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Perdonar es retomar el control y el poder de tu libertad.

Actualizado: 28 oct 2021

Todos los seres humanos tenemos una herida sagrada. A veces una situación, los cambios, el migrar, una persona o un evento inesperado, activan ese dolor oculto. Esa herida viene de historias que no tramitamos de manera adecuada, de historias de nuestra infancia de incomprensión o de historias que creímos haber sanado pasando rápido y de largo en ellas.


Las causas son en el fondo las mismas para todos. En la búsqueda de ser amado o de dar amor, pasan muchas cosas. Nos mienten, mentimos, nos hieren, herimos, nos engañan, engañamos, nos lastiman, lastimamos, nos humillan, humillamos, nos burlan, burlamos.


Nos enseñan en la infancia a cómo nombrar el mundo y las emociones según las creencias establecidas y nos dividen en lo positivo y lo negativo y así nos encontramos en la adultez sin saber dónde poner y cómo tramitar la rabia o la tristeza. Y es que no hay tal, quedarse estáticamente en cualquier emoción es sólo una ilusión del ego.

Trabajando con mujeres a lo largo de estos años y con niños en primera infancia, he visto en mis espacios de consulta psicológica la inocencia que se esconde en todas las emociones y lo peligroso que resulta reprimirlas o dividirlas en buenas o malas.

En mi vida personal, también he sido herida y me he sentido herida. Siempre hago todo con la mejor intención, ayudo, entrego, regalo, abro las puertas de mi casa, de mi empresa y de mi vida sin pensar si saldrá bien o mal. A lo largo de los años, me he podido dar cuenta que algunas cosas salen bien y otras no, que algunas personas entienden de qué se trata esto y otras no, que algunas personas tienen la intención de hacer daño y otras no, que algunas personas entienden que construir es hacerlo juntos y otras no, que algunas personas entienden que en la vida he cambiado y otras no, que algunas personas entienden que se vino a la tierra a vibrar alto y otras no, que algunas personas se esfuerzan en figurar y otras no, que no todos corresponden lo que con amor entregas y que algunas personas viven y mueren sin saber qué es el perdón.


Yo preferí que la profundidad con la que veo mi vida se convirtiera en mi mayor practicidad y descubrí que el perdón no significa que me lo aguante todo, que olvide todo, que me reconcilie, que b