonales y autoestima. El bienestar y la calidad de vida son experiencias personales, por tanto no hay fórmula, intervención, receta o "tip" con el que se pueda abordar de manera responsable y efectiva las enfermedades o situaciones emocionales que te afecten; son necesarias intervenciones individuales y profesionales. La Psicoterapia es el espacio profesional y creativo para abordar y gestionar las emociones. Algunas claves para cultivar en el día a día tu Salud Mental son: 1. Mantente activo El ejercicio tiene múltiples beneficios para nuestro estado de salud general y por lo tanto para también para nuestra salud mental. Si realizas ejercicio físico a diario segregas dopamina, además de mantenerte en forma, reducir el nivel de actividad fisiológica que se asocia al estrés, la ansiedad o la ira y por tanto aumenta tu bienestar personal. 2. Descansa Descansar entre 7 y 8 horas diarias, dependiendo de la persona (unas necesitamos más horas de sueño que otras para un descanso reparador), te permite cuidar de tu salud porque mejora el rendimiento físico e intelectual y reduce la probabilidad de que aparezcan algunos problemas físicos y psicológicos. 3. Come bien Mantener una dieta saludable mantiene tu cuerpo sano, te hace sentir bien y por lo tanto aumenta tu bienestar general Si eliges bien los alimentos de tu dieta, limitando las grasas, los azúcares, el alcohol, aumentando el consumo de productos frescos, como las verduras y las frutas, de legumbres, pescados azules… proteges la salud de tu cerebro y por tanto tu salud mental. 4. Haz vida social Cuidar y mantener las relaciones con otros o iniciar nuevas relaciones son de ayuda para ciertos problemas como la ansiedad o el estrés, evitan el aislamiento y mantienen más activo nuestro cerebro. El apoyo social, el contacto sano con personas que enriquecen, con personas con las que compartir, además de mejorar tu bienestar, retrasa el deterioro de capacidades cognitivas como la memoria. 5. Diviértete Dedicarte tiempo para realizar alguna actividad placentera, solo o en compañía de otros, te permite mejorar tu estado de ánimo. Si estás contento sabrás gestionar las responsabilidades diarias como laborales o familiares de una forma mejor. Disfruta de esa actividad que te relaja, te anima, te ayuda a desconectar o a tomar perspectiva de las situaciones problemáticas. 6. Gestiona tus pensamientos Gestionar adecuadamente las preocupaciones excesivas y continuas y los pensamientos negativos puede ayudarte a mantener una buena salud mental. Este tipo de pensamientos te hacen actuar de una forma determinada, pueden hacerte actuar de forma desesperada sin motivo o animarte a abandonar alguna tarea. Ser conscientes de ellos, de qué los activa o qué hay de cierto en ese pensamiento que no nos deja dormir son algunas de las pautas a poner en práctica. Sin duda, un profesional de la salud como un psicólogo, podrá guiarte para llevarlo a cabo. 7. Comunícate En demasiadas ocasiones puedes encontrar problemas para comunicarte con otros, dar un mensaje sin que la otra persona lo entienda igual que tú. Puedes transmitir verbalmente una emoción y la otra persona no comprenderlo, simplemente porque tiene otra concepción de la misma. Todo ello puede hacerte sentir mal, incomprendido y reducir tu bienestar personal. Las personas comprendemos normalmente desde nuestro punto de vista, nuestra experiencia. Preguntar en lugar de suponer es en este caso primordial. Mantener una comunicación eficaz, comprensiva, de manera sencilla y clara, directa, escuchando activamente mejora sin duda la relación con el otro y por tanto el bienestar. 8. Relájate Cuando disfrutas de momentos calmados y respiras de forma adecuada tu mente se relaja. Entonces las tensiones que puedes estar experimentando y el estrés disminuyen y por tanto aumenta tu bienestar y cuidas tu salud mental. Disfrutar de un baño de espuma, de un paseo por la playa o de la música que te gusta, siempre según tus gustos, pueden conseguir que reduzcas tu nivel de estrés. Además, puedes preguntar sobre alguna técnica de relajación que te ayudará en momentos concretos estresantes y pueden ayudarte a mantenerte relajado de forma más continua. 9. Ponte objetivos Para mantener una buena salud mental es importante que te plantees objetivos en tu día a día, metas alcanzables y prioridades. Es importante que sean metas realizables a corto plazo al principio, por ejemplo beber un vaso de agua todos los días al levantarte. De esta manera te comprometes y adquieres un hábito, y poco a poco añades retos y nuevas metas a tu día a día. Las pequeñas victorias te aportarán una gran satisfacción. No te pongas metas inalcanzables o demasiado grandes al principio. Realiza una tarea, esfuérzate, comprométete a desarrollarla y poco a poco ponte objetivos más ambiciosos. 10. Busca ayuda Ninguna emoción se queda para siempre. Una mente sana es aquella que vive todas las emociones sin anclarse a ninguna. Cada vez hay más espacios y personas conscientes en la búsqueda de sanar y brillar, realmente todos los seres humanos estamos en ese proceso.

  • Elijo vivir todas mis emociones, y tú?

    Vivir nuestras emociones enriquece nuestra creatividad A propósito del pasado 10 de Septiembre: Día Mundial de la Prevención del Suicidio te cuento que de acuerdo con la OMS (2019): Cerca de 800 000 personas se suicidan cada año, de ellas un importante porcentaje se encuentra en países desarrollados y en la población joven. Por cada suicidio, hay muchas más tentativas de suicidio cada año. Entre la población en general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante. El suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años. El 79% de todos los suicidios se produce en países de ingresos bajos y medianos. La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo. Debido a que sigue siendo un tema tabú abordado de manera silenciosa y ante la emergencia en redes sociales y modas sobre la idea de "ser feliz, exitoso y positivo" como meta de vida, hay mucho subregistro de datos y personas sufriendo en silencio. Hay mucha gente en el mundo sufriendo en silencio, sin saber dónde poner la tristeza, la culpa o la rabia que sienten. La depresión, la ansiedad severa y los pensamientos suicidas son una realidad. Presionarnos o animarnos sólo a ser positivos o estar alegres, para algunos no soluciona nada y al contrario, los encapsula más. Más que evitar sentir o permanecer en una sola emoción, observemos qué vienen a enseñarnos; así que hoy permítete ser empática contigo y los demás. Sembrar ternura en nuestras relaciones debería ser una de nuestras banderas. La palabra que decimos y el contacto que establecemos con otros, es el legado que sembramos, y hay que prestar atención en lo que se siembra porque para muchos a nuestro alrededor, eso que decimos y cómo lo decimos se vuelve en la voz de su consciencia. 💓 Hoy elijo conectarme con la empatía, esa que explora libremente en todas las emociones, esa que no vive en la dicotomía y neurosis de querer mantenerse atada a una emoción, sino que se permite crear belleza de la alegría y la tristeza. 💓 Hoy elijo no culparme por sentir y convertirme en observadora de mis emociones y ver qué me vienen a enseñar. 💓 Hoy elijo conectarme con la vida en su máxima expresión a través de los niños, mi madre, mi hermana, mi papá, mi hermano lunar, mi hombre amoroso y mi gata. 💓 Hoy elijo quedarme con los momentos de conexión profunda, con las palabras lindas, con el “muchas gracias”, con el “lo hiciste muy bien”, con el “te mereces esto y más”, con los regalitos después de los viajes, con el “esto me llegó al alma”, con el “te amo mujer" 💜 Me quedo con el amor de los de siempre, con la certeza de que solo quienes están a nuestro lado deben estarlo, me quedo con la buena vibra y con los piropos de mujeres seguras, con las preguntas sinceras y las confesiones eternas. Me quedo con ese par de zapatos y esa maleta rota, con los mensajes de ánimo y las buenas noches. ¿Tu con qué te quedas? Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Aquí y ahora: cómo vivir en tu presente

    ¿Dónde estás cuando no estás? ¿Qué crees que pasa cuando solo está tu cuerpo en el presente? ¿Quién va a devolverte el tiempo que no estuviste en el aquí y el ahora? Hagamos una pequeña autoevaluación: ¿Te cuesta mantener la atención en una sola tarea, viviendo predominantemente en formato multitarea ? ¿Tienes la sensación de estar perdiéndote el día a día de alguna manera? ¿Te resulta complicado sentarte sin ninguna finalidad? Mientras realizas una actividad, ¿sueles estar pensando en la que viene a continuación? ¿Te descubres a ti misma con frecuencia fuera del momento y tienes que obligarte a volver de vez en cuando? ¿Te provoca ansiedad anticipar situaciones futuras que después ni siquiera llegan? ¿Crees que le das muchas vueltas a lo que ocurrió en el pasado, repasando una y otra vez las escenas vividas? ¿Ves algunas fotos tuyas y te cuesta reconocer el momento, como si no hubieras sido plenamente consciente en aquel entonces? Algunas claves para estar más en el aquí y el ahora 1. Observa tu pensamiento Hay una obsesión en el último tiempo, porque las personas vivan en felicidad suprema (vista como comodidad), y eso por supuesto, es un anhelo ambicioso; sin embargo, no es un anhelo que permita cultivar la consciencia plena ni que permita ampliar el pensamiento y la creatividad. Las teorías del aprendizaje y una experiencia tan cotidiana como observar los niños pequeños a nuestro alrededor, nos enseña que es a través del reto, de la incomodidad, del desajuste y de experiencias fuertes y confrontativas, que aprendemos. Así que es importante que reconozcas experiencias emocionales diversas porque es la única manera de desarrollar habilidades de empatía hacia ti misma y hacia los demás; así como es importante volverse una auto-observadora del propio pensamiento, dado que solemos identificarlos con él sin entender que es la herramienta neuronal, trascendente y vital para percibir el mundo y que esta sesgado según la propia experiencia y lugar del observar. 2. Regresa Cuando te sorprendas a ti misma rumiando en el pasado, piensa realmente lo que estás dejando de vivir en ese instante por retrotraerte a algo que ya no está y que no se puede modificar. Vuelve a ti y hazlo con la compañía de manos profesionales como psicoterapeutas y expertos en salud mental y bienestar emocional. 3. Vive además de planificar Invertir un tiempo en planificar los pasos a seguir para su consecución es un aliciente para la evolución, sin duda. Sin embargo, no te olvides de disfrutar en el proceso, empieza a pasártelo bien desde el minuto uno en el que diseñas el boceto de lo que vas a vivir dentro de un tiempo. Procura que tu presente tenga un sentido por sí mismo, que no se convierta sólo en un medio para alcanzar algo futuro. 4. Conecta con tu emoción presente, sea la que sea A veces tendrás que pasar por un periodo complicado. Puede que sientas dolor, rabia, tristeza o miedo. Puede que tiendas a evitar esa emoción, negarla o incluso concentrarte constantemente en cuándo dejarás de sentirla. Déjala estar, piensa que tiene su razón de ser y alguna función o aprendizaje subyace. En cualquier caso, es el sentimiento que pertenece a este fragmento de tu vida aquí y ahora. Lo que sientes hoy, aquí y ahora, es una señal de que estás viva. 5. Busca un momento para hacer "no hacer" Suena extraño, lo sé, pero es difícil encontrar momentos para no hacer nada. Y cuando los encuentras, te sientes rara así, sin más, dejando que transcurra segundo a segundo y asistiendo como espectadora y protagonista a ello. Rescata algún instante para tu desconexión, deja que tu mente se vacíe, sin juzgarte por ello. Crea algún paréntesis que no te obligue a ser productiva, simplemente permítete estar en el mundo con los otros, tal y como tú eres, sin necesidad de hablar, realizar o expresar. Escucharás de nuevo a tu ser pensante y resistente que te sacudirá con «¡estás perdiendo el tiempo sin hacer nada!» Y podrás replicarle: «al revés, estoy ganando consciencia de ser y estar, no hay pérdida» *Basado en las reflexiones de Patricia Córdoba Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Las 8 razones para acudir a Psicoterapia.

    La sala de meditación está en uno mismo. Tienes que aprender a elegir tus pensamientos como eliges tu ropa. trabaja la mente, es lo único que debes controlar. Deja de intentarlo: ríndete. Para muchas personas ir al psicólogo es sinónimo de ser una persona débil o estar en una situación realmente difícil, pero en realidad, acudir a terapia psicológica te puede convertir en una persona más fuerte emocionalmente y te puede aportar herramientas para poder adaptarte mejor a las situaciones difíciles que pueden presentarse al largo de tu vida. ¿Cuándo acudir a un psicólogo? Acudir a psicoterapia es un acto de inteligencia emocional, autocuidado y empatía con los propios planes y sueños; no responde necesariamente a un momento de crisis, sino a la decisión honesta de querer revisar la estructura emocional, cognitiva y mental que ha moldeado nuestras maneras de Ser y nos ha permitido o no, alcanzar los resultados que tenemos y queremos a diferentes niveles de nuestra vida. Las 8 razones por la que deberías acudir a un psicólogo: Un psicoterapeuta es un profesional de la salud mental especializado en las áreas cognitiva (biología del pensamiento), afectiva (emociones) y comportamental (conducta) que establece puentes éticos y estéticos de trabajo alrededor de la gestión emocional y la salud mental; no sólo te entrena en herramientas conductuales, sino que permite intervenir con estricto cuidado y conocimiento profesional, sobre la manera en que tu historia, tus patrones de comportamiento, tu estado neuropsicológico y tus conversaciones, están modelando posibilidades sanas de relación y realización desde una apuesta biopsicosocial. Entre muchos otros, los beneficios de una terapia psicológica son: 1. Mejora tu autoconcepto, autoestima y auto agenciamiento Tramitar la carga emocional a través de herramientas profesionales, te permite reconciliarte con una versión más amable, funcional y empoderante de ti; esto va más allá de aprender una serie de técnicas o de rediseñar comportamientos para afrontar cambio, procesos de migración o retos, pues implica ir profundo en la persona que has sido para descubrir la persona que mereces y quieres Ser. 2. Te enseña herramientas para manejar conflictos Los conflictos son algo normal en la vida de las personas y, en muchas ocasiones, son necesarios para el crecimiento personal o la convivencia con otros individuos. Las sesiones de psicoterapia te enseñan nuevas maneras (más adaptativas) de solucionar problemas; es mucho más que un entrenamiento, taller o workshop, dado que el aprendizaje de herramientas para solucionar conflictos que se trabajan en psicoterapia, parte del universo simbólico particular de tu vida y los contenidos inconscientes que te mantienen en conflictos cíclicos. 3. Te ayuda a cambiar las creencias limitantes Con nuestras creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo de mundo. Una misma situación puede ser vivida de forma distinta por cada persona. Las creencias nos ayudan, en definitiva, a simplificar el mundo que nos rodea, y son interpretaciones de la realidad y no hechos constatados. Algunas creencias son desadaptativas o limitantes y es necesario corregirlas, pues éstas no son innatas, las vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Por ello, el psicólogo puede ayudarte a identificarlas, analizarlas, ponerlas a prueba y modificarlas. 4. Te ayuda a vivir en armonía contigo mismo y con los demás La introspección que se lleva a cabo al asistir a terapia te permite comprender el origen biológico, social, cultural, familiar y personal de las experiencias emocionales, a través de lo cual se cuida de manera integral tu salud, estima y relaciones con el fin de generar nuevas posibilidades de vida e historia de manera responsable, empática y generativa. Intervenir en las emociones, mente y vivencias requiere de herramientas profesionales en salud mental dado que, si confundes el espacio terapéutico con espacios de coaching o mentoría, puedes construir resultados no sostenibles en el tiempo o generar experiencias emocionales no conscientes. 5. Confidencialidad de las sesiones La relación con el psicólogo es confidencial y estrictamente profesional. Tal y como se expresa en el código ético y deontológico de los Colegios Oficiales de Psicólogos, el profesional de la psicología debe garantizar el secreto y la confidencialidad de todo lo referido por quien le consulta. Por tanto, todo lo que digas en una sesión terapéutica será un secreto entre tu terapeuta y tú. Esto permite que haya un marco relacional en el que se pueden tratar miedos muy íntimos. 6. Relación de confianza y empatía Además del conocimiento y la profesionalidad que debe mostrar el psicólogo, el entorno de confianza que se crea entre ambos te va a permitir encontrar nuevas preguntas y acceder a nuevas comprensiones. La psicoterapia no es un cúmulo de técnicas milagrosas ni fórmulas para alcanzar ciertos estados; por el contrario, es el espacio que respeta y mantiene procesos de autorreflexión en la configuración de acciones sostenibles para el cambio. 7. Asesoramiento profesional El psicoterapeuta es un experto en la terapia psicológica, y tiene amplios conocimientos sobre la conducta humana, pues ha cursado sus estudios de psicología en una universitaria reglada. Para llegar a trabajar de psicoterapeuta, es muy posible que haya cursado algún posgrado universitario sobre alguna especialidad (por ejemplo, sexología, terapia de pareja o psicología clínica), y seguramente haya adquirido la experiencia necesaria para poder aportar todo su conocimiento en tu beneficio. La terapia psicológica no es contarle los problemas a un amigo o familiar, pues existe una base sólida (tanto teórica como práctica) avalada por la ciencia. 8. Te empodera frente a la vida Uno de los objetivos de la psicoterapia es que la relación entre el terapeuta y el paciente no sea de dependencia. Por tanto, el psicólogo te ayuda a ser dueño de ti mismo y a adquirir nuevas habilidades que te serán útiles en el día a día; y esto sólo es posible, al profundizar en procesos, herramientas narrativas e historias limitantes y dolorosas. Bonus: La terapia psicológica cambia tu cerebro Los estudios neurológicos están hallando cada vez más pruebas empíricas de la capacidad de la psicoterapia para modificar las estructuras cerebrales y mejorarlas, consiguiendo una mejor actitud vital para afrontar el día a día.

  • Menos perfectas, más auténticas: Cómo entender la ansiedad.

    En los procesos de consulta individual, he atendido a muchas mujeres que han experimentado episodios intensos de Ansiedad en diversas situaciones. Para la mayoría de ellas, esos episodios han estado acompañados de síntomas físicos y emocionales que han dejado huella en su pensamiento, relaciones y resultados de vida. Detrás de la aparición de episodios crónicos de Ansiedad, hay historias de abandono, necesidad de aprobación, miedo, dolor, ausencia, rabia, desconfianza y distorsión del autoconcepto. Es normal, sano y natural que experimentemos Ansiedad en muchos momentos de nuestra vida, pero..... ¿Cuándo se vuelve patológico? La ansiedad no es una emoción, es un estado en el que entramos donde hay diferentes emociones, pensamientos y sensaciones físicas. Una cosa es sentir angustia, ansia, inquietud o nerviosismo, y otra cosa es sentir ansiedad, donde puedes experimentar esas tres y otras al mismo tiempo. El ansia, meramente como experiencia interna, habla de querer experimentar algo que no estás experimentando ahora, es necesitar algo y sentirte carente o falto de. Sin embargo, en éste libro y en la información que yo comparto, me refiero a ansiedad como éste fenómeno que involucra al ansia, y a otras emociones, pensamientos y sensaciones físicas. La ansiedad es precisamente la consecuencia de vivir con mucho estrés no canalizado, acumulado y reprimido en tu vida, y cuando la ansiedad aparece, lo hace para darte el aviso desde tu cuerpo y tu interior, de que necesitas hacer un alto y generar algún cambio para sentirte mejor. Es por eso que yo entiendo a la ansiedad como una aliada y amiga, pues me hace ver lo que no me he dado cuenta o querido negar por un tiempo, para que pueda transformarlo, evolucionar y retomar el camino que me lleva a mi plenitud personal. El término ansiedad proviene del latían anxietas, congoja o aflicción. Consiste en un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y de causa indefinida. La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica, es que ésta última se basa en una valoración irreal o distorsionada de la amenaza. Cuando la ansiedad es muy severa y aguda, puede llegar a paralizar al individuo, transformándose en pánico. Algunos de los síntomas que, en caso de ser persistentes, hacen de la Ansiedad un estado patológico son: 1. Mentales Internos: - Preocupación - Inseguridad - Miedo o temor - Aprensión - Pensamientos negativos (inferioridad, incapacidad) - Anticipación de peligro o amenaza - Dificultad de concentración - Dificultad para la toma de decisiones - Sensación general de desorganización o pérdida de control sobre el ambiente 2. Motores Observables: - Hiperactividad - Paralización motora - Movimientos torpes y desorganizados - Tartamudeo y otras dificultades de expresión verbal - Conductas de evitación fisiológicos o corporales - Síntomas cardiovasculares: palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta, accesos de calor Síntomas respiratorios: sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial, opresión torácica - Síntomas gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, aerofagia, molestias digestivas - Síntomas genitourinarios: micciones frecuentes, enuresis, eyaculación precoz, frigidez, impotencia - Síntomas neuromusculares: tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza tensional, fatiga excesiva Técnicas para reducir la ansiedad. Una vez hemos identificado que una situación se nos ha salido de control y limita nuestra capacidad de respuesta, acción y comunicación en nuestras relaciones, nuestro bienestar cotidiano y las metas y propósitos que nos trazamos, es necesario recurrir a espacios y herramientas profesionales que nos ayuden a contener la carga emocional y generar consciencia a través del autoconocimiento de nuestras propias emociones. Quiero recalcar que cada caso es distinto, y en mi consulta trabajamos planes, actividades y narrativas particulares; sin embargo, hay una serie de prácticas e ideas comunes que podemos implementar en nuestro día a día para atender y prevenir eventos de Ansiedad: 1. Ejercicio físico El ejercicio físico nos ayudará a evitar el exceso de activación del sistema nervioso, a promover la liberación y regulación de neurotransmisores relacionados con la vigilia, la concentración y el placer, y a conseguir un sueño más reparador. Si nuestro estado físico no nos permite la realización de ejercicio podemos optar por ritmos suaves a intervalos breves. No hay una actividad específica a sugerir, sin embargo es importante anotar, que sea cual sea la que elijas, asegúrate de que te permita placer, disfrute y conexión con tu cuerpo sin excesos y este adaptada a tus condiciones médicas en salud. 2. El sueño y los hábitos de alimentación Una alimentación desequilibrada puede perjudicar a algunos síntomas gastrointestinales asociados con algunos estados de ansiedad; mientras que una alimentación saludable y equilibrada nos ayudará a controlarla; alimentos ricos en Vitaminas B1, B6, B12, D, A y Omega 3 son altamente recomendables. Respecto al sueño, los beneficios de dormir bien son obvios, si vemos que la ansiedad no nos deja dormir (o peor, el pensamiento de que no podemos dormir, no nos deja dormir) podemos optar por leer y seguir las recomendaciones del profesional en Salud Mental. 3. Meditación y Mindfulness Es probable que ya hayas oído hablar del Mindfulness, es una técnica de meditación que te ayudará a conseguir la atención plena. Puedes preguntarme por recomendaciones al respecto. 4. Métodos de distracción Si empleamos distracciones adecuadas podemos interrumpir, aunque sea temporalmente, el pensamiento que nos provoca ansiedad: parada de pensamiento, lectura, ocio, pasear, llamada a alguien de confianza, entre otros. 5. Psicoterapia Es importante invertir en espacios profesionales que atiendan el complejo biológico, mental y emocional relacionado con la Ansiedad y así nos permitan encontrar herramientas que hagan de nuestros cambios, procesos sostenibles en el tiempo. Han llegado muchas mujeres a mi consulta mostrando cuadros de Ansiedad que empiezan a convertirse en otro tipo de episodios más complejos. Al explorar profundo en sus historias, muchas de esas reacciones de ansiedad están relacionadas con vivencias de rechazo, necesidad de control y reconocimiento, pensamientos rígidos, necesidad de aprobación, miedo y en muchas, necesidad de ser perfectas. Tenemos que comenzar a deshacer la socialización de la perfección en todos los niveles (ocupacional, corporal, material, físico, relacional, romántico, económico, emocional, social), y tenemos que combinarla con la creación de una hermandad que les diga a las niñas y a las mujeres que no están solas en su trabajo por construir identidades auténticas, polifacéticas y diversas. Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • ¿Cómo manejar conversaciones difíciles?

    Conversar es el Arte de crear un contexto emocional empoderante en una relación. Aquí siete claves para conversar mejor. Pensamos que la mayor parte de las cosas que comunicamos están mediadas por las palabras escritas o dichas y nos esforzamos muchas veces por la redacción o elocuencia de lo dicho; y si bien esto es fundamental, el “clic” de una conversación que tenga resultados justos y estéticos para cualquiera de los interlocutores, se basa en la consciencia sobre la comunicación no verbal y la apertura a establecer un contexto de GANAR-GANAR en la relación, donde prime el cuidado por las emociones que se despiertan y donde se apliquen los principios de “No tomarse nada como Personal” (es decir, no equiparar lo que se dice con la esencia o identidad de las personas y la mía propia) y “Partir de la propia experiencia” (es decir, hablar en primera persona siempre y ejemplificar la manera en como un hecho nos hizo sentir o lo que entendemos de lo vivido o dicho en la relación). Conversaciones difíciles son aquellas que a cada uno nos cuestan por las consecuencias que anticipamos de las mismas (puede tener que ver con expresar quejas, peticiones, reclamar algo, decir que no… hablar con un superior o con alguien con posicionamientos muy diferentes a los nuestros…). Puede pasar también que una conversación que no parecía difícil se transforme en tal. Hay señales en el interlocutor que nos lo pueden indicar: silencio, reacciones desproporcionadas, síntomas de inseguridad o intranquilidad… Si percibo que no va a acabar bien o que me está alterando mucho (o a mi interlocutor) es más acertado parar y posponer la conversación. Dados los avances tecnológicos y la aparente “sobre comunicación” a la que nos vemos expuestos, muchas veces dejamos nuestras conversaciones para ser tramitadas por WhatsApp o las demás redes sociales, o acudimos a guías y diagnósticos en los buscadores de internet o a los videos de consejos en YouTube. Antes vivíamos en una sociedad de buceo, ahora es más de surfeo. Se tocan más olas, pero se profundiza menos. Conversar es mucho más que hablar, que comunicarse. Muchas veces no vamos más allá de monólogos entrelazados. Las conversaciones difíciles son una herramienta para hacer cambios profundos, tanto en el ámbito personal como en el profesional. A veces hay que mantener varias conversaciones para que el cambio sea efectivo porque una sola no es suficiente. Cada conversación es un universo irrepetible e impredecible, es una pieza única y refleja SOLO un fragmento de la historia construida y de las biografías de los interlocutores; navegar en las conversaciones es el arte de entrelazar lo dicho con lo no dicho, lo conocido con lo desconocido, lo que sabemos con lo por descubrir, lo que nos contaron con lo que sé y al final… es tener consciencia de la emoción genuina y sana que quiero dejar en el otro luego de la despedida. Por eso conversar requiere un proceso primero de autoconocimiento y consciencia personal, sobre las propias emociones, límites, dolores, capacidades, historias y necesidades. En Ella Migra nuestro objetivo es partir de esos lugares en tu historia personal, para que logres HACER ARTE de tus relaciones y de lo que te cuesta. Empezando siempre por la distinción de ser tú la FUENTE del cambio que quieres ver en el mundo. Para que no haya desencuentros es importante que tanto el emisor como el receptor sintonicen las mismas claves. Friedemann Schulz von Thun dice que lo expresado tiene cuatro caras: 1) el contenido objetivo, lo literal (es fundamental cultivar la claridad expositiva); 2) la autoexposición, aquello que dice de sí mismo, aunque no lo pretenda, el emisor (es clave la autenticidad); 3) la relación, lo dicho habla del tipo de relación, del lugar desde el que se habla (el éxito de una conversación pasa por un profundo respeto del otro y de su punto de vista aunque no lo compartamos) ; 4) la incitación a la acción, nuestras palabras indican de forma más o menos explícita lo que quisiéramos que ocurriera (una vez más es importante la claridad expositiva, el otro no tiene por qué suponer o leer entre líneas). Cada uno de nosotros desarrolla mayor sensibilidad hacia uno de los lados. Es fundamental que cada uno sepa cuál es el suyo y el de la persona con la que se comunica. En una conversación se dan varias conversaciones: sobre las emociones, sobre lo que pasa, sobre la identidad y la relación y sobre la acción. Además, un elemento primordial en cualquier conversación, y más en una difícil, es manejar nuestra conversación interna y distanciarnos de ella. Algunas claves para manejar conversaciones difíciles son: 1. “Prepárate”. A mayor preparación más posibilidades de éxito, aunque tengamos que improvisar. Esto incluye: tener claros nuestros objetivos; conocer nuestra emocionalidad; cuestionar nuestra conversación interna (qué me estoy contando a mí misma); pensar en cómo es, piensa y siente la otra persona. “La carga emocional que conlleva una conversación difícil nos lleva con rapidez a olvidar las buenas intenciones para adentrarnos en una dinámica de vencedores y vencidos, una dinámica bélica” 2. “Construye el contexto adecuado”. El inicio es muy importante. Tenemos que ser capaces de dar seguridad a la otra persona y aclararle el contenido y objetivo de la conversación. También es relevante el lugar y contar con el tiempo necesario. 3. “Explora el punto de vista de la otra persona”. Antes de lanzar nuestra opinión y propuestas es fundamental dar cabida a que el otro exprese cómo ve el tema. Hacerlo muestra consideración y respeto hacia el otro. Como dijo el autor, implica atribuir la “presunción de inteligencia”. 4. “Muestra la forma en que tú lo ves”. Debemos ser claros y concretos respecto a los hechos que nos incomodan o disgustan y debemos mostrar cuán crucial para nosotros es la necesidad de cambio. 5. “Busca un acuerdo, un compromiso de acción y cierra bien”. Una conversación tiene éxito cuando se consigue un acuerdo y un compromiso de hacer o dejar de hacer (que puede afectar a una parte o las dos). 6. “Y, en todo momento, escucha activamente”. Supone estar atento a lo que el otro dice y lo que no; escuchar con los oídos y con los ojos; percibir sus emociones. Exige controlar nuestra conversación interna y estar atentos también a nuestras reacciones. “Saber escuchar es saber aprender, de la misma manera que saber aprender implica saber escuchar. Aprender no es otra cosa que abrirse a ser transformado, a cambiar, a ser diferente, con la expectativa de ser mejor, de tener más capacidad de acción” (Rafael Echeverría). 7. “Seguimiento”. Conviene concertar nuevas conversaciones para hacer una revisión de lo acordado. · Estos últimos puntos son tomados del libro: “¿Cómo se lo digo? El arte de las conversaciones difíciles. El impulso de cambios efectivos a través del diálogo”.

  • Perdonar es retomar el control y el poder de tu libertad.

    Todos los seres humanos tenemos una herida sagrada. A veces una situación, los cambios, el migrar, una persona o un evento inesperado, activan ese dolor oculto. Esa herida viene de historias que no tramitamos de manera adecuada, de historias de nuestra infancia de incomprensión o de historias que creímos haber sanado pasando rápido y de largo en ellas. Las causas son en el fondo las mismas para todos. En la búsqueda de ser amado o de dar amor, pasan muchas cosas. Nos mienten, mentimos, nos hieren, herimos, nos engañan, engañamos, nos lastiman, lastimamos, nos humillan, humillamos, nos burlan, burlamos. Nos enseñan en la infancia a cómo nombrar el mundo y las emociones según las creencias establecidas y nos dividen en lo positivo y lo negativo y así nos encontramos en la adultez sin saber dónde poner y cómo tramitar la rabia o la tristeza. Y es que no hay tal, quedarse estáticamente en cualquier emoción es sólo una ilusión del ego. Trabajando con mujeres a lo largo de estos años y con niños en primera infancia, he visto en mis espacios de consulta psicológica la inocencia que se esconde en todas las emociones y lo peligroso que resulta reprimirlas o dividirlas en buenas o malas. En mi vida personal, también he sido herida y me he sentido herida. Siempre hago todo con la mejor intención, ayudo, entrego, regalo, abro las puertas de mi casa, de mi empresa y de mi vida sin pensar si saldrá bien o mal. A lo largo de los años, me he podido dar cuenta que algunas cosas salen bien y otras no, que algunas personas entienden de qué se trata esto y otras no, que algunas personas tienen la intención de hacer daño y otras no, que algunas personas entienden que construir es hacerlo juntos y otras no, que algunas personas entienden que en la vida he cambiado y otras no, que algunas personas entienden que se vino a la tierra a vibrar alto y otras no, que algunas personas se esfuerzan en figurar y otras no, que no todos corresponden lo que con amor entregas y que algunas personas viven y mueren sin saber qué es el perdón. Yo preferí que la profundidad con la que veo mi vida se convirtiera en mi mayor practicidad y descubrí que el perdón no significa que me lo aguante todo, que olvide todo, que me reconcilie, que busque reparación o que permita que otros abusen, sino que libero y me libero de la culpa para poder aligerar la carga y vibrar más alto. La vida es lo que es y somos nosotros los que la interpretamos. Por problemas más pequeños que los míos muchos se han suicidado, con mucho más dolor en el corazón, otros en cambio, han entendido que no hay más salida que el perdón. Perdonar es un proceso de reconocer el dolor del que hemos sido presas, el dolor que nos ha hecho tener máscaras o escondernos tras defensas, es liberarnos de la culpa y del afán neurótico de pensar en lo que se hizo mal y de qué hubiera pasado si lo hubiera hecho de otra manera. Los sucesos son los que son y nuestro poder está en renacer en ellos y con ellos como el ave fénix. Perdonar es dejar la culpa y la rabia para caminar ligero sin dejar de amar, y confiar en que la inocencia de la vida nos protege y acompaña en cada paso. . Gracias a los comentarios que recibí en las historias compartidas de mis redes sociales, en las consultas personales que varias mujeres me hicieron sobre alguna experiencia dolorosa en su vida que les ha costado tramitar y liberarse de ella, y finalmente, gracias a las mujeres que han decidido asistir a consulta conmigo e invertir en calidad y calidez en su salud mental, te presento a continuación algunas claridades sobre el Perdón: ¿Qué es perdonar? En 2016, la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó una recopilación de investigaciones en torno a la psicología del perdón y la reconciliación en el ámbito de conflictos con repercusión a escala social y familiar. En el documento, titulado «Forgiveness: A Sampling of Research», la APA define el perdón como un proceso (o el resultado de un proceso) que involucra un cambio en las emociones y actitudes hacia un ofensor que disparo una experiencia de victimización, dolor o vulneración. El perdón es un proceso complejo que necesita de transformaciones profundas en las concepciones que tiene una persona sobre un hecho. Estos cambios incluyen componentes, tanto cognitivos como afectivos muy importantes. Cuando nos hemos visto envueltas en las consecuencias de hechos difíciles, dolorosos, traumáticos o violentos y no hemos hecho un cierre adecuado de ellos, experiencias de desamor, venganza, hostilidad, abandono, agobio, desesperanza, rabia, frustración, tristeza, miedo, desconfianza y competencia vuelven a nuestra vida en forma de patrones de comportamiento que se repiten en circunstancias y con personas diversas. . Las experiencias de No perdón en nuestra vida, se asocian con eventos de estrés, ansiedad, tristeza, consecuencias en nuestra salud física de diferente índole y dificultades en establecer y mantener patrones de relación auténticos, seguros y perdurables en los vínculos con los otros. ¿Qué no es perdón? El perdón es un proceso independiente que no debe ser confundido con excusar, condonar, indultar ni olvidar. Según la APA, todos estos son, a la vez, procesos individuales que involucran otro tipo de concientización y no conllevan los mismos resultados. De este modo PERDONAR NO ES: - Excusar implica tomar la decisión de no responsabilizar a una persona o grupo por una acción. - Condonar supone que no vemos la acción como negativa o inadecuada y que no consideramos necesario perdonar a su autor. - Indultar equivale a absolver a una persona de las acciones hirientes por los que había sido condenada, y le corresponde únicamente a una figura social representativa. - Olvidar es hacer una suerte de amnesia temporal ¿Qué te permite el perdón? - Una mejora en la salud física y mental - Una restauración del sentido de empoderamiento personal - Una posibilidad clara y sana de relación entre la situación desencadenante y tu presente - Una sensación de esperanza por la resolución de un conflicto - Un cambio consciente de tus esquemas de vínculo afectivo con otros - Una experiencia de liderazgo total sobre tu libertad de Ser y Hacer - Una reestructuración evolutiva de tus procesos de aprendizaje, socialización y logro de metas - Una conexión con el presente, la creatividad y la pasión - Un enamoramiento profundo y no narcisista de ti misma y tu grandeza - Una validación y riqueza de tu experiencia emocional, espiritual e intelectual - Un respiro profundo a tus relaciones sobre la base del agradecimiento, la ternura, la verdad y la autenticidad . ¿Hay pasos para el perdón? Están de moda los procesos ligeros que te invitan a seguir rutas para “liberarte” de cargas en tu vida, y yo, que he recorrido el Coaching con perspectiva Cuántica y Ontológica, que he caminado en escenarios espirituales e indígenas, que he estudiado procesos psicológicos diversos y que he hecho mi propio camino del perdón, te puedo decir que no hay fórmula única y que el real perdón se logra tras vivir procesos profundos de autoconocimiento y sanación espiritual y emocional de la mano de maestros y profesionales expertos, de espacios de autorreflexión y soledad con propósito, y de compañía de mujeres y hombres conscientes. Por esto no hay formulas únicas, sino que somos nosotras las autoras de los mejores y más bellos procesos de sanación en la búsqueda y reconexión con nuestro Ser auténtico. Algunas ideas que son claves para perdonar son las siguientes: El perdón es para quien lo concede, no para quien lo recibe. Dirigirse al perdón es reconocer qué, cómo, dónde, por qué y para qué experimentamos el dolor, la rabia, la frustración y el sentirnos heridas con algo o alguien. Es darse la posibilidad de vivir y sentir todo a profundidad incluyendo lo que nos cuesta, incluyendo el sentirnos víctimas porque efectivamente lo pudimos haber sido. Es no evadir estas experiencias, sino mirarlas, nombrarlas y reconocer su presencia en nuestra vida. Una vez hecho esto, es importante entender cuál fue el contexto (situaciones) de esas emociones y entender que acercarnos al perdón será una experiencia que es por y para nosotras, pues puede que nos encontremos con que el otro(a) no esta preparado para entender, recibir ni escuchar o que simplemente ya no este disponible para hacerle llegar nuestro mensaje. El perdón es ubicarnos en el presente, honrando lo vivido. Una vez validadas las emociones, es necesario dirigirnos a la experiencia de la Empatía primero hacia nosotras mismas, dándonos amor propio en el sentido de reconocer que las cosas que ocurrieron se dieron desde el nivel de consciencia que los demás y nosotras teníamos en ese momento, y por tanto lo único que podemos cambiar es la experiencia presente de liberarnos de la culpa y la rabia para tornarlos en energía creativa. En este lugar me ha maravillado ver en mi consulta, cómo mujeres de diferentes partes del mundo han convertido experiencias de dolor, abandono, traición, enfermedad, desamor o violencia que vivieron en pareja, familia, amigos, negocios, trabajos o a nivel social y político; en experiencias de creatividad, empoderamiento personal y fuente de creación y servicio para ellas, el mundo y sus familias con resultados asombrosos de emprendimiento, pasión y vitalidad. El perdón toma (y debería tomar) tiempo. La obsesión con el perdón es tan malsana como la obsesión con la venganza. Perdonar, dice Luskin, toma tiempo y uno debe tener plena conciencia de ello para evitar ejercer presión sobre sí mismo y «dejar que las heridas sanen y que la mente se recupere». Cuando se trata de conflictos o experiencias significativas y de impacto, la psicoterapia es fundamental para ayudar a las personas a asimilar lo ocurrido y apoyar el proceso de perdón, que tampoco tiene por qué suponer un proceso de reconciliación, sino de liberación personal. Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Ámate a ti misma como si tu vida dependiera de eso, porque ASÍ es.

    *Basado en el Libro "Morir para ser Yo" de Anita Moorjani El propósito más grande de nuestra vida es ser lo que somos y expresar nuestro ser auténtico sin miedo. Esto es imposible sino nos aceptamos y nos amamos incondicionalmente. Lo único que nos impide vivir completamente y sin miedos, es nuestra incapacidad para practicar el verdadero amor propio. De hecho, nuestra cultura no promueve ni apoya esta práctica 100% espiritual. La mayoría de nosotras nos sentimos juzgadas si nos amamos, nos valoramos o nos ponemos primero. Los mitos que sostiene nuestra mente-ego (consciente o inconscientemente) para alejarnos de esta experiencia de aceptación incondicional de nuestro ser, y por lo tanto, de la verdadera alegría de vivir, son los siguientes: MITO 1: Es egoísta que me ame a mí misma Para destruir este mito, pensemos en lo opuesto: ¿qué pasa cuando no nos amamos o no nos valoramos a nosotras mismas? Nos sentimos poco merecedoras de amor y nos convertimos en personas necesitadas de llenar un vacío que creemos sólo lo pueden llenar otras personas. Nos convertimos en personas complacientes porque necesitamos la aprobación de los demás para sentirnos valiosas. Cuando nos amamos a nosotras mismas tal y como somos, dejamos de necesitar la aprobación de otros para ser quienes somos en realidad. Somos capaces de mostrar nuestro ser completo, realizado al mundo, y nos convertimos en personas que los demás quieren tener cerca. MITO 2: Amarme a mí misma significa autocuidado constante Muchas personas creen que el amor propio se refleja en comportamientos de autocuidado como meditar, comer ciertos alimentos y evitar otros, frecuentar ciertas personas y evitar otras, ver sólo noticias buenas del mundo, estar exclusivamente con personas que sientan y piensen igual que yo, renunciar a toda rutina o compromiso, vestirse de una manera, darse un masaje, una sesión de belleza o un rato de ocio. En otras palabras, creen que para sentir amor real por su ser, deben invertir tiempo, espacio y dinero en actividades o situaciones que los hagan experimentar comodidad. Aunque estas actividades son muy importantes para cuidar nuestro espíritu y cuerpo, y aportan armonía y tranquilidad a nuestra mente (y por supuesto te sugiero y casi te pido que las cultives e implementes), muchas personas se dedican a hacer esto todo el tiempo y aun así sus vidas no funcionan genuinamente a nivel romántico, sexual, relacional, social, familiar o emocional. ¿Por qué? Porque el verdadero amor propio es cuidar de nosotras mismas cuando menos motivadas estamos para realizar todas estas actividades de conexión y armonía. Amarnos verdaderamente significa cuidar de nosotras cuando menos nos sentimos merecedoras de amor; cuando hemos caído, hemos fallado y hemos hecho daño; no es desconexión, sino es conexión íntima, genuina y psicológica con esas situaciones y personas que evitamos sanar o con quienes evitamos relacionarnos. Si no podemos estar de nuestro lado cuando nadie más lo está, no podemos conectarnos con un sentimiento genuino de amor propio y autovalía. Es en los momentos más difíciles que necesitamos más de nuestro amor, de nuestra capacidad de sentir compasión por nosotras mismas. Así es que volvemos a empezar, y así es como cualquier muestra de amor que nos damos en los días más duros, se convierte en un regalo para nuestro ser realmente significativo. Amor propio es: "Sin importar lo que otros piensen, no me abandonaré a mí misma, ni me rechazaré a mí misma JAMÁS. Estaré siempre de mi lado!” MITO 3: Amarme a mí misma significa negar mis debilidades Todo lo contrario. Amarnos a nosotras mismas significa amar nuestro ser REAL con ternura y honestidad. ¡Y nuestro ser real es perfectamente humano! Es lleno de defectos, de inconsistencias, de miedos, heridas y errores. Amarnos a nosotras mismas significa amarnos cuando nos deshacemos con la crítica, cuando fallamos, cuando nos rompemos, cuando otros nos quieren romper y cuando decepcionamos a los que nos rodean. No se trata de negar nuestros fracasos y repetir afirmaciones sobre qué tan maravillosas somos. Amarnos a nosotras mismas es comprometernos a defender nuestro ser, cuando nadie más lo hace. El verdadero amor propio es la capacidad de aceptarnos tal y como somos, con nuestras fortalezas y errores, con nuestras emociones negativas y con nuestra capacidad inmensa de dar todo el amor que hay en nuestro corazón; es sabernos y mostrarnos auténticas sin pretender lucir bien, cooperando con el mundo no para hacer con el otro sino para construir con el otro. MITO 4: Es importante estar positivo siempre, a pesar de las circunstancias externas Aunque no es algo malo tener una actitud positiva en la vida y de hecho es necesaria para afrontar tantas cosas complejas que cada tanto nos llegan, intentar controlar la vida teniendo pensamientos exclusivamente positivos es desgastante y alejado de la naturaleza espiritual y mental. Tenerle miedo a expresar nuestras emociones negativas y a nuestros días llenos de pensamientos de victimización, inseguridad desesperanza, odio y rabia, porque queremos evitar manifestar una realidad física negativa, sólo nos lleva a negar, suprimir y alejar nuestro verdadero ser humano. Y esta supresión de emociones sólo nos lleva a crear una realidad de enfermedad, de desapego al mundo tal y como es, de distanciamiento y tiranía frente al sufrimiento de otros, de ausencia de procesos integrales de conocimiento, y a veces de soledad (porque al no aceptar nuestras manifestaciones emocionales humanas, también rechazamos a los demás); así mismo, nos lleva a alejarnos de la genuina experiencia de la Empatía que por su naturaleza, surge de la conexión con las dificultades y la posibilidad de experimentar todo lo que habita en ellas. “Entre más me amo a mí misma, mejor mi mundo externo. Entre más me amo y me valoro a mí misma, permito que más cosas buenas y positivas lleguen a mi vida. Entre menos me amo a mí misma, menos me siento merecedor de permitir que las cosas positivas vengan a mi vida”. Si constantemente juzgamos ciertas emociones y sentimientos como “negativos” y nos forzamos a tener pensamientos positivos, el mensaje que le estamos mandando a nuestro propio ser es “tus pensamientos están mal. No deberías estar teniendo estos sentimientos”. Básicamente, estamos negando lo que somos y lo que sentimos, y estamos negando nuestra real naturaleza biológica, neurológica, psicológica y espiritual. Esta no es una actitud de amor hacia nosotras mismas, y claramente no es saludable, ya que tener tantas emociones embotelladas en nuestro interior a un nivel consciente o inconsciente, nos lleva a estallar de formas inadecuadas cuando menos lo pensamos. Una vida sana, es una vida cíclica, en donde experimentamos, aprendemos, profundizamos y vivimos nuestras sombras, así como valoramos los momentos de felicidad; y así mismo, la postura apreciativa, positiva y alegre frente a los sucesos de la vida, llegará en autenticidad y luego de un proceso de trabajo interior profundo y constante. “ES MÁS IMPORTANTE SER YO MISMA, QUE SER POSITIVA. Y como resultado, cuando soy positiva, es genuino y auténtico”. Te abrazo y espero en Psicoterapia. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • 7 pasos clave de Amor propio

    Cuando hablamos del amor propio no estamos hablando de ser narcisistas. Tampoco hablamos del uso constante del “yo, yo, yo” ni de vivir pensando únicamente en nuestros intereses propios. Cuando nos referimos al amor propio, tampoco estamos haciendo hincapié en luchar contra el mundo para poder expresarnos o conseguir aquello que queremos. No hablamos de un estado de desconexión emocional con el afuera en donde de manera consciente o no, pasamos por encima de nuestras relaciones, de las cosas que nos cuestan, de nuestro pasado o de las necesidades vitales de los otros. Tampoco estamos hablando de una lista de actividades de moda, de fitness o de estereotipos del mundo con respecto al éxito o la felicidad. Hablar de Amor propio es hablar del autocuidado y del cuidado por las relaciones y el mundo emocional en el que habitamos; es mirar con espejo y no con lupa, las relaciones que han configurado y configuran nuestra historia como mujeres, haciendo consciencia de cuáles son las conversaciones sobre las cuales hemos cimentado nuestra identidad y los valores sobre los cuales emprendemos cada paso y cada día. La invitación al Amor propio es la búsqueda constante y consciente por enriquecer la mente con conocimiento, el cuerpo con arte y el alma con fe, en donde cada una nos lanzamos a la búsqueda honesta de vernos profundo e iluminar nuestras oscuridades, para que la luz inquebrantable de nuestro interior ilumine de tal manera que sane a su paso y no queme. Amor Propio es avivar la llama de nuestro interior desde procesos de meditación, terapia psicológica y formación en el que cada una le pondrá su receta personal; aquel amor que nos permite mirarnos a nosotras mismas con cariño y respeto en lo que hemos sido, somos y queremos ser. Aquel que nos permite y nos facilita ser dueñas de nuestro poder, mediante el diálogo sincero. Algunos pasos para mantenerse en Amor propio son: 1. Permanece atento y consciente Las personas que tienen más amor propio tienden a saber lo que piensan, sienten y desean. Ellas son conscientes de lo que son y lo ponen en práctica y no actúan en función de lo que otros quieren para ellos. 2. Actúa en función de tus necesidades Amar no significa cumplir con los deseos del otro, sino facilitarle lo que necesita. El amor hacia uno mismo funciona bajo el mismo principio. Si te centras en lo que necesitas te mantendrás apartada de los patrones de comportamiento automáticos que son poco saludables, esos que te dan problemas o que te mantienen anclada en el pasado. 3. Practica un buen cuidado personal Una manera de aumentar el amor propio es cuidar más de tus necesidades básicas. Las personas que se aman a sí mismas se alimentan diariamente a través de actividades saludables, lo que incluye una buena alimentación, ejercicio, buen sueño, intimidad e interacciones sociales saludables. 4. Establece límites Una persona que se ama a sí misma tiene valor para establecer límites y para decir «no» a todo lo que le afecta física, emocional o espiritualmente. Esta es sin duda una de nuestras cuentas pendientes, esa práctica que tanto nos cuesta pero que a fin de cuentas tan necesaria es para nuestro bienestar. Practícala sin temores ni reparos. Los límites nos ayudan a mejorar la calidad de nuestras relaciones y en definitiva a aumentar el amor propio. 5. Protégete de las personas tóxicas Amor propio es también saber desenvolvernos ante las situaciones más complejas sabiendo imponer nuestros derechos y necesidades; y así mismo, nuestras responsabilidades de empatía hacia los demás. 6. Perdónate a ti misma Los seres humanos podemos ser muy duros con nosotros mismos. Ahora bien, ser responsables de nuestras acciones no implica que tengamos que castigarnos por ellas eternamente. Las personas que se aman a sí mismas aprenden de sus errores, aceptan su humanidad y se perdonan. 7. Vive con intención Para aceptarse y amarse más, siendo consciente de lo que sucede en tu vida, es bueno que tengas al menos un propósito. Si tu intención es vivir una vida significativa y saludable, debes tomar las decisiones que apoyan esta intención. No se puede amar a otro más de lo que uno se ama a sí mismo: por lo tanto, es necesario aprender a amarse para poder ofrecer amor un amor más auténtico y significativo a quienes nos rodean. Reflexionemos en ello, vale la pena.

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