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Se encontraron 117 resultados para ""

  • Retos migratorios y cómo entender la aculturación.

    Si has transitado experiencias migratorias o has conocido gente que se encuentre en ellas, habrás encontrado frases como: "Adaptarse a la nueva cultura es difícil"; "Estas diferencias culturales son retantes"; "No me gustan estás maneras de ser (de personas de un país de acogida)"; "La cultura es muy diferente de donde yo vengo", etc. La migración nos ha dado riqueza humana e intercambio de prácticas, conocimientos, costumbres, creencias y sentires que nos hacen crecer y con ello entrar en conflicto. Son muchos los retos a los que nos confontamos cuando por razones diversas inmigramos. Entre ellos, muchas personas alrededor del mundo han tratado de entender y acompañar los procesos migratorios desde diversas ópticas; algunas de esas personas han usado el término "Aculturación" ante la necesidad de comprender los efectos que tenía a nivel individual y colectivo el encuentro de culturas que a veces es vivido como choque y otras veces como oportunidad. Inicialmente se empezó a estudiar este término ante preocupación por los efectos de la dominación europea sobre los pueblos coloniales e indígenas. Posteriormente, se centró en cómo los inmigrantes (tanto voluntarios como involuntarios) cambiaron después de su entrada y asentamiento en las sociedades receptoras. Más recientemente, gran parte del trabajo se ha centrado en cómo los grupos etnoculturales se relacionan entre sí y cómo cambian como resultado de sus intentos de vivir juntos en sociedades culturalmente plurales. Hoy en día, los tres focos son importantes a medida que la globalización resulta en relaciones comerciales y políticas cada vez más amplias. Las poblaciones nacionales indígenas experimentan una neocolonización; nuevas oleadas de inmigrantes, extranjeros y refugiados surgen de estos cambios económicos y políticos; y en la mayoría de los países se establecen grandes poblaciones etnoculturales. Las primeras opiniones sobre la naturaleza de la aculturación son una base útil para el debate contemporáneo. En particular, se han citado ampliamente dos formulaciones. El primero, de Redfield y sus colegas en un artículo de 1936, es el siguiente: La aculturación comprende aquellos fenómenos que resultan cuando grupos de individuos que tienen diferentes culturas entran en contacto continuo de primera mano, con cambios posteriores en los patrones culturales originales de uno o ambos grupos. … Según esta definición, la aculturación debe distinguirse del cambio cultural, del cual es sólo un aspecto, y de la asimilación, que a veces es una fase de la aculturación. En otra formulación, el Consejo de Investigación de Ciencias Sociales en 1954 definió la aculturación como "Cambio cultural que se inicia por la conjunción de dos o más sistemas culturales autónomos. El cambio aculturativo puede ser consecuencia de una transmisión cultural directa; puede derivarse de causas no culturales, como una modificación ecológica o demográfica inducida por una cultura impactante; puede retrasarse, como ocurre con los ajustes internos que siguen a la aceptación de rasgos o patrones extraños; o puede ser una adaptación reactiva de los modos de vida tradicionales". En la primera formulación, la aculturación se considera un aspecto del concepto más amplio de cambio cultural (el que resulta del contacto intercultural), se considera que genera cambios en "uno o ambos grupos" y se distingue de la asimilación (que puede ser " a veces una fase”). Éstas son distinciones importantes para el trabajo psicológico. En la segunda definición, se añaden algunas características adicionales, incluido el cambio que es indirecto (no cultural sino más bien “ecológico”), se retrasa (los ajustes internos, presumiblemente de carácter tanto cultural como psicológico, toman tiempo) y pueden ser “reactivo” (es decir, rechazar la influencia cultural y cambiar hacia una forma de vida más “tradicional” en lugar de inevitablemente hacia una mayor similitud con la cultura dominante). Retos migratorios y cómo entender la aculturación. En 1967, Graves introdujo el concepto de aculturación psicológica, que se refiere a los cambios en un individuo que participa en una situación de contacto cultural, siendo influenciado tanto por la cultura externa como por la cultura cambiante de la que el individuo es miembro. Hay dos razones para mantener estos dos niveles distintos. La primera es que en la psicología transcultural consideramos que el comportamiento humano individual interactúa con el contexto cultural dentro del cual ocurre; por lo tanto, se requieren concepciones y mediciones separadas en los dos niveles. La segunda es que no todos los individuos entran y participan en una cultura de la misma manera, ni todos los individuos cambian de la misma manera; existen enormes diferencias individuales en la aculturación psicológica, incluso entre individuos que viven en el mismo ámbito de aculturación. Estas definiciones nos hacer recordar que la aculturación: Responde al proceso de transformación e interacción entre culturas diversas en el marco de procesos migratorios que pueden darse de manera conflictiva, mediadora, dominante, enriquecedora y/o colonizadora. Responde a la vivencia personal y colectiva de intercambiar prácticas emocionales, sociales, comportamentales y de pensamiento que van cambiando tanto a los individuos como a las sociedades en su conjunto. Estos cambios pueden ser un conjunto de cambios de comportamiento bastante fáciles de lograr (por ejemplo, en la forma de hablar, vestirse o comer; en la propia identidad cultural), o pueden ser más problemáticos y producir estrés aculturativo manifestado por incertidumbre, ansiedad y depresión. Las adaptaciones pueden ser principalmente internas o psicológicas (por ejemplo, sensación de bienestar o autoestima) o socioculturales, vinculando al individuo con otros en la nueva sociedad como se manifiesta, por ejemplo, en la competencia en las actividades de la vida intercultural diaria. En Ella Migra seguimos en el compromiso de apoyar emocionalmente a las personas en contextos migratorios. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises el post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • Trastorno afectivo estacional: Más que depresión invernal

    El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión que dura una temporada, normalmente los meses de invierno, y desaparece durante el resto del año. Cuando las horas de luz empiezan a disminuir y hace más frío, muchas personas pueden experimentar síntomas parecidos a la depresión. Para algunas personas, los síntomas duran relativamente poco. El trastorno afectivo estacional, también conocido como TAE, es algo más que la tristeza invernal. Es un tipo de "depresión" que dura una temporada, normalmente los meses de invierno, y desaparece durante el resto del año. Los síntomas del TAE pueden parerer los mismos que los de la depresión. Pueden variar en gravedad y a menudo interfieren en las relaciones personales. Los síntomas incluyen fatiga, tristeza generalizada, pérdida de interés, dificultad para dormir o sueño excesivo, antojos y mayor consumo de almidones y dulces, sentimientos de desesperanza y pensamientos difíciles. Si la tristeza invernal es intensa y se ha prolongado durante al menos dos inviernos, es posible que padezcas TAE. ¿Cuáles son los síntomas del TAE? Si padeces TAE, es posible que experimentes algunos de los signos y síntomas que se enumeran a continuación. Pero es diferente para cada persona y puede variar de una estación a otra, por lo que también puedes tener otro tipo de sensaciones que no aparecen en esta lista: Falta de energía Dificultad para concentrarse Falta de ganas de ver a la gente Sentirse triste, decaído, lloroso, culpable o desesperanzado. Ansiedad, enfado y agitación Ser más propenso a problemas de salud física, como resfriados, infecciones u otras enfermedades. Dormir demasiado o tener dificultades para despertarse (frecuente en el TAE invernal). Dormir poco o despertarse mucho (frecuente en el TAE de verano). Cambios en el apetito, por ejemplo, tener más hambre o no querer comer. Pérdida de interés por el sexo o el contacto físico Sentimientos densos Otros síntomas de depresión Trastorno afectivo estacional: Más que depresión invernal. Consejos para gestionar el trastorno afectivo estacional: Aprovecha al máximo la luz del día. La falta de exposición al sol es una de las causas del TAE, por lo que absorber toda la luz posible puede reducir los síntomas. Siéntate junto a una ventana o sal a pasear durante las horas de luz. Come y disfruta lo que puedas comer. Da rienda suelta a tu creatividad y busca recetas sustanciosas y fáciles de preparar. Prueba a preparar un postre con frutas de temporada, como manzanas y peras. Pasa tiempo con tus amigos y familiares. Pasar tiempo con los amigos y la familia es una forma estupenda de levantar el ánimo y evitar el aislamiento social. Acurrúcate con tus hijos o mascotas, visita a tus amigos mientras tomas una taza de té caliente o juega a juegos de mesa con tu familia. Habla con tus seres queridos sobre cómo le afecta la estación. Dedica tiempo a informarles sobre el TAE para que puedan comprender mejor tu situación. Manténte activo. No te quedes encerrado en casa todo el invierno. Sal y disfruta de tu comunidad esta temporada. Las investigaciones demuestran que el ejercicio y la programación de actividades agradables pueden ser formas eficaces de reducir el impacto del TAE. Busca ayuda profesional. Si sigues lidiando con sentimientos de depresión, puedes buscar ayuda de un profesional de la salud mental, para ayudarte a determinar si padeces un trastorno afectivo estacional y cuál es la mejor forma de tratarlo. Las investigaciones demuestran que la psicoterapia, es un tratamiento eficaz para el TAE, y puede tener más beneficios a largo plazo que la fototerapia -uso diario de una lámpara de luz artificial- o la medicación antidepresiva. En Ella Migra seguimos en el compromiso de apoyar emocionalmente a las personas en contextos migratorios y que estén atravesando pro procesos ansiosos o depresivos. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises el post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • ¿Convives con ambivalencia relacional? Revisa esto sobre el amor romántico.

    "Te quiero pase lo que pase". "Quiero estar siempre contigo". "No puedo hacer esto más." "Quiero más tiempo juntos." "Necesito espacio". ¿Cuántas veces hemos dicho y oído estas frases? ¿Cuántas veces las hemos dicho y oído dentro de una misma relación?. "Ambivalencia relacional" es la experiencia de pensamientos y sentimientos contradictorios -de amor y odio, atracción y asco, excitación y miedo, desprecio y envidia- hacia alguien con quien mantenemos una relación. Lo experimentamos con nuestros padres/madres y hermanos/hermanas. Sentimos ese conflcito entre las partes de nosotros que están siempre entrelazadas con ellos y las partes de nosotros que quieren separarse. Lo experimentamos con nuestros hijos(as), esos seres que nos enseñan un amor que nunca hemos conocido, así como una frustración sin igual que puede incitar pensamientos dañinos. Lo experimentamos con nuestras amistades, esas a las que a veces no queremos ver pero acabamos sintiéndonos obligados a invitar a nuestra celebración. Lo experimentamos en las primeras etapas de las citas, cuando sentimos que el compromiso con otra persona puede conllevar una pérdida de nosotros(as) mismos(as). Puede que queramos una experiencia de amor mutuo, apoyo y seguridad, pero no si nos priva de nuestra libertad. Lo experimentamos en una relación que no ha crecido, que se siente estancada, cuando entramos en ese traicionero análisis de costes y beneficios preguntándonos si valdrá la pena seguir invirtiendo tiempo. Lo experimentamos en relaciones duraderas en las que -frente a un abanico de experiencias que van desde la toxicidad hasta el aburrimiento- podemos llegar a sentirnos acosados por la pregunta "¿debo quedarme o debo irme?". Nos sentimos atrapados en la relación, pero no queremos perder lo que hemos construido juntos: un hogar, una familia, un pequeño universo que a veces parece el paraíso y, otras veces, el infierno. La ambivalencia existe en todas las configuraciones relacionales, pero ejercemos mucha presión sobre el amor romántico, en particular, para que la supere. Nos enseñan que el amor es incondicional, que la pasión es absoluta y que encontrar "al elegido" debería despejarnos toda duda. Pero las relaciones nunca son blancas o negras. Aprendemos que se supone que el amor romántico nos inunda de certeza y que, por tanto, no hay lugar para la ambivalencia. Pero la ambivalencia es tan intrínseca a las relaciones como el amor mismo. Cuando se trata de relaciones sentimentales, "hasta que la muerte nos separe" no es sólo un juramento, es un plan. Pero, ¿qué ocurre cuando los planes cambian? ¿Qué pasa cuando no satisfacemos las necesidades de la otra persona? ¿Qué pasa cuando cometemos errores o cuando la persona que amamos se comporta de una manera que no podemos tolerar? ¿Qué pasa cuando la relación se mancha con mentiras, traición o duplicidad? De repente recordamos que el amor puede doler, y doler profundamente. Y una de las experiencias más desafiantes de la ambivalencia es cuando nos encontramos amando todavía a la persona que nos ha herido profundamente. La ambivalencia es un sentimiento incómodo. Cargada de contradicciones, nos hace dudar de nuestros sentimientos y elecciones. Puede hacernos pensar que hemos fracasado o que, tomemos la decisión que tomemos, fracasaremos. Esta incomodidad nos hace ansiar una respuesta definitiva. Así que nos forzamos en un sentido o en otro. Por lo general, nos inclinamos por tres opciones: Opción 1: Nos vamos. Cortamos y huimos. ‍ Terminamos la relación que tiene demasiados altibajos. Le decimos a nuestro padre/madre narcisista que no estará en la vida de sus nietos(as). Le decimos a nuestro hermano(a) con problemas que no apoyaremos más sus malos hábitos. Iniciamos una "ruptura de amistad" (una ruptura que no recibe suficiente atención). Avanzamos hacia un futuro igual y opuesto a nuestra realidad actual. Opción 2: Justificamos quedarnos aunque no nos parezca bien. Ya sea porque sentimos que no merecemos algo mejor, porque tenemos miedo de estar en soledad o porque sentimos que no tenemos elección. Todos estos sentimientos dolorosos y complicados a veces se esconden bajo la bandera del "amor incondicional". Es bonito decir "te quiero incondicionalmente", pero el amor no es una obligación, es un regalo. Cuando se vuelve coercitivo -cuando nuestra pareja nos dice "si me quisieras, me aceptarías totalmente"-, en realidad estamos experimentando una distorsión del amor. Y, a veces, también son situaciones en las que la falta de amor propio se disfraza de amor incondicional por una persona que no lo merece. Opción 3: Mantenemos la ambivalencia. La ambivalencia ocupa un espacio emocional en todas las relaciones; sólo depende de cuánto. A menudo pensamos que tenemos que resolver la tensión y llegar a una solución. A veces lo hacemos (sobre todo en las relaciones abusivas). Sin embargo, en la mayoría de las situaciones, mantener la ambivalencia es, en sí misma, una forma de aceptación radical. Esto puede aplicarse tanto a cómo aceptamos nuestras relaciones como a cómo nos aceptamos a nosotros(as) mismos(as). ¿Convives con ambivalencia relacional? Revisa esto sobre el amor romántico. En Ella Migra tienes un espacio seguro para hablar sobre este tema para que logremos gestionar de la mejor manera esas emociones y relaciones que nos cuestan. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises el post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • 6 cosas sobre la depresión: A propósito del día mundial de la depresión.

    Tristeza profunda, abatimiento, desesperanza, perdida de sentido y energía de vida son sentimientos que se han apoderado de millones de personas en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que al menos 280 millones padecen de depresión, un 18 % más que hace una década, lo que evidencia un alarmante crecimiento. La entidad afirma que si bien es un trastorno común, es grave y puede llevar al pensamiento o conducta suicida. En el día mundial de este trastorno, cada 13 de Enero, cabe preguntarse ¿a qué se debe su alarmante aumento? Además de los acontecimientos vitales traumáticos, tales como la muerte de un ser querido o el diagnóstico de una enfermedad grave, hay otros muchos factores de riesgo para la depresión que no son tan conocidos, aunque no por eso dejan de ser importantes: problemas sociales, genéticos, culturales, políticos, ambientales, afectivos, relacionales, laborales, personales y existenciales que inciden en este incremento. ¿Qué es la depresión? Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental frecuente. Se caracteriza por una tristeza persistente y una falta de interés o placer en actividades que antes eran gratificantes y placenteras. Además, puede alterar el sueño y el apetito, y suele ir acompañada de fatiga y falta de concentración. La depresión es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo y tiene un impacto significativo en la carga de morbilidad. Los efectos de la depresión pueden ser prolongados o recurrentes, y pueden mermar drásticamente la capacidad de una persona para rendir y llevar una vida gratificante. Las causas de la depresión incluyen complejas interacciones de factores sociales, psicológicos y biológicos. Diversas circunstancias vitales, por ejemplo la adversidad en la infancia, las pérdidas y el desempleo, contribuyen al desarrollo de la depresión y pueden conducir a ella. Existen tratamientos psicológicos y farmacológicos para la depresión. Sin embargo, en los países de ingresos bajos y medios, los servicios de atención y tratamiento de las personas con depresión suelen ser deficientes o inexistentes. Se calcula que,en países de bajos ingresos, más del 75% de las personas con trastornos mentales no reciben tratamiento. Recuerda leer la nota ya que teníamos de este tema AQUÍ 6 datos clave: NO SE ELIGE TENER DEPRESIÓN: No es una cuestión de "enfocarse en lo positivo, ocupar la mente, manejar el pensamiento, tener actitud o cultuvar la volunta". Estamos tan llenos de contenidos tóxicos y desinformados, que se minimizan los procesos psicológicos, mentales, neuronales y socioculturales que sustentan nuestras experiencias emocionales. La depresión es una condición compleja con la que muchas personas a nuestro alrededor conviven, y así como cualquier otra condición crónica -como la diabetes o la hipertensión-, requiere un abordaje integral, respetuoso, informado, profesional, responsable y que garantice espacios de derecho, cuidado y empatía. CAMBIOS NEUROQUÍMICOS: Ya hemos hablado de manera reiterada en este proyecto que NO SOMOS UN DIAGNÓSTICO y que NO SE NOS PUEDE RESUMIR A NINGUNO DE ELLOS; sin embargo, también es importante reconocer que condiciones clínicas y psicosociales como la depresión, implican cambios neuroquímicos que deben considerarse, abordarse y tratarse de manera profesional e integral. En las condiciones depresivas puede ocurrir la disminución de sustancias llamadas NEUROTRANSMISORES como la serotonina, dopamina o noradrenalina que participan en el control del estado anímico, energía, voluntad, palcer, concentración, memoria, imaginación, apetido, descanso y sexualidad. EL CEREBRO SE INFLAMA: La depresión puede representar una condición incapacitante e inflamatoria de bajo grado, en la que ocurren alteraciones inmunológicas, metabólicas y moleculares. Así que va más allá de una alteración de la dinámica de neurotransmisores en el cerebro. NO ES SIMPLE BAJÓN DE ÁNIMO: Desafortunadamente se han creado muchos estigmas, estereotipos e ideas erróneas alrededor de esta condición, haciendo que sus causas, síntomas, consecuencias y tratamientos se minimicen; a lo cual se suma la gran brecha en atención especializada y profesional que existen en muchos países en el mundo y más aún para ciertas poblaciones como personas en conidiciones de migración, riesgo o vulnerabilidad. Convivir con depresión implica que habitamos en condiciones socioculturales, económicas, neuroquímicas, emocionales, afectivas y biográficas de riesgo, por lo cual el abordaje y tratamiento debe darse de la mano de profesionales certificados y con experiencia en salud mental; algunas veces la medicación será necesaria por un tiempo limitado por el equipo profesional. LA GENÉTICA ES IMPORTANTE: Pero NO ES LA CAUSA de estados depresivos, por lo cual hay que mirar condiciones asociadas como: Hábitos de alimentación, Prácticas de descanso, Condiciones de estrés, Prácticas de ocio y movimiento, facores socioeconómicos, condiciones de violencia, discriminación, inequidad o injusticia. LA DEPRESIÓN ES DE TODAS LAS PERSONAS: La depresión no discrimina edad, sexo, orientación sexual, género, condición socioeconómica, posturas ideológicas, etc. En mi consulta y en mis redes de vida, he encontrado todo tipo de personas conviviendo con esta condición. VE A TERAPIA, PIDE AYUDA ESPECIALIZADA. 6 cosas sobre la depresión: A propósito del día mundial de la depresión. En Ella Migra seguimos en el compromiso de apoyarte emocionalmente. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises más post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • La pregunta que importa: Qué preguntar para conocer a alguien.

    "¿Qué no dice tu hoja de vida". Durante años, ésta ha sido una de mis preguntas favoritas en encuentros sociales. Me la paso frecuentando gente nueva y cada vez la vida me lleva a más espacios donde "conocer personas y hacer alianzas" se vuelve una de mis cotidianidades. En esos espacios, veo cómo nos transita cierta tensión no sólo al conocer personas nuevas, sino al exponernos a la evalaución de quienes recién estamos conociendo. Hay muchas preguntas que se me ocurren para romper esa tensión que implica exponerse a un nuevo contexto y realmente conectarnos con lo que nos hace emocionar en la vida y transitar esta humanidad. La indagación respetuosa sobre "el currículum no oficial", especialmente en contextos laborales o multiculturales, es la que nos aleja inmediatamente del temido "¿A qué te dedicas?". A la pregunta del currículum no oficial le debo la amistad y la complicidad de varios vínculos que se han vuelto "espacios seguros" en mi vida, a través de quienes transitar el día a día se me vuelve más bonito, más liviano. Una buena pregunta hace eso. Rompe un patrón. Profundiza. A veces, va más allá. Nos permite viajar a un nuevo lugar sin separarnos el uno del otro. Preguntar sobre las cosas que nos apasionan, sobre las causas que nos hacen levantarnos cada día, sobre las música que nos mueve, sobre los sabores que nos inspiran, sobre lo que implicó llegar hasta este evento hoy, sobre las cosas que estamos aprendiendo y nos gustaría aprender, me ha llevado a encontrar similitudes con personas perfectamente extrañas a mí, así como diferencias que en lugar de separarnos, nos han invitado a querer aprender más de un tema, de un lugar, de una situación o de la relación que apenas se está creando. Ocurre literalmente magia cuando nos sentimos vistos y reconocidos en una relación; y esa experiencia está lejos de la mera descripción de "mi trabajo, mis posesiones y lo que alimenta mis logros u hoja de vida". Tener buenas preguntas a mano me ha permitido encontrar todo lo que tengo en común con personas de otros contextos, culturas y vidas y me permite deleitarme con lo que nos hace personas únicas. Ha habido varias ocasiones en las que una pregunta acertada y oportuna calmó un momento de tensión. Mi favorita para no perder el hilo: "¿Cómo has llegado a pensar así?". Una buena para cambiar de tema: "¿Qué consejo le darías a tu yo más joven?". La pregunta que importa: Qué preguntar para conocer a alguien. En mi experiencia terapéutica en contextos multiculturales, he encontrado que tenemos humanamente tres necesidades básicas: Ser personas reconocidas, amadas y ser aceptadas, y en ello, nuestra hoja de vida es sólo un mapa con coordenadas difusas que esconden logros, retos, aprendizajes, dudas, gustos, sentires, conflictos y colores maravillosos sobre quienes realmente somos y estamos siendo. Mientras nos vemos tú y yo si así lo quiere la vida, te quiero compartir algunas preguntas más por si quieres probarlas en algún encuentro con personas cercanas o desconocidas. Las encontrarás a continuación. Mi esperanza es que puedas encontrar nuevas historias que compartir, nuevas preguntas que hacer y nuevos lugares a los que viajar juntos(as) sin separaros nunca: ¿Cuál es el encuentro con una persona desconocida que nunca olvidarás? ¿Qué es lo que te gustaría invitar a tu vida, cultivar, aprovechar? ¿Qué le susurrarías al oído a tu yo más joven? ¿Qué riesgo asumiste que cambió tu vida? ¿Cuál era tu forma de jugar de niñx y cómo te ha influido? ¿Cuál es la historia de una amistad, perdida o encontrada (o reencontrada), que cambió tus criterios sobre la amistad? ¿Cuál es un tabú con el que creciste en tu familia? ¿Cuál es un sueño que nunca has dicho en voz alta? ¿Qué experiencia has tenido con la mortalidad? Si tuvieras otra carrera, ¿cuál sería? Si las ciudades fueran personas, ¿quién sería tu amante, tu novio/a y tu compañero/a de toda la vida? (Esta me encanta. Para mí: Mi amante es Budapest o Río. Mi novio es el Tayrona. Mi pareja para toda la vida es Oberried). En Ella Migra seguimos en el compromiso de apoyarte emocionalmente. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises más post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • ¿Por qué es tan difícil parar?: Deja de culparte por descansar.

    ‍"Ocio, libertad, exención, libre de deberes, inmunidad ganada por el servicio". Estas son las palabras asociadas a "vacaciones" según algunas personas. Las vacaciones nos permiten "estar en liberación, en ocio, dejar, abandonar". Del latín "vacare", significa "estar desocupado". Rara vez estoy desocupada. De hecho, me parece un estado muy difícil de alcanzar. Soy una pensadora asociativa, lo que significa que suelo tener varias líneas de pensamiento en marcha a la vez. Soy psicoterapeuta con una consulta activa, lo que significa que tengo una responsabilidad constante con mis consultantes respecto a las dimensiones más personales de sus vidas. Soy pareja, coordinadora de programas en una importante ONG y cuidadora y, lo admito, me preocupo mucho en esos frentes, sobre todo mientras pasamos por algunos retos en salud y en decisiones de cambio. Tengo mi proyecto personal que, del mismo modo, requiere mucha atención y cuidado, especialmente a medida que crecemos. Y tengo a mi comunidad: tu haces parte de ella. Así que cuando me propuse tomarme unas "vacaciones de verdad" a final de 2023, me propuse volver a conectar con mi sentido creativo. Pensaba escribir sobre ello en esta misma nota dirigida a ti, después de todo, el "la escritura creativa" es uno de mis temas favoritos. El escribir es un campo infinito de creatividad. Nos permite asumir riesgos con seguridad, aprender nuevas habilidades y conectar con nosotros(as) mismos(as) y con los demás. Pero, en este momento, no me siento conectada con el tema. Y me siento un poco culpable por esa falta de conexión. Mis vacaciones me llevaron a pueblos hermosos y horas de carretera. Hablé mucho y algo escribí; pero me invadió una sensación de distancia, no la que se produce al viajar lejos de casa, sino la que te hace sentirte distante de ti mismo(a). Aunque mi entorno había cambiado, el trabajo y el hogar seguían ocupándome. Además, teníamos ante nosotros una crisis: Derrumbes en las vías, fuertes lluvias y temas de seguridad, lo que se ha convertido en una tragedia demasiado común en todo el mundo. Vayas donde vayas, las vacaciones siempre conllevan una elección: ¿quieres seguir conectado al mundo y a sus realidades o quieres desconectar y simplemente estar presente donde estás? Sin embargo, cuando el lugar al que has ido de vacaciones está en crisis, esas dos opciones se funden y hay que tomar una nueva decisión. ¿Intento ayudar? ¿Hago las maletas y me voy a casa? Pronto descubrí que mi hogar uno pasado por el frío y el otro por situaciones de salud de mi mamá y papá, también estaba en crisis. El auto se convirtió en un espacio diferente, una nave entre continentes en conflicto. Mi mente también estaba entre estados. Estaba descansando despreocupadamente y, de repente, una sacudida de preocupación me envolvía. Nos dijeron que no había mucho que pudiéramos hacer para ayudar, que intentáramos relajarnos. Pero yo no sabía cómo. En mi vida ocupada, a menudo tengo que justificar las vacaciones, sobre todo cuando duran más de una semana. En mi vida europea, es un pecado trabajar durante todo el mes de agosto. Cuando tomé tiempo para "desconectar", me dije: "Vamos, Carolina. Hasta Dios descansó el séptimo día, no hace falta justificación". Pero, ¿cómo se puede descansar en un momento así (temas familiares, temas sociales, temas ambientales)? Cuando la crisis nos rodea, el descanso y la creatividad pueden parecer autoindulgentes, pero ambos son ingredientes esenciales de nuestra fuerza vital, lo que algunas terapeutas llaman "Erotismo". Puede sonar trivial o incluso ofensivo en este contexto, pero por favor, tengan paciencia conmigo mientras elaboro este pensamiento: Creo que permanecer conectados a esa fuerza vital nos prepara para manejar las cosas de las que necesitamos un descanso -ya sean las crisis del hogar, del trabajo o de nuestro planeta-, de modo que podamos volver a estas luchas repuestos y un poco más fuertes. Tomar tiempos de descanso "real" es muy difícil. Acá algunas razones: Porque hemos crecido en contextos de mucha inequidad, presión y trauma social que hacen que parar sea insostenible Porque hemos crecido en contextos en los que nuestros cuidadores y cuidadoras nunca tomaban tiempo de descanso Porque nos relacionamos en contextos que premian el estar en actividad todo el tiempo a costa del autocuidado, el respeto y el cuidado colectivo Porque nuestro sistema nervioso se "acostumbró" a vivir en respuesta crónica de estrés y supervivencia de tal manera que cuando para es "peor" y la sensación de culpa o síntomas como dolor de cabeza incluso se hace presente Porque carecemos de redes de apoyo y relaciones de cuidado en el que la carga de tareas sea justa, compartida y equitativa Porque hemos crecido en contextos en los que hemos sido sólo reconocidos por lo que hacemos y no por lo que sentimos y nos cuestionamos Por nuestro rol de género y liderazgo en las relaciones interpersonales Por muchos más motivos... Esas mini "vacaciones" de las que te hablo, me dejaron pensando esto y estas preguntas que te quiero compartir: ¿Cómo te relajas? ¿Qué te ha enseñado tu cultura sobre las pausas? ¿Se juzga o se fomenta? ¿Las pausas tienen un valor intrínseco para ti o se ven como un hueco entre dos tareas? ¿Prefieres irte de vacaciones solo(a), con amigos(as) o familiares, o con un grupo de desconocidos(as)? ¿Cuáles son las mejores vacaciones que has tomado y por qué? ¿Qué has aprendido de ti mismo(a) gracias a las vacaciones? ¿Cuáles son las próximas vacaciones que te gustaría tomar? En Ella Migra seguimos en el compromiso de apoyarte emocionalmente. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises más post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • Distimia o depresión: Aprende la diferencia.

    La deresión es una condición compleja y multicausal que resulta de la interacción de condiciones emocionales, afectivas, sociales, culturales, neuroquímicas y biopsicosociales. Puede implicar mucho sufrimiento emocional y un deterioro paulatino de la calidad de vida personal y social de quien la experimenta. La depresión es una condición real con la que muchas personas alrededor del mundo conviven siendo una de las 3 primeras causas de incapacidad laboral, deserción escolar y hospitalización psiquiátrica en el mundo de acuerdo con la OMS; hay que decir que son especialmente las mujeres quienes son diagnosticadas con esta condición. Pero vamos a entenderla un poco más…. ¿Qué es la depresión? La depresión es un constructo con múltiples significados que se atribuyen desde el ámbito psicológico y psiquiátrico, pero también desde el filosófico, literario y sociocultural. En la depresión se refleja el devenir humano, la historia de las relaciones en las que la persona ha vivido y se desenvuelve y la dificultad que la persona experimenta en sus relaciones con el mundo; un mundo relacional que puede ser muy limitado en términos de prácticas de cuidado, contención y validación emocional. En las múltiples "caras" de la depresión observamos un mismo trasfondo: la tristeza, expresada como la incapacidad para disfrutar de las "cosas de la vida" y sobre todo, para "construir" un futuro. La persona en condición depresiva "no tiene futuro", sólo tiene un presente y un pasado, que constituyen una historia congelada, su historia de la depresión. Independientemente de sus recursos económicos, algunas personas en esta condición no encuentran gozo ni suficiencia en lo que viven. Desde el punto de vista médico/psicopatológico/psicoterapéutico, podemos hablar de multitud de depresiones ( adaptativas, reactivas, endógenas, mayores , leves , moderadas , graves, bipolares, unipolares, distímicas, postpsicóticas, disforias...). Desde estos lugares se concibe a la depresión como un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. La depresión corresponde a su vez, a una serie de condiciones neuropsicológicas (unipolar y bipolar), que puede comprender sintomatología psicótica, tanto en el cuadro agudo como en los periodos inter-críticos, e involucra el funcionamiento del área cortical frontal y sus circuitos principales (amígdala, hipocampo, tálamo, circuito límbico). Todas estas explicaciones de la depresión son precisamente eso, aproximaciones y construcciones teóricas e hipotéticas de lo que observamos cuando ante nosotros tenemos un individuo deprimido. El riesgo de estas visiones es la posibilidad de que se conviertan en "realidades observables", rígidas y que anticipen las cualidades y cantidades medibles de aquello que tenemos ante nuestros ojos, confirmando nuestras visiones apriorísticas y dirigiendo nuestra actuación hacia intervenciones que enajenen a los pacientes de sus propias historias, así como de sus posibilidades de creación en el encuentro terapéutico de historias alternativas. Distimia: ¿Cómo diferenciarla de la depresión? La tristeza es un sentimiento que podemos experimentar en cualquier momento, pero cuando esta persiste en el tiempo e influye en nuestro estado de ánimo, puede desencadenar una serie de síntomas relacionados con la depresión, como falta de energía, baja autoestima, insomnio, problemas de concentración y poco interés por las cosas cotidianas. Sin embargo, existe un trastorno depresivo persistente que con frecuencia pasa desapercibido: la distimia. Este tipo de depresión se caracteriza por un sentimiento de tristeza constante, sufrimiento y melancolía crónica, por lo que suele confundirse fácilmente con la depresión. Aunque suele ser más leve, la distimia es un trastorno difícil de detectar, por lo que puede prologarse y empeorar con el paso del tiempo. Pero, ¿cómo diferenciarla de la depresión? Si te sientes triste la mayor parte del tiempo, presta atención a sus síntomas y características, ya que posiblemente estés padeciendo de distimia y necesites de atención psicológica especializada. ¿Qué es la distimia? La distimia es un trastorno emocional del estado del ánimo, similar a la depresión, que se caracteriza por un sentimiento de tristeza y melancolía constante. La palabra distimia proviene del griego “dys” que significa “anormal” y “thymós” que significa en “humor”. Fue acuñado por James Kocsis, profesor de psiquiatría de la Universidad de Cornell, y reconocido como un trastorno psicológico en 1980 por la Asociación Americana de Psiquiatría. Desde posturas patologizantes, se define como un tipo de depresión leve que se mantiene a lo largo del tiempo, por lo que en ocasiones se confunde con una personalidad depresiva. Afecta a personas de todas las edades, pero suele ser más frecuente en las mujeres. Quien la padece, puede mostrar mejorías intermitentes en su estado de ánimo, pero, al mismo tiempo, tener la creencia de que los síntomas son rasgos de su personalidad. Por este motivo, no suelen buscar ayuda. ¿Cómo se manifiesta la distimia? Síntomas más frecuentes Quienes padecen distimia experimentan tristeza y sufrimiento emocional constante, además de una serie de síntomas que pueden prologarse o disminuir por momentos a lo largo del tiempo. Los síntomas de la distimia afectan la vida cotidiana de quien lo padece. Entre los más frecuentes, destacan los siguientes: Emocionales: tristeza constante, melancolía crónica, desesperanza y angustia persistente. Sensación de vacío, tendencia a llorar, sentimientos de culpabilidad y pérdida de interés en distintos ámbitos de su vida. Conductuales: irritabilidad, incapacidad para asumir responsabilidades y dificultad para realizar actividades cotidianas. Las personas con distimia suelen aislarse y mostrar indiferencia o apatía de su entorno social. Cognitivos. Dificultad para tomar decisiones, pensamientos negativos e incapacidad para concentrarse y retener información. Además, tienden a tener una visión pesimista del futuro Somáticos. Falta de energía, fatiga, trastornos del sueño (insomnio o hipersomnio), trastornos de la alimentación como la falta de apetito y malestar generalizado. ¿Cómo se diferencia la distimia de la depresión? Con frecuencia, los síntomas de la distimia se confunden con los de la depresión, pero la realidad es que se tratan de dos trastornos depresivos diferentes. Tanto la duración, como la intensidad son claves para diferenciar un trastorno de otro. Para reconocer la diferencia e identificar si puedes estar transitando por estas condiciones, acude a una persona profesional en Psicología capacitada en el tema. ¿Cómo abordamos la depresión en terapia en Ella Migra? Partimos de la idea de que cada "depresión" tiene una historia propia, unos personajes y actores únicos que toman sentido en el encuentro terapéutico y por tanto es importante en la terapia descubrir dónde están los anclajes de las descripciones de la realidad ( "depresiva"), que tienen los personajes para poder cambiar dichas descripciones . Intentaremos relacionar tales descripciones o situaciones depresivas con los aspectos evolutivos, históricos (individuales y familiares), bioquímicos (remisión a examenes médicos) y complejos (narrativas) que les dotan de sentido. Para ello hemos distribuido las "depresiones" a lo largo de un continuum de hipótesis o metáforas guía que pueden resultar útiles para planificar nuestras intervenciones con los las personas y su entorno. Iremos en nuestro recorrido desde la utilización de las crisis (cómo se presentan a la terapia), pasando por los "juegos interaccionales y evolutivos", hacia construcciones más complejas en las que necesariamente se ha de tener en cuenta el pasado, presente y futuro, la historia individual y familiar, los mitos y vivencias individuales, que influyen de manera determinante en la narración sintomática (historia dominante, narrativa saturada por el problema), pero que, a un tiempo, permiten en el encuentro terapéutico abrir posibilidades y alternativas de futuro ("tan negado por su inexistencia u oscuridad" en los depresivos). En Ella Migra seguimos en el compromiso de apoyar emocionalmente a las personas en contextos migratorios y que estén atravesando pro procesos ansiosos o depresivos. No dudes en escribirnos si tienes una historia que contarnos sobre esto. Te recomiendo que revises el post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • Cómo saber si vives hipervigilancia: atiende los síntomas de la hipervigilancia.

    Vivimos en situaciones sociales, emocionales y culturales muy retantes. Los cuadros de estrés y de ansiedad como experiencias psicofísicas y cognitivas, son muy comunes dados los factores estresantes en nuestro medio. Las situaciones de trauma emocional, las exigencias socioculturales, los roles de género, las condiciones migratorias, raciales, ecológicas, económicas y los sistemas de relación y competitividad en los que habitamos, nos exponen a desregulaciones severas de nuestro sistema nervioso. Antes de revisar si convives con hipervigilancia, acude a un especialista en el tema. Qué es hipervigilancia: Se entiende por hipervigilancia a un estado de tensión y elevada energía consistente a lo largo del tiempo en el que la persona que la padece presenta un aparente agrandamiento del nivel de conciencia, siendo hipersensible y reaccionando de forma rápida y enérgica a la estimulación sensorial. La persona que experimenta hipervigilancia suele manifestar hiperprosexias, en la que el nivel de atención es mucho mayor de lo que sería habitual y se enfoca con frecuencia en cualquier estimulo y detalle del contexto que lo rodea. Suele darse junto con la sensación de tener gran lucidez mental. A pesar de que este puede parecer positivo de tal modo que haría más fácil detectar y analizar el ambiente, lo cierto es que por lo general supone un perjuicio en su correcto análisis al pasar el foco de la atención de un elemento al otro continuamente, de manera que aunque parezca contradictorio el exceso de capacidad atencional provocaría una elevada distraibilidad. La hiperreactividad que también manifiestan aquellos que presentan hipervigilancia genera que sus reacciones tiendan ser poco adaptativas y poco reflexionadas. Presentan un elevado nivel de ansiedad, de modo que suele ser vivida de forma desagradable por quienes la padecen. Ello junto al elevado nivel de energía puede conducir a que la persona se vuelva irritable o incluso hostil. Pero dado que nuestras reservas energéticas son limitadas, una hipervigilancia prolongada en el tiempo puede generar que aparezca cansancio y que a la larga aparezca pasividad, una actitud huraña e incluso depresión. En el caso de que se daba a una vivencia traumática, la situación amenazante en sí puede llegar a ser generalizada, estando el sujeto preparado para responder de forma extremadamente reactiva a aquello que recuerde dicha situación. Por ejemplo una persona que ha sufrido una agresión tenderá a sobreprepararse a cualquier elemento que pueda indicar que va a ser atacada de nuevo, considerando una posible amenaza la sonrisa de un desconocido o que alguien les toque. Otro momento en que suele aparecer la hipervigilancia es en la intoxicación por sustancias, generalmente por aquellas de carácter epsicoactivante como la cocaína o psicodisléptico como algunos alucinógenos o la variante sativa del cannabis. Efectos y síntomas en la vida diaria: La hipervigilancia puede provocar graves perjuicios en aquel que la padece. Para empezar, la hiperprosexia característica hará que le sea difícil concentrarse en una estimulación concreta, lo que dificulta el rendimiento propio del sujeto en su vida laboral o académica: A nivel psicológico puede generar que existan sesgos y distorsiones cognitivas, así como cambios conductuales o evitación de estímulos y situaciones. A nivel social también puede provocar problemas: el entorno puede sentirse menospreciado y pueden malinterpretarse una gran cantidad de situaciones, lo que puede conducir a que el sujeto pierda apoyo social o incluso quede aislado. Además, el elevado nivel de energía mantenido en el tiempo produce agotamiento y es posible que puedan surgir debilidad, disminución del sistema inmune o incluso problemas orgánicos como por ejemplo cardíacos, respiratorios, endocrinos o musculares. Acude siempre a una persona con experiencia en procesos psicológicos terapéuticos que te ayude a través de estrategias informadas en trauma, a descrifar el contexto social, emocional, familiar, cultural y corporal que puede estar sosteniendo a este estado. Te recomiendo que revises el post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • Estado disociativo: Cuándo pedir ayuda.

    Signos de alerta: Los signos y síntomas dependen del tipo de proceso disociativo que estés viviendo, pero pueden comprender los siguientes: Pérdida de memoria (amnesia) de ciertos períodos, hechos, personas e información personal Una sensación de estar separadx de ti mismx y de tus emociones Una percepción de que las personas y lo que te rodea están distorsionados o son irreales Un sentido confuso de la identidad Mucho estrés o problemas en tus relaciones personales, tu trabajo u otros ámbitos importantes de tu vida Incapacidad para sobrellevar bien situaciones de estrés emocional o profesional Estados de depresión, ansiedad y pensamientos obsesivos Hay tres trastornos disociativos principales definidos en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés) publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría): Amnesia disociativa. El síntoma principal es la pérdida de memoria, que es más grave que los olvidos normales y no puede explicarse por una enfermedad. No puedes recordar información sobre ti ni sobre hechos y personas de tu vida, en especial los relacionados con un momento traumático. La amnesia disociativa puede ser específica de hechos producidos en un cierto momento, como combates intensos, o, con menor frecuencia, puede tratarse de la pérdida completa de la memoria sobre ti mismx. A veces puede implicar viajar hacia otro lugar o deambular en un estado de confusión que nos aleja de nuestro entorno (fuga disociativa). Un episodio de amnesia suele ocurrir de manera repentina y durar minutos, horas o, en casos poco frecuentes, meses o años. Trastorno de identidad disociativo. Este trastorno, antes conocido como trastorno de la personalidad múltiple, se caracteriza por “alternar” diferentes identidades. Es posible que sientas la presencia de dos o más personas que hablan o viven en tu cabeza, y que sientas que estás poseídx por estas identidades. Cada una de estas identidades puede tener un nombre, una historia personal y características únicas, entre ellas, diferencias obvias de voz, género, gestos e incluso cualidades físicas, como la necesidad de llevar lentes. También hay diferencias en cuanto a la familiaridad de cada identidad con las demás. En general, las personas con trastorno de identidad disociativo también tienen amnesia disociativa y, a menudo, sufren fuga disociativa. Trastorno de despersonalización-desrealización. Este trastorno implica una sensación continua o episódica de desconexión o de estar fuera de unx mismx, observando tus acciones, sentimientos, pensamientos y a ti mismx desde cierta distancia, como si estuvieras mirando una película (despersonalización). Es posible que otras personas y lo que está a tu alrededor se perciban distantes, borrosos o como en un sueño, que el tiempo parezca pasar más lento o más rápido y que el mundo parezca irreal (desrealización). Podrías sentir despersonalización, desrealización o ambas. Los síntomas, que pueden ser sumamente preocupantes, pueden durar solo unos momentos o ir y venir a lo largo de los años. Cuándo debes consultar a una persona especialista: Algunas personas con estados disociativos experimentan una crisis con recuerdos recurrentes traumáticos que resultan abrumadores o están vinculados con comportamientos riesgosos. Las personas con estos síntomas deben ser atendidas por equipos interdisciplinares. Acude siempre a una persona con experiencia en procesos psicológicos terapéuticos que te ayude a través de estrategias informadas en trauma, a descrifar el contexto social, emocional, familiar, cultural y corporal que puede estar sosteniendo a este estado. Te recomiendo que revises el post de este tema AQUÍ Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • No vine de vacaciones, sino de visita: Duelo migratorio y el regreso al país de origen.

    En el último Post hablamos de cómo el volver al país de origen o punto de partida para las personas en condición migratoria, NO es para nada un paseo tranquilo ni unas vacaciones. Por el contrario, resulta en una experiencia emocional muy densa y llena de matices emocionales en donde el encuentro y el desencuentro se cruzan y generan experiencias emocionales diversas que nos cuestionan sobre nuestros afectos, los cambios que hemos tenido, el próposito en lo que estamos haciendo y el tipo de vínculos que queremos y necesitamos. Ese tema ha desatado muchas reflexiones que puedes ver AQUÍ y sumarte a la conversación. Ese Post me ponía a pensar en algunas de mis reflexiones sobre la emigración. Todas y cada una de ellas se las debo a los relatos de mis consultantes, a quienes desde aquí me gustaría dar las gracias por todo lo que me enseñan cada día: Crisis no solo es sinónimo de oportunidad. Desde el estallido de las últimas crisis sociales hace ya unos cuantos años, no hemos dejado de escuchar una frase que, pese a ser un mantra oriental, parece cocinada en una convención de emprendedores: "Crisis = oportunidad". "Crisis = oportunidad". "Crisis = oportunidad". Este enunciado encierra trampas. La crisis, antes que cualquier otra cosa, es un desafío psicológico. Las situaciones que tienen que enfrentar los emigrantes van a poner a prueba su equilibrio emocional. Solo si disponen de los recursos psicológicos para superar esas situaciones convertirán su aventura en una oportunidad. Emigración idealizada. Tengo la impresión de que a través de las redes sociales se ofrece una imagen idealizada de la emigración. Se dibuja como un "paraíso", una aventura que lleva implícita un eslogan subliminal que asegura que fuera se vive mejor. Esas ideas hacen que perdamos de vista las complejidades que supone la adaptación a otro país, otra cultura y en muchas ocasiones, otro idioma. Muchas personas de hecho sufren complejos retos para poder llevar a flote una autoestima y autogestión sana. Parte de mi trabajo consiste en dejar claro que no son los(as) únicos(as) que se sienten así y que lo que les sucede es normal. Creo que si hiciésemos un esfuerzo de responsabilidad por mostrar una imagen más realista de las dificultades que implica emigrar estaríamos preservando la autoestima de muchas personas. Un proyecto de vida. Muchas personas que se van suelen hacerlo con la idea de volver en algún momento. Pero, con el tiempo, volver es complicado, y uno de los problemas que surgen es la sensación de quedarse atrapado(a) en el extranjero, con un pie en cada mundo. A veces ese bloqueo hace que se demoren decisiones importantes relacionadas con el proyecto de vida como la posibilidad de extender familia o adquirir bienes. A veces, desde el extranjero, la decisión de comprar un sofá genera angustia porque eso supone ponerse demasiado cómodo en el país de acogida, cuando aún no se ha decidido dónde se quiere vivir. El duelo migratorio. Algunos de los que se fueron con la idea de regresar descubren por el camino que no pueden renunciar a lo que les ofrece el país de acogida. Se han enamorado o han encontrado el desarrollo profesional que buscaban. Ponen los pros y los contras en la balanza y deciden quedarse a vivir en Reino Unido, Alemania, etcétera. Pero esa decisión no es fácil, implica muchas renuncias, asumir que la vida en el país de origen continuará sin ellos, que no estarán en los acontecimientos importantes de familiares y amigos, que siempre tendrán un acento que les hará diferentes. Aceptar todo eso, no solo en el nivel racional, sino también en el emocional, tiene todas las características de un duelo y por eso se le llama duelo migratorio. Hay un techo de cristal en el desarrollo profesional. Esto es lo que aseguran todos los que deciden establecerse definitivamente en el extranjero. ¿Cuántos de ellos(as) ocupan puestos de responsabilidad en las empresas o en los partidos políticos? Seguiremos reflexionando de este tema...Como diría Neruda, "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos". Quien se fue ya no volverá a ver el mundo de la misma manera, habrá aspectos de su cultura de origen a los que le será muy difícil adaptarse, querrán introducir en su entorno la nueva manera de hacer las cosas, las cosas buenas que se han traído de su país de acogida. Pero estas nuevas maneras no siempre van a ser bien recibidas. Las dificultades para readaptarse al volver al país de origen tmbién son motivo de consulta. De hecho, en algunos casos extremos, esta dificultad puede llevar a la persona a volver a mudarse continuamente en busca de un sitio donde sentirse en casa, es lo que se conoce como síndrome de Ulises. Sigamos en conexión y empatía, porque la experiencia migratoria que nos ha dado tanta riqueza económica, social, cultural, genética y apistemológica en nuestra especie, es también fuente de muchas complejidades a nivel individual y colectivo. Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • 7 libros de migración recomendados: Historias de duelo migratorio e integración cultural.

    "No tienen la menor idea de lo que es perder tu hogar con el riesgo de nunca encontrar un hogar de nuevo, tener tu vida entera dividida entre dos tierras y convertirte en el puente entre dos países. Inmigrante de primera generación" Rupi Kaur. He estado viajando mucho en los últimos 7 años. Tanto viaje entre aviones, trenes, buses, taxis, canoas, bicicletas y metros me estaba abrumando. No entendía yo bien por qué. Visto desde otras ópticas la gente me decía cosas como: Ah, pero qué delicia tu vida sólo viajando, Ayy no te quejes de cansancio pues cuántas personas querrían eso, Uyyy pero a tí sí que se te da fácil, Ayy tú nunca tienes tiempo para mí...entre otros. Claro que he disfrutado, claro que no he dormido viendo con los ojos aguados cada noche y cada amanecer desde otras latitudes, claro que me honra escuchar tantas historias de personas inmigrantes, claro que mi niña interna nunca se imaginó llegar a los lugares que ha llegado, en fin... claro que soy feliz y agradecida por eso. Pero la historia de esas viajes no es siempre color de rosa: Trabajo duro para lograrlos, vivo intensamente para transitarlos, siento profundamente para aprender de ellos, respiro fuerte para a veces aguantar la distancia de quienes amo y me sostengo fuerte en mis rutinas de autocuidado para no sucumbir a la densidad que implica ver, escuchar, sentir y trabajar con tanta humanidad tan diversa, tan dolida, tan compleja. Pero sobretodo, tanto mirar hacia afuera, me ha llevado a entender que el más intenso viaje ocurre hacia dentro: Vayas donde vayas, tendrás que volver a ti...y sí que lo he entendio en los últimos tiempos. Trabajo en salud mental y en construcción de paz, dos cosas tan apasionantes como diversas y complejas en nuestra humanidad. Entre tantas historias que escucho, que acompaño en terapia, que comparto a manera de reflexión y de las cuales aprendo, he recordado que narrar nuestras historias migratorias es una tarea esencial para transitar mejor los procesos de adaptación e integración cultural y la experiencia misma del duelo migratorio. Sea cual sea nuestro viaje, siempre hay letras que nos acompañan el alma y el camino. Por eso hoy te sugiero los siguientes libros que hablan sobre historias migratorias: Del Norte al Sur. René Colato Laínez. Language: Spanish (Bilingual Eng/Sp). Cuando envían a su mamá a un centro de detención en Tijuana por no tener los documentos de inmigración correctos, José debe acostumbrarse a vivir sin ella. Él y su padre visitan a la mamá en el centro, donde hablan del futuro cuando estarán juntos. Con base en las experiencias de los estudiantes de René Colato Laínez, tanto él como el ilustrador Joe Cepeda lograron encontrar el equilibrio perfecto entre la honestidad y la esperanza para representar esta difícil situación, muy común entre las familias que viven a lo largo de la frontera. Como en mi tierra. Language: Spanish (Bilingual Eng/Sp). A medida que una jovencita se acostumbra a su nueva vida en Estados Unidos, ella va comparando todo a su alrededor con la vida que llevaba en su país. Algunas cosas, como compartir una comida con su familia — son igual que en casa. Otras cosas, sin embargo, como el hecho de no poder hablar con sus compañeros de clase, no son como en casa. La estructura simple y las ilustraciones de alegres colores de la historia ofrecen un modelo interesante para que los estudiantes inmigrantes comparen una casa con la otra. Texto bilingüe. Emigrantes, Shaun Tan (2016). Esta novela gráfica cuenta la historia de un hombre que decide dejar a su esposa y a su hijo para atravesar el océano en busca de mejores oportunidades de trabajo para darle una mejor vida a su familia. Estas imágenes son el homenaje a todos los migrantes, refugiados y desplazados que han tenido que tomar la difícil decisión de dejar sus hogares para conseguir las condiciones necesarias para darse una mejor vida, a ellos y a sus seres queridos. Americanah, Chimamanda Ngozi Adichie (2013). Ifemelu y Obizne se enamoran estando en la escuela secundaria en Lagos, Nigeria. Ifemelu se muda a Nueva Jersey para continuar con su educación universitaria en Princeton, donde por primera vez tiene que enfrentarse a lo que significa ser un negro no americano en Estados Unidos. Por otro lado, Obizne decide migrar a Londres, donde trabaja en una construcción. La historia es narrada a través de quince años en los que las vidas de Ifemelu y Obizne están atravesadas por la búsqueda de la identidad como africanos. Prohibido nacer. Memorias de racismo, rabia y risa, Trevor Noah, (2019). Trevor Noah es conocido por ser presentador de The Daily Show en Estados Unidos. Pero antes de migrar a Estados Unidos, Trevor vivió gran parte de su infancia y adolescencia bajo el régimen del apartheid. Nació en Sudáfrica, tiene un padre suizo blanco y una madre xhosa negra, los cuales se unieron en un momento de la historia sudafricana en el que esta unión era castigada con cinco años de cárcel. Así que su madre lo escondía de las maneras menos pensadas para evitar que el gobierno sudamericano se lo llevara. Así, la historia de Trevor Noah es una sobre encontrarse a sí mismo en un mundo en donde se supone que no debía existir. Extraña para mí. Una vida en una nueva lengua, de Eva Hoffman. A caballo entre el diario íntimo y el ensayo, «Extraña para mí» narra el arduo viaje de una adolescente judía y polaca en pos de una voz y una identidad propias, desde su paraíso infantil de Cracovia hasta el nuevo mundo de la intelectualidad neoyorquina, tras atravesar el purgatorio del duro exilio en un impersonal suburbio de Vancouver. Heimat. Lejos de mi hogar, de Nora Krug. Perteneciente a la segunda generación de alemanes nacidos tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Nora Krug creció luchando contra la profunda ambivalencia que le provocaba el pasado reciente de su país. Durante sus viajes de joven, su acento sólo suscitaba reacciones desagradables, una rabia que entendía y compartía. Tras casi veinte años en Estados Unidos, Nora Krug decidió que nunca sabría quién era si no se enfrentaba a su lugar de procedencia. En Heimat, la autora documenta este viaje a través de las vidas de los miembros de su familia durante el régimen nazi y la representación visual de su regreso a un país aún marcado por la guerra. Bellamente ilustrada y muy emotiva, Heimat es una poderosa meditación sobre la búsqueda de la identidad cultural y el significado de la historia y la patria. Qué otros libros me sugieres? Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

  • Mitos sobre la Autoestima: Cultiva la autohonestidad y la autocompasión.

    Hay que dejar de trivializar y romantizar la autoestima. Que nos podamos sentir "como diosas en la gloria" no quiere decir que tengamos una autoestima sana. Y también es necesario acompañar todos esos procesos de autocastigo, autoculpa y violencia emocional autoinfligida. Cómo la llevas con tu autoestima? Hoy te comparto estps 4 mitos que debes desmontar, para poder vivir una autoestima auténtica. En sólo 90 segundos descubrirás la importancia de tener una autoestima sana y auténtica: CLICK ACÁ. Te abrazo y te espero en nuestros espacios terapéuticos. ¿Viste los últimos videos? Descúbrelos aquí. Carolina Psicoterapeuta

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