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  • Sana tu relación con la comida.

    Ayer tuvimos una entrevista con Raquel Lobatón, Nutrióloga incluyente, Educadora en Diabetes y madre de 4 hij@s. Trabaja bajo la filosofía de HAES® (Salud en Todas las Tallas) y bajo el modelo de Alimentación Intuitiva. Ella cree firmemente que la diversidad corporal nos enriquece y que todos los cuerpos merecen los mismos derechos. En esta época y en el contexto de consumo que vivimos, se les vende a las mujeres y hombres la idea de salud desde la delgadez o de cuerpos "esbeltos"; hay que ver los referentes de las películas de Disney para los niños y las niñas, la obsesión por la dietas y las cirugías estéticas que cada vez tienen más adeptos, las películas que muestran que el gordo no tiene el éxito que busca en razón de su peso, y que cuando logra ser delgado, obtiene todo lo que había ansiado. Antes de la presentación del Live que tuvimos, nos dijeron que tuviéramos cuidado de no promover la Obesidad porque Raquel plantea que es necesario y saludable "acabar con la gordofobia". Tenemos tan introyectado en nuestro inconsciente la idea de las tallas grandes como algo que se debe cambiar, que a veces estamos convencidas de que delgadez es igual a salud y que una persona gorda o de tallas diversas es lo mismo que obesidad. Con esta entrevista y las que vendrán, mi llamado es a ampliar nuestras conversaciones sobre la salud y la diversidad. Vivimos amarradas a las dicótomas y buscamos movernos de un lugar a otro de ellas sin darnos cuenta de la riqueza que se queda en medio. Entonces clasificamos al mundo en: Feliz o Infeliz, Gordo o Flaco, Saludable o Enfermo, Lindo o Feo, Exitosa o Fracasada, y entonces nos enfrascamos allí y el cerebro automáticamente asocia ante ello que una cosa es positiva y la otra negativa y ahí no hay ni empatía, ni aprendizaje, ni creatividad, ni riqueza emocional y ni variabilidad conductual. Te invito a ser diversa y curiosa en tu apreciación de ti misma, en la vivencia de tus emociones, en los recursos que asumes para sanar, en la manera en la que te relacionas con otros a tu alrededor y en la manera en que piensas y crees que el mundo "es"; hay tantos contextos de la realidad humana como ojos que miran y manos que sienten. Lo cierto es que permítete ser amorosa, empática, libre, reflexiva, ética, respetuosa, justa, equilibrada y responsable cuando se trata de cuidar de tu salud, cuidar a otros y hablar de ti y del mundo. Pide ayuda siempre que una conducta te reste poder, paz, nutrientes, amor propio, autocuidado, calma, descanso, goce, reto y desarrollo integral; pide ayuda y no temas, recuerda que aquí estoy yo. Hagamos viral la empatía dejando de opinar y alabar siempre los cuerpos de los demás y de maltratar el propio. A mi consulta han llegado mujeres delgadas y "fit" absolutamente destrozadas en su autoestima y presas de los piropos que amigos y cercanos les hacen por lo "rigurosas" que son con sus "dietas y ejercicios", han llegado mujeres con cuerpos hermosos y mentes profundas sintiéndose "horribles" porque se ven muy "gordas, viejas" y desde allí no creen merecer y han llegado otras en una batalla eterna por su sobrepeso que ninguna dieta ha podido llevarse: Bulimia, Anorexia, Desnutrición, Obesidad, Ortorexia...todos esos han pasado por mi consulta. Claro que lo trabajo con un equipo interdisciplinar. Como Raquel nos contaba ayer, las dietas no sirven, lo que funciona es un estilo de vida intuitivo, equilibrado; acorde con el cuerpo, emociones, contexto, cultura, economía, necesidades, herencia genética, biología, recursos y momento vital de cada quien, en un proceso de consciencia continua. Te pido que te preguntes:⁣⁣ ⁣⁣1. ¿Cuál es la historia en tu cabeza de lo que comes?⁣⁣ 2. ¿Crees que hay comida buena y mala?⁣⁣ 3. ¿A qué entramado emocional crees que obedece un trastorno de conducta alimentaria?⁣⁣ 4. ¿Utilizas la comida como recompensa o castigo?⁣⁣ 5. ¿Qué crees que entiende tu cuerpo cuando se te da por hacer dietas?⁣⁣ El enfoque de Salud en Todas las Tallas no defiende que todas las personas, en todos los pesos, estén sanas. De solo ver el tamaño del cuerpo de alguien (delgado o gordo) no podemos hacer ninguna inferencia certera acerca de su estado de salud (cardiovascular, metabólica, mental, etc.). Y hay personas con problemas de salud o mayor riesgo de desarrollar ciertas enfermedades en todos los pesos. Tampoco niego la correlación estadística entre IMC y ciertas condiciones de salud, lo que pongo en duda con base en una revisión crítica de la literatura científica es que dicha correlación sea equivalente a causalidad. Salud en Todas las Tallas (HAES por sus siglas en inglés) es un movimiento inclusivo que celebra la diversidad de cuerpos, honrando las diferencias de tamaño, edad, etnicidad, género y otros atributos de las personas. Es un acercamiento a la salud que valora la experiencia propia y la sabiduría del cuerpo de cada persona. Promueve una manera de comer armoniosa, placentera y en sintonía con las señales internas de hambre y saciedad, tomando en cuenta y respetando las condiciones sociales que rodean la alimentación de cada persona. No te pierdas los recursos que sugiero en mis redes sociales. Te abrazo y espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Pánico o miedo a salir, o síndrome de la cabaña.

    Qué tiempos retantes los que vivimos. Cambios en nuestras rutinas, horarios laborales, prácticas de relación y comunicación, hábitos de vida, medios para vivir el amor y maneras de comunicarnos. Hay a quienes la incertidumbre de estos tiempos y los retos en la situación económica, los han golpeado de manera más profunda. Este tipo de crisis a escalas grandes y con tanto en juego (lo económico, lo social, lo cultural, lo familiar, lo emocional, lo laboral, lo migratorio), nos despiertan síntomas o sentires que habían estado ocultos, nos encaran con las decisiones de vida que hemos tomado para llegar a cómo estemos en este momento, nos encaran con realidades de otras culturas o grupos de personas que no habíamos visto antes, nos confrontan con intensidad máxima en la relación con nosotros mismos y quienes convivimos, y eso, es naturalmente, muy retante. No hay un manual para vivir este tipo de situaciones desatados por la Pandemia. No hay manera de vivir la cuarentena siempre en el mismo estado de ánimo ni pensamiento; es normal y necesario pasar por todos los estados de ánimo y sentir agobio. Lo cierto es que no es deseable quedarnos en estados de desolación y sufrimiento profundo, ni mucho menos lidiar solos o solas con nuestro dolor, angustia, miedo, tristeza, ansiedad, estrés o preocupación. Cuando ninguna de estás cosas se sacan o se trabajan en espacios como la psicoterapia, normalmente terminan en síntoma y para muchas personas, en tortura (sufrimiento) emocional. Han pasado los meses. Yo no sé cómo te sientas tú, cómo estén los tuyos, qué pienses del mañana, qué parte del cuerpo te esté pidiendo atención o cuáles son los sueños o deseos que hoy te mueven; lo cierto es que para muchos, el hecho de estar en casa ha sido un gran reto por diversos motivos. Tal vez tú te sientas más cómodo o cómoda con esa situación, sin embargo tendrás a tu alrededor a personas que podemos ayudar a transitar de manera más empática y amorosa, hacia una realidad en y pospandemia más amable. Yo me encuentro en mi cotidianidad con muchas personas que, frente a las medidas del aislamiento que se han sostenido por muchos meses o semanas, se sienten raras, preocupadas o con temor de salir a la calle, de retomar rutinas con otras personas o temen que esto se quede para siempre. Cosas que antes eran cotidianas, como ir a comprar el pan del desayuno, se han convertido en todo un protocolo. Algunas de ellas me han reportado cómo, ante salidas o encuentros con personas, experimentan cuadros de ansiedad: palpitaciones, fatiga, sudoración, dificultades para dormir, pensamientos catastróficos, evitación extrema de cualquier encuentro, obsesión por medidas de desinfección o problemas gastrointestinales. ¿Qué es el síndrome de la cabaña? No se trata de un trastorno psicológico, es una consecuencia al hecho de pasar tanto tiempo confinados en un lugar específico, lo cual genera miedo paralizante a retomar espacios públicos. El síndrome de la cabaña no es una enfermedad en sí misma; sin embargo, los síntomas relacionados pueden llevar al paciente a tomar decisiones irracionales, las cuales potencialmente podrían amenazar su vida o la vida del grupo con el que está confinado Se produce un cuadro ansioso depresivo tras un época de encierro (ocurre también en procesos de enfermedad en el hospital o en casa, en la cárcel, secuestros, tiempos prolongados en zonas alejadas de contextos humanos). La persona se da cuenta de lo que siente cuando afronta la salida al exterior. ¿Cuáles son los signos? Inquietud Disminución de la motivación Irritabilidad Desesperanza Dificultad de concentración Problemas de sueño Impaciencia Tristeza persistente Cansancio Pensamientos muy negativos y catastrofistas Evitación de salir y contactar con otros Experimentar que la única zona segura es la casa Experimentar ansiedad cuando sales ¿Por qué ocurre el síndrome de la cabaña? Es una reacción normal de tu organismo, no obstante, al no detectarlo a tiempo te puede llevar a desencadenar futuros problemas cuando vuelvas a la rutina. También es necesario precisar que las situaciones de "encierro" pueden despertar cuadros pre-existentes de ansiedad, depresión, estrés o enfermedad psicosomática. Es necesario que acudas a un profesional de la salud mental para que pueda guiarte en este proceso, y acompañarte a extrapolar todo lo que perturba tu bienestar y generar nuevas y paulatinas rutinas con las condiciones actuales. ¿Qué hacer si me siento así? Planifica salidas graduales y con las medidas requeridas Cultiva prácticas de respiración, hidratación adecuada y autocuidado Contacta ocasionalmente de manera semanal, a personas de tu confianza Comparte tus datos básicos de ubicación a personas cercanas No te exijas de más y no te llenes de cursos o ideas de emprendimiento Revisa y re-organiza tu perfil laboral u ocupacional y ponlo en redes públicas profesionales No hagas dietas ni retos deportivos extremos No te auto-mediques ni te auto-diagnostiques Mantén rutinas diarias de estiramiento y movimiento del cuerpo controlado Procura hacer cosas que impliquen trabajo manual Desconéctate de redes sociales y no te exijas a responder todos los mensajes siempre Acude a Psicoterapia Te abrazo y espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • ¡Dar la bienvenida al 2021!

    ¡Hola! Sin duda el 2020 podría ser uno de esos grandes maestros que uno tiene en la vida. Los maestros no llegan siempre de la misma manera, ni con grandes honores, ni llenos de gozo. A veces llegan de golpe, sin anestesia y con mucha contundencia. Los maestros son personas, situaciones, lugares y relaciones que nos vienen a mostrar con espejo y no con lupa, de qué estamos hechas y hechos, de dónde venimos, qué puertas siguen abiertas en nuestro camino, qué herida sagrada nos toca sanar aún y quiénes estamos siendo para que el mundo y relaciones a nuestro alrededor estén como estén. A los maestros no se les puede resistir, entre más resistencia más sufrimiento, a los maestros se les escucha y se les interpela con narrativa, con humildad, con empatía, con honestidad y con dureza. Uno puede oponerse a ellos todo lo que quiera, pero la verdad es que no se van hasta que no aprendamos la lección individual y colectiva que, en el orden social, mental, cognitivo, emocional y espiritual, necesitamos. Así que deseo que este año aprendas y profundices en tus caminos, migraciones, dolores, alegrías, amores, desamores, libertades, creaciones y pasiones, de una manera resiliente, creativa y paciente. Como diría Virginia Gawel: Hoy volveré a nacer: pido permiso. Permiso útero, permiso cordón prieto. Permiso agua, placenta, oscuridades. No podrá retenerme la tibieza plácida y calma del vientre cobijante. No podrán disuadirme las presiones de este túnel de carne que hoy me puja. Con decisión inequívoca y sagrada determino nacer: me doy permiso. Y aquí estoy, desnudo de corazas, dispuesto a recibir besos y abrazos (no la palmada que provoque el grito: ya no permitiré que me golpeen).(...) Tengo coraje para empezar de nuevo: fortalecido en mis fragilidades lloro de dicha, de dolor… Lloro de parto. Lloro disculpas a quienes no me amaron, por el maltrato, el frío, el abandono: lloro la herida de todo lo llorable. Y lloro de ternura y de alegría por tanto recibido y encontrado: lloro las gracias por el amor nutricio, por la bondad de los que me ampararon.(...) Me perdono y perdono a quien me hiriera. Vengo a darles y a darme íntimamente una nueva ocasión de parimiento a la vida que siempre mereciera. Me la ofrezco y la tomo. Me redimo. Con permiso o sin él, YO me lo otorgo: me doy permiso para sentirme digno, sin más autoridad que mi Conciencia. Bendito sea este Renacimiento. Un abrazo muy grande de alma a alma. Te espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • Conversaciones con Poder.

    “Las personas dan sentido a sus vidas y relaciones relatando su experiencia, al interactuar con otros la representación de sus relatos modifican sus vidas y relaciones”. -Michael White y David Epson- En el primer episodio de nuestro Psicopodcast, hablamos sobre el poder de las conversaciones. Literalmente, construimos nuestra identidad en las conversaciones que tenemos. En tiempos en los que tenemos acceso al mundo a través de un clic, muchas veces nos desconectamos de quienes están a nuestro alrededor, y en esta locura comunicacional nos ocultamos para no tener conversaciones, más aún, si son conversaciones difíciles. A muchas de nuestras crisis, síntomas, dolores, relaciones o dificultades les hacen falta conversaciones, pero no cualquier tipo de conversaciones. La escucha radical, la curiosidad respetuosa, la búsqueda de preguntas, la renuncia a los consejos y los juicios, el foco en las posibilidades y en el cambio de perspectivas y la invitación amorosa a transitar por las incomodidades, son parte fundamental de las conversaciones de poder. Muchas de las conversaciones más difíciles que tenemos o que nos esperan, hacen parte de momentos de crisis. Recordemos que toda crisis profunda puede ser definida como un Apocalipsis personal: las estructuras que nos sostenían se derrumban, lo que parecía ordenado entra en caos, y se trastoca todo el universo conocido. Confusión, ansiedad, pesadumbre, desesperanza... Cuando estamos sumergidos en un período crítico nos parece que siempre será así. Sin embargo, las crisis están llamadas a ser una situación de tránsito, por largo que éste nos parezca. Son como un túnel oscuro que nuestra ruta atraviesa: cuando estamos en el inicio o en la mitad, aún no vemos el orificio de salida, y nos parece que durará para siempre. Nos vemos obligados a avanzar en la oscuridad, para no quedarnos varados en ella. Este es el Apocalipsis personal que autoras como Virginia Gawel plantean. Sin embargo, es un Apocalipsis peculiar, pues tiene en su propia naturaleza la posibilidad de convertirse en un Génesis. “Génesis” como el origen de un nuevo orden, de una manera diferente de organizar nuestra identidad, con la posibilidad de que esta vez lo hagamos en base a los elementos más esenciales de nuestra naturaleza. Lo anterior va a requerir de un hondo trabajo personal: discernir el pasado respecto del presente, y poner a jugar la crisis a favor, para poder extraer de ella un aprendizaje evolutivo. El psiquiatra transpersonal italiano Roberto Assagioli lo dijo de un modo muy claro: “Aprender a colaborar con lo inevitable”, en otras palabras, implica estar atento al impulso de rechazo, pues en la medida en que nos resistimos a lo que es, rechazándolo, lo que hacemos es generar más caos, más sufrimiento; implica entonces entender que lo sano no habita en nuestro obsesivo afán por el "polo positivo y feliz de todo", sino por el generoso transito entre todos los matices de la vida emocional y de las conversaciones, con todo y las incertidumbres e incomodidades que eso trae, porque es allí donde la paz genuina emerge. En el fondo, lo poderoso de las incertidumbres y las incomodidades, es que nos permiten el encuentro con otro Sentido para nuestra vida, aún después de las situaciones más adversas. Quizás sea verdad que, como lo dicen distintas Tradiciones, hemos elegido las distintas circunstancias difíciles que luego nos toca atravesar. Sea así o no, como lo dijera Víctor Frankl, cuando nada externo puede ser cambiado, siempre hay algo que se puede cambiar: nuestra perspectiva. Y es allí en donde les quiero agradecer a todas las personas que me han dejado sus comentarios e invitaciones luego de escuchar el primer capitulo de nuestro Psicopodcast: Aprende de tu sentir. Un capítulo creado con amor en donde hablamos de 5 ideas esenciales para pensar la manera en cómo conversamos y desde dónde lo hacemos, con el fin de hacernos más humanos, resilientes y constructores de nuevas realidades en los procesos de diálogo en nuestra vida. En las siguientes semanas abordaremos diversos temas relacionados con Ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, maternidad y autoestima. Te esperamos con la escucha abierta y el corazón dispuesto. Te abrazo, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta.

  • Recomendaciones para tu bienestar mental:

    Estuve ausente por unas semanas. Ausente pensando, creando y ante todo sintiendo. En estos días de viaje, de recorridos, de calor, de frío, de correr unos kilómetros, de comer muchas cosas ricas, de perderme en abrazos amorosos, de recordar la ausencia de quienes no están, de recibir reflexiones, de verme con espejo a través de mi familia y personas amadas y de un par de buses y aviones, me encontré con muchas personas preguntándome acerca de cómo mantener el bienestar mental en tiempos de crisis. La verdad es que en todas nuestras acciones, sentires y decisiones, hay una búsqueda por el bienestar. Sí, así es. Incluso cuando pasamos por momentos duros, por deseos conflictivos, por conductas y relaciones adictivas, por desesperanzas profundas y emociones incómodas. Aún en todo eso buscamos alcanzar lo que nos dé bienestar. Y sí, a veces buscamos el bienestar y placer en la vida precisamente en donde lo perdemos o perdimos; y bueno, somos humanos y humanas: ¡Compasión hacia nuestros adentros y quienes nos rodean, y ante todo firme determinación psíquica en sanar! En particular la pandemia -como todas las crisis sociales, económicas, políticas y ambientales que hemos atravesado y atravesaremos-, nos lleva a pensar, hablar, sentir, actuar y decidir alrededor de nuestras prácticas de bienestar a nivel individual y como especie. Los momentos de crisis también presentan oportunidades. Personalmente, creo que más allá de todo el dolor que estamos atravesando y que atravesaremos vamos a ser mejores al final de este gran trauma social y de nuestros traumas personales, pero lograr ello nos obligará a reconsiderar quiénes somos y qué valoramos. Y no me considero una "positiva entusiasta, ni fan de la felicidad" ni mucho menos una fanática de la esperanza. De hecho me parece que requiere uno tomarse en serio nuestra capacidad analítica, para ver y casi que tener certeza de que todo opera para que aprendamos, es decir, dudemos, es decir, existamos mejor. La duda nos permite existir mejor. Sí, porque así creamos, aprendemos y aventuramos. El bienestar mental en tiempos de crisis no requiere mil rosarios ni coaches motivacionales. Entonces para mantener el bienestar mental en tiempos de crisis: Lo primero que recomiendo es mantener una rutina diaria, que no sea un agobio, pero mantener una rutina diaria es importante. En la rutina tenemos que balancear el trabajo, las tareas del hogar y el entretenimiento. Tenemos que encontrar tiempo para relajarnos y hacer cosas que disfrutamos. Además de establecer una rutina, es muy importante buscar información precisa de fuentes confiables. Tenemos que evitar la sobreinformación y la información ligera, en exceso superficial e irreflexiva. Por supuesto, tenemos que actualizarnos de lugares serios, confiables, abiertos al cuestionamiento y a la diversidad humana y emocional, confiables en la manera de presentar la información con transparencia, análisis y espíritu; pero también hay que saber cuándo desconectarnos. La sobreinformación puede aumentar la sensación de riesgo y, por ende, el miedo y la ansiedad. Además, esta ansiedad que se genera nos lleva a tomar medidas de seguridad que transitoriamente nos alivian, eso se denomina ilusión del control, pero en realidad hacen que la ansiedad luego reaparezca con mayor intensidad. Una segunda recomendación es practicar técnicas de relajación, meditación o actividad física por lo menos diez minutos al día. Tenemos que evitar anticiparnos negativamente sobre el futuro o lamentarnos por cosas que no podemos hacer. La respiración es importante, cuando nos sentimos ansiosos o estresados, la primera cosa que nos afecta es la respiración. Empieza a ser tensa, corta y a su vez nos sentimos más estresados. Por eso, lo primero que debemos hacer cuando nos sentimos con estrés es tomar control de nuestra respiración. Inspirar profundamente, mantener la respiración y luego exhalar profundamente. Hacer esto repetidamente puede ayudar a calmarnos. Todo esto ayuda a disminuir el estrés y mejora el estado de ánimo. Mi tercera recomendación es de mis preferidas: Tenemos que mantener los vínculos, tenemos que mantener el contacto con otros y otras para sobrellevar la vida y sobre todo para hacerla significativa. Hablar con la gente en la que confiamos nos hace muy bien. Tenemos que llamar a las personas que queremos, contarles nuestras preocupaciones, cómo nos sentimos. Tenemos que mantener el contacto con nuestros afectos. También es muy importante para sobrellevar el aislamiento, el confinamiento, la desesperanza, el miedo y el dolor de la mejor manera posible con relación a nuestro bienestar mental, el sentirnos con un propósito y actuar en la cotidianidad en su dirección. A los seres humanos nos hace muy bien tener un propósito que nos exceda. Y en esto no estamos solos ni solas, somos parte de una nación, de un país, de un mundo, de una sociedad, de la humanidad. Esto va unido con practicar la autocompasión. Es que hemos sido socializados en la mirada de la "incompletud crónica", siempre nos falta algo, siempre a la otra persona le falta algo, siempre todo estaría mejor si algo que no hay apareciera... Y claro, ya lo he dicho, es la sed de más, la duda y una visión lo que nos mueve la vida; pero eso es diferente a sentirnos todo el tiempo insatisfechos con quienes somos y en crítica dañina constante a nosotros(as) mismos(as) y a los demás. Cuando todo anda mal, es muy importante concentrarse en lo que… Algo debe andar bien en nuestra vida. Y si no tenemos algo que ande, eso está bien y es circunstancial, o al menos debe serlo , y para eso está el colectivo, las causas sociales y comunes, la visión que guía nuestra vida, los abrazos en los vínculos, el conocimiento y las ciencias, la espiritualidad y por supuesto, la psicoterapia. Mi cuarta recomendación es vital: Hay que descansar y dormir bien, esto implica conocer nuestro cerebro y sistema nervioso y saber qué es dormir bien. A propósito de eso, hay que procurar espacios de aburrimiento, no tengan culpa sobre esto. Cuando el cerebro no hace nada, trabaja mucho. Hay una red que se llama red en reposo, que conecta áreas que no estaban conectadas y pensamientos que no están conectados. No hacer nada nos ayuda a desconectar y también impacta positivamente en el estrés. Mi quinta recomendación es la de Escuchar(nos): Escuchar activamente los sentimientos, preocupaciones, miedos y preguntas. Tengamos cuidado en no desestimar, subestimar, invalidar o burlarnos o incluso rechazar los sentimientos y sentires propios ni de nadie (de ningún ser viviente ni palpitante o presente). La validación puede ayudar en momentos de crisis. Validar no es entender ni "ponerse en los zapatos del otro"; validar es saber que la otra parte siente y experimenta pensamientos y sensaciones que son legítimos y únicos. También, para mantenernos lo mejor posible, con lo que se pueda, requerimos movernos física y mentalmente. El ejercicio físico es muy importante, pero también el ejercicio cognitivo. Aprender algo nuevo en cualquier edad y momento de la vida es un acto de preservación de la vida. Implementar estas sencillas recomendaciones puede hacer que una situación ya desafiante sea más fácil. No tengan miedo de reconocer y expresar los sentimientos que les genera ninguna situación y pongan eso en perspectiva, tener una perspectiva ayuda a bajar la ansiedad y el miedo. Nada es permanente en la vida y esto incluye el dolor y sufrimiento emocional. Como todo en la vida, todo pasará y nos veremos en alguna dimensión universal, contándonos todo lo que sobrepasamos y aprendimos y cuánta oscuridad nos ayudó a encontrar la luz. Le envío abrazos a quienes no he visto pero me tocan el corazón y me lo ponen a palpitar. Le envío abrazos a mi hermana, hermano, mamá y papá. Le envío abrazos al amor de mi vida. Le envío abrazos a mi tribu de amistad. Le envío abrazos a todo y toda aquel que me ha dolido y me duele. Y a ti...Te abrazo y te espero en un café virtual y en nuestros Psicoprogramas. ¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí. Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta

  • Las 8 razones para acudir a Psicoterapia.

    La sala de meditación está en uno mismo. Tienes que aprender a elegir tus pensamientos como eliges tu ropa. trabaja la mente, es lo único que debes controlar. Deja de intentarlo: ríndete. Para muchas personas ir al psicólogo es sinónimo de ser una persona débil o estar en una situación realmente difícil, pero en realidad, acudir a terapia psicológica te puede convertir en una persona más fuerte emocionalmente y te puede aportar herramientas para poder adaptarte mejor a las situaciones difíciles que pueden presentarse al largo de tu vida. ¿Cuándo acudir a un psicólogo? Acudir a psicoterapia es un acto de inteligencia emocional, autocuidado y empatía con los propios planes y sueños; no responde necesariamente a un momento de crisis, sino a la decisión honesta de querer revisar la estructura emocional, cognitiva y mental que ha moldeado nuestras maneras de Ser y nos ha permitido o no, alcanzar los resultados que tenemos y queremos a diferentes niveles de nuestra vida. Las 8 razones por la que deberías acudir a un psicólogo: Un psicoterapeuta es un profesional de la salud mental especializado en las áreas cognitiva (biología del pensamiento), afectiva (emociones) y comportamental (conducta) que establece puentes éticos y estéticos de trabajo alrededor de la gestión emocional y la salud mental; no sólo te entrena en herramientas conductuales, sino que permite intervenir con estricto cuidado y conocimiento profesional, sobre la manera en que tu historia, tus patrones de comportamiento, tu estado neuropsicológico y tus conversaciones, están modelando posibilidades sanas de relación y realización desde una apuesta biopsicosocial. Entre muchos otros, los beneficios de una terapia psicológica son: 1. Mejora tu autoconcepto, autoestima y auto agenciamiento Tramitar la carga emocional a través de herramientas profesionales, te permite reconciliarte con una versión más amable, funcional y empoderante de ti; esto va más allá de aprender una serie de técnicas o de rediseñar comportamientos para afrontar cambio, procesos de migración o retos, pues implica ir profundo en la persona que has sido para descubrir la persona que mereces y quieres Ser. 2. Te enseña herramientas para manejar conflictos Los conflictos son algo normal en la vida de las personas y, en muchas ocasiones, son necesarios para el crecimiento personal o la convivencia con otros individuos. Las sesiones de psicoterapia te enseñan nuevas maneras (más adaptativas) de solucionar problemas; es mucho más que un entrenamiento, taller o workshop, dado que el aprendizaje de herramientas para solucionar conflictos que se trabajan en psicoterapia, parte del universo simbólico particular de tu vida y los contenidos inconscientes que te mantienen en conflictos cíclicos. 3. Te ayuda a cambiar las creencias limitantes Con nuestras creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo de mundo. Una misma situación puede ser vivida de forma distinta por cada persona. Las creencias nos ayudan, en definitiva, a simplificar el mundo que nos rodea, y son interpretaciones de la realidad y no hechos constatados. Algunas creencias son desadaptativas o limitantes y es necesario corregirlas, pues éstas no son innatas, las vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida. Por ello, el psicólogo puede ayudarte a identificarlas, analizarlas, ponerlas a prueba y modificarlas. 4. Te ayuda a vivir en armonía contigo mismo y con los demás La introspección que se lleva a cabo al asistir a terapia te permite comprender el origen biológico, social, cultural, familiar y personal de las experiencias emocionales, a través de lo cual se cuida de manera integral tu salud, estima y relaciones con el fin de generar nuevas posibilidades de vida e historia de manera responsable, empática y generativa. Intervenir en las emociones, mente y vivencias requiere de herramientas profesionales en salud mental dado que, si confundes el espacio terapéutico con espacios de coaching o mentoría, puedes construir resultados no sostenibles en el tiempo o generar experiencias emocionales no conscientes. 5. Confidencialidad de las sesiones La relación con el psicólogo es confidencial y estrictamente profesional. Tal y como se expresa en el código ético y deontológico de los Colegios Oficiales de Psicólogos, el profesional de la psicología debe garantizar el secreto y la confidencialidad de todo lo referido por quien le consulta. Por tanto, todo lo que digas en una sesión terapéutica será un secreto entre tu terapeuta y tú. Esto permite que haya un marco relacional en el que se pueden tratar miedos muy íntimos. 6. Relación de confianza y empatía Además del conocimiento y la profesionalidad que debe mostrar el psicólogo, el entorno de confianza que se crea entre ambos te va a permitir encontrar nuevas preguntas y acceder a nuevas comprensiones. La psicoterapia no es un cúmulo de técnicas milagrosas ni fórmulas para alcanzar ciertos estados; por el contrario, es el espacio que respeta y mantiene procesos de autorreflexión en la configuración de acciones sostenibles para el cambio. 7. Asesoramiento profesional El psicoterapeuta es un experto en la terapia psicológica, y tiene amplios conocimientos sobre la conducta humana, pues ha cursado sus estudios de psicología en una universitaria reglada. Para llegar a trabajar de psicoterapeuta, es muy posible que haya cursado algún posgrado universitario sobre alguna especialidad (por ejemplo, sexología, terapia de pareja o psicología clínica), y seguramente haya adquirido la experiencia necesaria para poder aportar todo su conocimiento en tu beneficio. La terapia psicológica no es contarle los problemas a un amigo o familiar, pues existe una base sólida (tanto teórica como práctica) avalada por la ciencia. 8. Te empodera frente a la vida Uno de los objetivos de la psicoterapia es que la relación entre el terapeuta y el paciente no sea de dependencia. Por tanto, el psicólogo te ayuda a ser dueño de ti mismo y a adquirir nuevas habilidades que te serán útiles en el día a día; y esto sólo es posible, al profundizar en procesos, herramientas narrativas e historias limitantes y dolorosas. Bonus: La terapia psicológica cambia tu cerebro Los estudios neurológicos están hallando cada vez más pruebas empíricas de la capacidad de la psicoterapia para modificar las estructuras cerebrales y mejorarlas, consiguiendo una mejor actitud vital para afrontar el día a día.

  • Depresión: Mucho más que tristeza. Claves de comprensión y salvación.

    “No estás deprimido estás distraído, distraído de la vida que te puebla”, decía el gran Facundo Cabral. Habrá que leer la poesía en sus canciones para sentir la nostalgia de los años y el aprendizaje de un hombre que vive y observa sus emociones. Sin embargo, esa frase esconde ese afán que todos los seres humanos llevamos dentro: El de sentirnos plenamente bien y buscar a toda costa esquivar o salir de situaciones que nos generen incomodidad, tristeza, desolación o incontrolabilidad. El control es una ilusión dicen algunos, mientras otros sostienen que es posible vivir siempre en estados de felicidad. Sea cual sea tu búsqueda, tu estado de consciencia, el manejo que tengas de tus emociones y tu postura ante la vida, lo cierto es que la inteligencia emocional y la capacidad de creatividad tanto en términos neuronales como psicosociales, esta estrechamente relacionada con tu capacidad de transitar, vivir, experimentar y aprender de diversas emociones. No es sano el extremo de la euforia o la búsqueda obsesiva por mantenernos sólo en el placer, como tampoco es sano mantenernos en la nostalgia, el pasado, el miedo inmovilizante y la tristeza. Cada persona es un universo de historias, sentires y posibilidades tan único como su ADN, por tanto, los tips y fórmulas para que la mente sólo genere pensamientos positivos, son escenarios insostenibles y poco sanos en términos del desarrollo personal y el establecimiento de relaciones auténticas y profundas; hay sentires que no se solucionan solamente pensando positivo o aislándose de todo lo “tóxico” en el afuera. Realmente hay tristezas y emociones tan densas, que hay personas que por más que lo quieran y se esfuercen, les cuesta ver la vida de otros colores y sucumben ante estados de depresión. Esto no discrimina edad, sexo, condición social, postura ideológica, nacionalidad ni cultura. Sin embargo si es cierto que trabajando en la historia personal, revisando el contexto cultural y familiar en el que crecimos, descubriendo las ideas y prácticas sociales que nos limitan, conociendo nuestro cuerpo y acudiendo a espacios conscientes y profesionales, podemos entrenar nuestro pensamiento y atender nuestro cuerpo empezando por la respiración y los procesos biológicos básicos, para poder desarrollar habilidades en gestión emocional, empatía, pensamiento creativo, resiliencia, comunicación efectiva, autoestima y regulación emocional para vivir nuestra vida desde una postura responsable, amorosa, apreciativa y agradecida de nuestra vida, relaciones, historia y los retos diarios que nos vamos encontrando. La depresión es una condición real con la que muchas personas alrededor del mundo conviven siendo una de las 3 primeras causas de incapacidad laboral, deserción escolar y hospitalización psiquiátrica en el mundo de acuerdo con la OMS; hay que decir que son especialmente las mujeres quienes son diagnosticadas con esta condición. Pero vamos a entenderla un poco más…. ¿Qué es la depresión? La depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. La depresión corresponde a su vez, a una serie de condiciones neuropsicológicas (unipolar y bipolar), que puede comprender sintomatología psicótica, tanto en el cuadro agudo como en los periodos inter-críticos, e involucra el funcionamiento del área cortical frontal y sus circuitos principales (amígdala, hipocampo, tálamo, circuito límbico). La depresión es un trastorno mental muy frecuente que puede comenzar a cualquier edad y que en los casos más graves puede incluso llevar al suicidio. Aunque la probabilidad de padecer esta patología aumenta con la pubertad, la edad media de aparición del trastorno se sitúa en torno a los 35 años, siendo su prevalencia más alta en mujeres que en hombres. La duración de los episodios depresivos es muy variable y, aunque la mayoría se recupera en uno o dos años, cerca del 15% presenta un curso crónico. Este curso crónico está relacionado con otros trastornos mentales como pueden ser los trastornos de personalidad, los trastornos de ansiedad o el consumo de sustancias, entre otros. En el curso del trastorno depresivos se pueden distinguir seis estadios: Respuesta al tratamiento: la gravedad de los síntomas se reduce en más de un 50% respecto al nivel inicial del trastorno. Remisión parcial: siguen apareciendo algunos síntomas, pero estos son menores. Ya no se cumplen los criterios diagnósticos de depresión y han transcurrido menos de dos meses desde que se dio el último episodio. Remisión total: los síntomas han desaparecido durante al menos los dos últimos meses. Recuperación: la remisión se mantiene durante más de seis meses recuperando el funcionamiento normal. Recaída: reaparición de síntomas depresivos durante el periodo de remisión. Recurrencia: aparición de un nuevo episodio con síntomas depresivos. ¿Cuáles son los síntomas depresivos? Aunque el síntoma más representativo de la depresión es la tristeza no es el único ya que también pueden darse síntomas anímicos, motivacionales o conductuales, cognitivos, físicos o interpersonales. Así, la sintomatología depresiva puede clasificarse en: Síntomas anímicos: tristeza, irritabilidad, incapacidad para sentir, sensación de vacío, ansiedad, etc. Síntomas motivacionales y conductuales: anhedonia (incapacidad para sentir placer de tareas que anteriormente resultaban placenteras), apatía, abulia (falta de voluntad o energía para hacer algo), retardo psicomotor, inhibición conductual, etc. Síntomas cognitivos: dificultades importantes en las funciones ejecutivas y en las capacidades cognitivas como memoria, atención, concentración, velocidad de procesamiento, distorsiones cognitivas, pensamientos de inutilidad y culpa, etc. Síntomas físicos: alteraciones del sueño, alteraciones del apetito, deseo sexual inhibido, dolores de cabeza, náuseas, vómitos, malestar gastrointestinal, etc. Síntomas interpersonales: relaciones interpersonales deterioradas producidas, en muchos casos, por el rechazo que generan en los demás las personas que padecen depresión, debido a sus múltiples quejas y falta de motivación. Enfocándonos en los síntomas cognitivos algunas de las capacidades cognitivas y funciones ejecutivas que primero se deterioran en personas con depresión son: Atención: capacidad de generar, seleccionar, dirigir y mantener un nivel de activación adecuado para procesar la información relevante. Velocidad de procesamiento: capacidad que establece la relación entre la ejecución cognitiva y el tiempo invertido. Permite procesar información de forma rápida y automática. Aprendizaje: transformaciones relativamente estables en el comportamiento suscitadas por distintas experiencias que dan lugar a la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades. Memoria: registra y almacena las distintas experiencias, ya sean ideas, imágenes, acontecimientos, etc. Razonamiento: capacidad para resolver problemas, extraer conclusiones y aprender de manera consciente de los acontecimientos de manera que podamos establecer relaciones causales y lógicas. ¿Qué causa la depresión? Existen múltiples factores que causan la depresión; la influencia genética es uno de los factores más importantes, aunque no el único ya que también puede verse influida por factores bioquímicos, factores personales o ambientales. ¿Cómo se trata la depresión? Existen diferentes tratamientos que se han mostrado eficaces para la depresión entre los que se encuentran la terapia neuropsicológica, la terapia narrativa y la terapia combinada (tratamiento psiquiátrico, actividad física, psicoterapia, nutrición y en algunos casos). Antes de prescribir cualquiera de los tratamientos es importante realizar una evaluación neuropsicológica completa que nos permita obtener datos de interés para luego tomar decidir el tratamiento idóneo en cada caso. Mucha gente que ha llegado a mi consulta ha intentado muchas estrategias entre las que se encuentran sesiones de coaching, consejerías, mentorías y uso de fármacos o antidepresivos auto-medicados! Los fármacos son el tratamiento más prescrito para la depresión a pesar de los efectos secundarios que conllevan. Suelen utilizarse los antidepresivos inhibidores selectivos de la receptación de serotonina ya que mejoran los síntomas y reducen los efectos secundarios en mayor medida que otros medicamentos. Es necesario anotar que, al intentar esa combinación de tratamientos no profesionales en el caso de consejerías o tratamientos no prescritos por profesionales en salud mental expertos en depresión, las personas no están atendiendo la importancia de trabajar y enfocarnos en el entrenamiento conductual desde una perspectiva emocional, cultural y neuropsicológica. Si estas pasando por momentos de tristeza profunda y te identificas con síntomas de depresión, recuerda que es normal sentir y tienes derecho a vivir cada emoción como lo sientas; no recurras desesperadamente a cualquier tratamiento o consejería, atiende tu salud mental en manos profesionales psicosociales, amorosos, conscientes y con tratamientos integrales que vayan más allá de la receta de medicamentos y de sesiones de consejería. ¿Cómo puedo ayudar a un ser querido que está deprimido? Si conoces a alguien que tiene depresión, lo primero que debes hacer es ayudarla a ver un médico o profesional en salud mental. Ofrécele apoyo emocional, comprensión y escucha sin juicio ni consejo. No compares su historia con la tuya ni con la de nadie más. Nunca ignores ningún comentario sobre el suicidio e infórmale a su terapeuta o médico. Invítale a salir a caminar, pasear o a otras actividades. Si ella no acepta tu invitación, sigue intentando, pero no le presiones para que haga demasiadas cosas demasiado pronto. Recuérdale que la depresión desaparecerá con el tiempo y el tratamiento. ¿Cómo me puedo ayudar si estoy deprimida? A medida que continúe el tratamiento neuropsicológico, poco a poco comenzarás a sentirte mejor. Trata de hacer las cosas que solías disfrutar antes de estar deprimida. No te presiones y recurre a espacios y profesionales en salud mental, por supuesto yo estoy aquí para escucharte y trabajar juntas. Otras cosas que pueden ayudar incluyen: Divide las tareas grandes en tareas pequeñas, y haz lo que puedas cuando puedas. Trata de no hacer demasiadas cosas a la vez. Pasa tiempo con otras personas y habla con un familiar o amigo sobre lo que sientes. Retrasa tomar decisiones importantes hasta que te sientas mejor. Habla sobre tus decisiones con otras personas que te conozcan bien. Práctica alguna actividad física o que implique movimiento en tu cotidianidad. Consume alimentos ricos en vitaminas, naturales, no procesados, poca azúcar y cafeína, evita y elimina el uso de sustancias psicoactivantes. Te espero en mis espacios psicoterapéuticos. Carolina,

  • Mujer migrante: una invitación a la integración suprema.

    En esos días he estado trabajando nuevamente en asuntos migratorios. A propósito de ello, me pidieron escribir una nota reflexiva y acá te la comparto. Hay muchos motivos para migrar, y tantas historias y emociones particulares como seres humanos que emprenden el viaje y se mudan de vida y relaciones. No hay un proceso de migración igual a otro, aunque podamos hablar de condiciones y situaciones marco generales. La migración es el fenómeno de moverse temporal o definitivamente del lugar habitual de residencia hacia un nuevo lugar de acogida dentro del propio país o a través de fronteras internacionales. Migrar remueve como pocas experiencias en la vida nuestros anclajes vitales y nos encara con todo lo claro, luminoso y gris de nosotras mismas; nos pone de frente, al desnudo y en honestidad con nuestros miedos, sueños, visiones, dolores, alegrías y nuestro Ser. Nos encuentra con la profundidad humana y belleza del amor en su máxima expresión, porque es a través de él, que nos embarcamos en un viaje de autodescubrimiento, encuentro con la diferencia y agenciamiento de la propia vida más allá de las circunstancias. Independientemente de si vuelves a tu lugar de origen, la migración te marcará para siempre en un antes y un después; no serás la misma alma que fue y regresa, tendrás una identidad llena de matices, sabores, olores y sentires. La migración es profundizar en tus raíces (familiares, inconscientes y culturales) y sanar lo que ya no está, lo que se ha ido para siempre, lo que te costó y la que fuiste... es Ser tu hogar y hacer de cada morada un profundo presente de posibilidades. La migración implica agrandar tus alas para integrarte a ti misma como un ser sexual, espiritual, biológico, social, cultural, revolucionario, pensante, sensual, mental y emocional. En el trabajo que realizamos en consulta individual y en espacios grupales en Ella Migra, hemos descubierto estás 5 claves que te invitan a la integración suprema: 1. Las cosas no ocurren por ti sino para ti. Hay una danza necesaria para fluir con la vida y no en su contra; esa danza te invita a tomar el ritmo y dejarte llevar por la música de la vida cuando sea necesario. Es importante que cultives cuerpo, mente y espíritu tomando, recibiendo y soltando generosamente cada idea, prejuicio, creencia, emoción, experiencia, relación y elemento material, dado que todo ha llegado a ti para que te vuelvas soberana de tu propia energía y sabiduría. Implica estar atenta a no dejarte colonizar por el ego de las cosas que suponen una única manera de vivir, ser y sentir. No busques el por qué, ábrete al para qué. 2. Un camino que te ha elegido. Todas estamos invitadas irremediablemente a nuestra evolución. No importa el tiempo, el momento, el contexto, las vidas, las negaciones o tiranías que esto nos lleve. Así que toma ese reto tremendo de migrar, soltar y cambiar, para expandir tus alas en humildad, amor inteligente y creación de belleza con lo que Hoy te está siendo dado. Tal vez tus ancestros lo deseaban, tal vez tu voz necesitaba resonar con otros sentires e idiomas, tal vez tu llamado es tan fuerte que necesita expandirse. La migración te ha elegido. 3. La intención es tu equipaje. Procura cultivar el bienvenir. Dar la bienvenida a todo, a la luz y a la oscuridad, al dolor y a la alegría, al reto y al cariño. Sería irreal pretender estar sólo en la luz o en la felicidad tanto como sólo en la oscuridad o la tristeza, pues ambos extremos no son saludables. Entonces mejor hazle ritual de bienvenida a lo que llega, lo que se queda y a lo que se va y envíale luz. 4. Suelta el control y abraza la gestión: Esta experiencia te invita a que sueltes el control, a que te abras a la humildad, a que cultives la paz-ciencia, a que no huyas de tu dolor ni de la incomodidad porque tu mente y emociones son tu real equipaje; es una invitación amplia a que vivas todas las emociones sin aferrarte a la no sana intención de mantenerte sólo en la alegría o en la tristeza. Ábrete a gestionar tus herramientas y recurre a espacios psicoterapéuticos y espirituales que te orienten en ello. 5. Habitar mi Hogar. Habitar el presente, trascender las historias y versiones que fuimos, soltar la necesidad de controlar cada paso, emoción o situación propia o ajena y entregarse a la incertidumbre, es una tarea en la que todos los seres humanos nos encontramos. Por supuesto que es importante planear, calcular, proyectar, revisar la historia, evitar causar sufrimiento y sentir profundamente lo que cada cambio y reto implica; sin embargo, el reto está en cómo gestionar de manera efectiva mis ideas, emociones y sentires para poder cultivar la consciencia de cuáles maneras de ser me funcionan en el momento en el que me encuentro, para disfrutar y sentir lo que pasa en el ahora y cultivar desde allí (no desde la expectativa) las relaciones y prácticas de vida que me hacen bien y que anhelo. Te abrazo y estoy para ti, Con amor, Carolina.

  • El duelo por la lengua en el síndrome de Ulises.

    Para el Psiquiatra Josea Achotegui, "la migración, como la mayoría de los acontecimientos de la vida (life events), genera, junto a una serie de beneficios (como el acceso a nuevas oportunidades vitales y horizontes), un conjunto de dificultades, de tensiones, de situaciones de esfuerzo. La migración tiene una parte problemática, un lado oscuro, al que se denomina estrés o duelo migratorio. Desde esta perspectiva, es importante reseñar que no es adecuado plantear la ecuación migración = duelo migratorio, ya que supondría negar la existencia de toda una serie de aspectos positivos en la migración, la existencia de beneficios". El estrés y el duelo migratorio poseen características específicas que lo diferencian de otros duelos (fundamentalmente del que se produce por la muerte de un ser querido) y que he revisado en otros espacios que puedes ver en mi página, teniendo como referente la perspectiva de sus repercusiones en la exclusión social. Ya me has escuchado en diferentes momentos, actividades y entrevistas, decir que el duelo migratorio y el estrés derivado de éste, cumplen ciertas características: Es un duelo parcial Es un duelo recurrente Es un duelo vinculado a aspectos infantiles muy arraigados Es un duelo múltiple: los siete duelos de la migración Da lugar a cambios en la identidad Da lugar a una regresión Tiene lugar en una serie de fases Supone la puesta en marcha de mecanismos de defensa y de errores cognitivos en el procesamiento de la información Se acompaña de sentimientos de ambivalencia El duelo migratorio lo viven también los autóctonos y los que se quedan en el país de origen El regreso del inmigrante es una nueva migración El duelo migratorio es transgeneracional El duelo migratorio puede ser un duelo parcial, recurrente, múltiple y vinculado a eventos de la infancia y memoria emotiva de la persona, lo que da paso a síntomas psicosomáticos. Resalto el último punto debido a que quiero hacer énfasis en que cada persona experimenta procesos de cambio emocional y personal diversos, y el duelo migratorio no es un conglomerado de hechos que vivan todos aquellos que han inmigrado, ni tampoco que experimenten en el mismo tiempo ni de la misma manera; de lo cual se deriva también que, en caso de presentarse los síntomas que he mencionado en diversos espacios y puedes revisar en mis canales, no pueden ser tratados de la misma manera en todas las personas. Más allá de las charlas, entrenamientos o consejerías a las que asistas, el trabajo psicoterapéutico es esencial. Hay un tipo de afectación particular en los procesos migratorios, que es el relativo a la lengua. Específicamente cuando hablamos del estrés en los procesos migratorios, es importante acotar dos puntos: 1. Entender la Aculturación, como el proceso del cambio que se produce cuando dos culturas entran en contacto, afectando tanto a la minoritaria (población inmigrante) como a la mayoritaria (población autóctona). De lo cual podría derivarse el llamado estrés aculturativo o el Síndrome de Ulises (Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple), el cual es el "resultado de la combinación de una serie de estresores (soledad, fracaso del proyecto migratorio, lucha por la supervivencia y el miedo y el terror al nuevo entorno) y una serie de síntomas psiquiátricos que abarcarían varias áreas de la psicopatología" 2. Los estresores más importantes son: la separación forzada de los seres queridos que supone una ruptura del instinto del apego, el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades, la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir), y, en cuarto lugar, el miedo, el terror que viven en los viajes migratorios (pateras, escondites en camiones, etc.), las amenazas de las mafias o de la detención y expulsión, la indefensión por carecer de derechos, etc. Inmigrar es un proceso relativo a cada historia individual según el contexto social, económico, político, emocional, familiar, intergeneracional, mental, biológico y de género; de tal manera que el trabajo en los procesos de duelo migratorio y/o estrés aculturativo responde al escenario privado en donde las personas a través del espacio psicoterapéutico desarrollan herramientas de gestión emocional para abordar y manejar los contenidos inconscientes que los procesos de migración revelan y aprender estrategias efectivas y afectivas de afrontamiento en los contextos de acogida; sin embargo, también implica el trabajo en el escenario público a nivel de la gestión de redes de apoyo, servicios y políticas de protección, acogida y garantía de derechos a la población inmigrarte. Te espero en los espacios de Ella Migra y en mis espacios de Psicoterapia. Te abrazo, Carolina Leguizamón Psicoterapeuta. Bibliografía: •Achotegui J. (2004)4, Emigrar en situación extrema: el Síndrome del inmigrante con estrés crónico y múltiple (Síndrome de Ulises)- nº 21- 39-52 •A Kosic (2006)2 Personality and individual factors in acculturation. In: Cambridge Handbook of Acculturation Psychology Edited by:D. L. Sam and J.W. Berry. Cambridge: Cambridge University Press. •Ataca, Bi. Berry, J (20021). Psychological, sociocultural, and marital adaptation of Turkish immigrant couples in Canada. International Journal of Psychology .2002,37(1) 13-26.

  • Amor propio y los 3 maestros.

    El amor propio es un deseo y tarea de todas las personas, en cualquier momento de la vida esta tarea toca nuestra puerta y nos pide revisar nuestras relaciones, prácticas de vida, pensamientos e historia. Más allá de todas las recetas vendidas por motivadores o cursos de positivismo, el amor propio responde a una tarea de autoconocimiento, autocrítica amorosa y sanación, como base para construir todas las prácticas mentales, comportamentales y de salud que asociamos con la experiencia de amarnos. Para lograrlo, hemos de aprender de los tres grandes maestros de la autoestima: los padres, la pareja y los hijos. Gozar de una autoestima sana, fortalecida y resiliente, supone un proceso en espiral, de avances y retrocesos constantes a lo largo de la vida. Esencialmente, en ese proceso tomamos consciencia de cómo el amor no supone una experiencia que nace por generación espontánea, sino que supone el compromiso pleno y cotidiano por el cuidado. La máxima experiencia del amor radica en darlo, recibirlo y experimentarlo. Durante esta interminable historia de amor, nos encontramos con tres grandes maestros espirituales, cuyas enseñanzas dan para toda una vida de aprendizaje. Cada uno de ellos, vino a mostrarnos y hacernos experimentar los matices de la vida, más allá de nuestra tendencia a resumir todo a positivo o negativo, bonito o feo. Esos maestros vienen llenos de experiencias, emociones y sentimientos muchas veces contradictorios. Lo que construimos con ellos, son recuerdos, alegrías, dolores, narrativas, pasiones y una suma de experiencias que nos permiten experimentar el mundo, experimentar nuestro propio mundo y desarrollar un sentido de “identidad”. Cada uno de ellos opera como espejo donde se refleja lo que queremos o no, lo que nos cuesta o no, lo que tememos o no, lo que amamos o no y la manera en cómo asumimos ante diferentes contextos, nuestras máscaras de vida y supervivencia. Sí, porque, aunque eso que llamamos “nuestra personalidad” tienda a la unidad, realmente está compuesta por diversas máscaras, personajes o maneras que se activan y desactivan según el contexto de relación en el que estemos. Padres/madres, pareja e hijxs o la experiencia de serlo, protagonizan nuestros vínculos afectivos más íntimos. Son con quienes más mostramos nuestra vulnerabilidad y nuestras zonas grises y claras, nuestro afán de ser reconocidos, amados y aceptados. En la relación con ellos depositamos expectativas y proyectamos lo que no hemos podido resolver en nosotrxs mismxs. En Psicoterapia cuento con ejercicios específicos para trabajar estos 3 maestros, así como hay disponibles en la actualidad diversos cursos y meditaciones que puedes encontrar en la Web y por último, estamos preparando un curso sobre las 4 medicinas de las heridas emocionales con una tremenda maestra de Yoga. Te espero ahí! EL PRIMER MAESTRO ESPIRITUAL: LOS PADRES “Nunca es tarde para tener una infancia feliz.” (Milton Erickson) La experiencia del nacimiento y la primera infancia es radicalmente trascendental en la configuración emocional, social y mental. En ese periodo de vida, ante una vulnerabilidad plena, empezamos a identificar si nuestras necesidades y emociones pueden ser contenidas y atendidas por nuestros cuidadores y el mundo que nos rodea. Dependiendo de si nuestras emociones, deseos y necesidades son atendidas y la manera en cómo sean atendidas -desde lo más básico como atender nuestro sentido de hambre, apetito, limpieza y reducir el dolor o regular la temperatura, hasta lo más complejo de ser considerados desde el contacto visual, físico, afectivo y el ser escuchados-, descubriremos si el mundo es un lugar seguro o no para crecer, experimentar, pedir lo que quiero, escuchar a mi cuerpo, respetar mi apetito, pronunciar mi sentir, entregar confianza, recibir afecto o huir. Para muchas personas la experiencia de la infancia estuvo atravesada por incongruencias, abandonos, necesidad de tener que perdonar/justificar/entender/cuidar a los padres, madres o cuidadores justificando incluso abandonos, negligencias, ausencias, humillaciones. Muchas personas consolidan heridas de abandono, injusticia, rechazo o negligencia. Hay dos puntos que diferenciar acá: por un lado, está lo que nuestros padres, madres o cuidadores hicieron o no con nosotros y, por otro lado, está la interpretación y experiencia emocional que yo adquirí y entendí de eso y me dio o no un sentido de autoconcepto y confianza con el mundo. Eso quiere decir que, adentrarse en entender nuestra experiencia infantil, no supone buscar revancha con lo que nos falto o hicieron, pero tampoco supone que debamos entender y justificar todo lo que los adultos hicieron, dejando nuevamente de lado a ese niño o niña heridx y sus necesidades. El cerebro de un niño y niña que crece no entiende y no tiene por qué entender, que sus cuidadores viven muchas cosas o vivieron muchas situaciones que justifican su ser violento, negligente o ausente. Por supuesto que, adentrados en la adultez, es necesario darle contexto, mirada de compasión y decisión de aceptación a quienes fueron nuestros padres, madres o cuidadores y desde allí soltar la identidad de niños o niñas heridxs. Para sanar nuestra autoestima, el primer gran aprendizaje vital que podemos realizar a través de nuestros padres, madres o cuidadores, consiste en emanciparnos emocionalmente de ellos para ser libres de su influencia psicológica. Al soltar definitivamente la mochila emocional que hemos dejado que cargaran sobre nuestros hombros, logramos por fin empezar a sanar los traumas vinculados con nuestra niñez. Esta sanación deviene cuando nos permitimos legitimar las emociones que la infancia tiene en nuestra biografía, cuando lo expresamos, cuando hablamos de porqué aún de adultos nos cuesta esto o lo otro en la relación con nuestros padres/madres, no para justificarlo de un lado u otro, sino para soltar lo que no nos corresponde, validar nuestras emociones, darle permiso al niño o niña que en la infancia no se puedo expresar y hacernos dueños/as del vínculo que en el presente, queremos entablar con nuestras emociones, afectos y necesidades. MAESTRO ESPIRITUAL: LA PAREJA “La mayoría de las parejas están compuestas por dos niños asustados y traumados que esperan mutuamente que el otro les sane sus heridas”. (Krishnananda) Nuestra pareja es nuestro “partner evolutivo”. En nuestra pareja depositamos nuestras ansiedades y dificultades de vínculo con nuestra sexualidad, nuestros afectos, nuestros miedos, nuestras frustraciones, nuestra necesidad de ser queridos y queridas. Nuestra pareja es una extensión de mis claridades o dudas, de mi tiranía o soberbia, de mis pasiones desordenadas o mi vínculo con la inteligencia, la trascendencia, la abundancia, la paz, la libertad y la madurez. Todo lo que no resolvemos emocionalmente en la relación con nuestros padres, madres o cuidadores lo acabamos atrayendo y proyectando sobre nuestra pareja. En Psicoterapia he encontrado mujeres buscando el padre, el príncipe azul o el macho dominante que quieren salvar, repetir, educar, ajusticiar, replicar o sanar; he encontrado hombres buscando salvar, mantener o perpetuar la madre o princesa indefensa, entregada, sumisa o incapaz con la que crecieron y no pudieron salvar o a la que se acostumbraron a vivir. Sea que tengamos pareja o no, sea que queramos o no tener pareja, ambas cosas representan el estado de nuestros vínculos afectivos y memoria emotiva, ambas cosas son el espejo de la relación con nosotros mismxs, con nuestra memoria de infancia y con nuestra capacidad para mantener, cultivar y sostener proyectos inteligentes, libre y seguros. Si no hemos ahuyentado los fantasmas de nuestro pasado, estos nos llenan de miedos e inseguridades en el presente, boicoteando inconscientemente nuestra relación sentimental. De este modo, cultivamos una relación basada en el apego y la dependencia emocional. Nuestra pareja se convierte en nuestra pseudo felicidad. Y al necesitar de ella, nos es imposible amarla, boicoteando nuestro futuro con ella. La falta de autoestima se ve reflejada en nuestra experiencia de relación de pareja cuando buscamos en ella ser rescatados, necesitados, celados, poseídos, activados para vivir. Es entonces cuando los celos, el control, la rabia, la frustración sexual, los afectos desordenados y la dependencia se apoderan de nuestras experiencias en pareja. Curiosamente, debido a la codependencia emocional, muchas parejas terminan conformándose con relaciones tóxicas de las que les es muy difícil escapar. Gracias a este segundo maestro espiritual, tenemos la oportunidad de trabajar el desapego y la independencia emocional. Para lograrlo hemos de comprender que debemos hacernos cargo de revisitar la manera en cómo aprendimos a querer y vincularnos y los resultados que eso nos ha traído a lo largo de la vida; de manera seguida, debemos ver cómo nos elegimos o relacionamos con nosotrxs mismxs y si somos o no capaces y consecuentes, de elegirnos como pareja antes de ser elegidxs por otra persona como tal. EL TERCER MAESTRO ESPIRITUAL: LOS HIJOS “La mayoría de los padres están dispuestos a hacer cualquier cosa por sus hijos menos dejarles ser ellos mismos”. (Banksy) El primer maestro estaba relacionado en cómo vivimos, sentimos e interpretamos a nuestros padres, madres o cuidadores, y en este tercer punto, requerimos ver quiénes fuimos y somos como hijos o hijas, qué lugar ocupamos en la familia extensa, qué sabemos o no de ella, qué nos gusta o no de ella, cómo somos allí recibidos o no. Para quienes son padres y madres la experiencia de la maternidad y paternidad, despierta y despertará todas las tiranías, ausencias, incapacidades, miedos, rechazo, dolor, abandono o luz, amor, seguridad y certeza, que le haya sido entregado en la infancia. Los niños y niñas son maestros del aprendizaje y del reflejo, nos sanan y nos confrontan. Antes de pedirle a un hijo, hija, niño o niña que sea de una u otra manera, aprende a ver de dónde vienen la ansiedad de tu pedido como persona en la adultez y trabaja eso en ti. El ejemplo de un acto no enseña, lo que enseña es la coherencia en nuestras prácticas de vida y relación. Un abrazo muy grande de alma a alma. Te espero en Psicoterapia, Carolina Leguizamón M Psicoterapeuta

  • ¿Yo con Hipocondría?

    Como te he contado en algunos posts en mi cuenta en Instagram y en otras notas de mi Psicoblog, hay muchos tipos de Ansiedad y no podemos meter, en el mismo lugar, las estrategias de afrontamiento para los síntomas físicos, afectivos, sociales y de pensamiento que genera. A mi consulta han llegado personas diciendo: "He probado de todo, y no encuentran ningún síntoma, creo que soy hipocondríaco o hipocondríaca", y en mis relaciones escucho decir a personas: "Él se inventa todo lo que siente, es hipocondríaco". Así que hoy te sugiero usar una distinción importante cuando hablemos de una situación en salud que no tiene explicación médica o no la requiere: Puede que no tengas nada que requiera atención médica, pero tienes algo emocional que requiere ser abordado. Es muy fácil decir: Piensa positivo, lo que te falta es ocuparte, haces mucho drama o exageras siempre todo; cuando realmente la persona se encuentra embotada en síntomas emocionales y afectivos que no ha podido encarar. Lo que pasa con la ansiedad es que sí tienes algo: tienes ansiedad. Con todas las situaciones desatadas en cuarentena las líneas de atención médica han reportado incrementos de llamadas de personas que reportan una subida de adrenalina manifestada en sensación de adormecimiento, pecho apretado, aumento de ritmo cardíaco, falta de concentración, malestares estomacales, hormigueos, sensaciones de electricidad o fríos internos. Al ir al fondo de estas situaciones y posteriormente verificar con chequeos médicos, un importante porcentaje de los(as) consultantes no presentan una explicación médica que amerite un tratamiento en esta área más allá de recomendaciones genéricas. Esto no quiere decir que la persona "no tenga nada" sino que requiere ser direccionada para explorar recursos y profesionales en salud mental y psicoterapia para poder tramitar el estrés y manejar las emociones de una manera diferente. Es necesario recordar que la ansiedad es ocasionada por factores psicológicos, sociales, cognitivos y emocionales, con un correlato de base neurobiológico, por lo que necesitas una terapia especializada en el tema. Sí necesitas hacer algo, sí está pasando algo contigo y sí necesitas atención. No médica, pero sí psicológica. A una persona que siente síntomas repetitivos como los mencionados, y en consulta médica le informan que no tiene nada y sus familiares cercanos están con los nervios de punta porque no hay nada que explique el dolor de cabeza, migraña o malestar que constantemente le da y le impide cosas como concentrarse, disfrutar, trabajar o estar en eventos sociales, lo que piensa al no tener un soporte médico que justifique su malestar, es que: "El doctor no sabe o no me revisó bien; tengo una enfermedad extraña o nueva de la cual soy de las primeras víctimas; voy a morir de una misma causa o peor de las que tuvo mi familia porque tengo síntomas parecidos y aún más agudos". Y no es que el malestar físico no exista, puesto que el dolor de cabeza, el mareo, la taquicardia, la sudoración o los síntomas gastrointestinales sí están presentes, lo que pasa es que no hay una razón médica, sino que el cuerpo está activando una serie de mecanismos internos desde tu sistema nervioso para regresarte a tu equilibrio. Y entonces qué queda por hacer…. Realmente la falta de diagnóstico médico promueve y aumenta la hipocondría, y el hecho de que en casa hagamos como si nada de eso pasara o alimentemos la situación de victimes de la persona, no le va a ayudar de salir de ese ciclo; es fundamental entender que hay una situación problema que la persona y su nicho cercano no están pudiendo entender, y al no haber explicaciones médicas, es necesario atender con seriedad y prontitud los síntomas emocionales, afectivos y cognitivos que han sustentado todo ese cuadro que la persona presenta y que, de no tratarse, redundarán en manifestaciones y limitaciones más complejas de la vida cotidiana. Es necesario un abordaje interdisciplinar en donde entendamos cómo funciona nuestro sistema nervioso y entendiendo que las consejerías o asistencias no expertas NO solucionan estos eventos, como tampoco llevando a la persona a pensar "positivo" lo solucionarán; eso, además de ser irreal, es irresponsable. La persona necesita reconocer que lo que tiene es Ansiedad, ir a la raíz y fondo del asunto en su sistema de creencias, relaciones, valores, prácticas de vida, prejuicios, duelos sin resolver, miedos vueltos pánico y desarrollar herramientas de gestión e inteligencia emocional. No todo está en el cuerpo, ni todo está en las emociones, ni todo está en el pensamiento, dejemos de simplificar y minimizar tanto el sufrimiento de las personas. La mente y el sistema nervioso dirigen las sensaciones limitantes, y esas sensaciones tienen que ver con la manera en cómo nombramos, interpretamos y pensamos los hechos de la vida. La Hipocondría, definida como el "trastorno mental" que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por la propia salud y por una tendencia a exagerar los sufrimientos, que pueden ser reales o imaginarios; es más que un asunto de imaginar, puesto que realmente sí genera síntomas físicos, por lo tanto, el problema no es pensar que tenemos algo inexplicable sino NO hacer nada psicológico al respecto para tratarlo. Confía en el proceso profesional de la psicología, que, con su trabajo articulado con otras ciencias, disciplinas y saberes, te permitirá transitar hacia una mejor calidad emocional y de pensamiento. Te abrazo y te espero, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

  • Dos trampas emocionales: Algunas ideas derivadas de la terapia breve estratégica.

    Los seres humanos entramos en trampas emocionales cuando usamos la misma estrategia a la hora de solucionar distintos problemas. Hoy te quiero hablar de dos. La primera trampa emocional es la referida a generalizar la misma solución a un problema originado en momentos diferentes de nuestra vida, porque ese problema comparte similitudes con experiencias previas. Por ejemplo, hay personas que saltan de una relación de pareja a otra, utilizando el mismo mecanismo y repertorio de comportamiento para encarar situaciones problema (celos, sexualidad, expectativas…) y entonces, se encuentran en círculos inacabados en donde la opción de pasar de una pareja a otra tampoco funciona; es decir, sin notarlo, el problema no radica la pareja que eligen o dejan, sino en la manera en cómo se están relacionando y están siendo para repetir ciertos patrones de pareja. Pero no repetimos comportamientos de acción o evasión sólo porque sí o porque en el pasado nos haya funcionado para alcanzar u ocultar algo; la naturaleza también “nos impone” el funcionamiento neurofisiológico de repetir aquellos parámetros que nos han funcionado anteriormente. En esta conjunción de procesos, nuestro pensamiento nos lleva a elaborar la misma estrategia ante todo tipo de problema y eso es lo que, en caso de no salir o sobrepasar nuestra expectativa, nos lleva a lo que llamamos frustración. En el caso de los trastornos de Ansiedad, una de las cosas que puede estar relacionada, es que en las manifestaciones más fuertes como los ataques de pánico, lo que sale a flote es una manera que el cerebro ya conocía para reaccionar ante una demanda exterior estresante. Para quienes sufren de fobias específicas o han vivido parálisis por eventos de Ansiedad, es crucial notar cómo, cuándo y a través de quién, nuestro pensamiento quedó con la impronta de reaccionar con tensión, huida o parálisis ante un evento estresante que despierta en la memoria de algo traumático. Sin embargo, como siempre digo, NO somos sólo mente y cuerpo y NO todo está en nuestras manos, compromiso o pensamiento como las posturas ligeras de consumo nos hacen pensar; y esto, porque el contexto social, económico y cultural en el que habitamos y nos desarrollamos, nos permite (o restringe) una serie de herramientas de bienestar o búsqueda del mismo. Al menos en lo que concierne en lo que podemos agrupar como “Occidente”, hemos sido educados y educadas en la racionalidad y la lógica; el problema es que tendemos a aplicar estos conceptos en momentos donde no se pueden aplicar. Muchas estrategias de amor, sexualidad, desarrollo, educación, salud, el llamado empoderamiento, entre otros, no le funcionan a todas las personas por igual, porque están elaboradas sobre una lógica preconstituida con base a una teoría que no tiene en cuenta la realidad en la que estamos. Hay una creencia muy extendida, de hecho en algunas posturas, que dice que definimos nuestros patrones conductuales en nuestra infancia. Si bien en mi ejercicio psicoterapéutico miramos el pasado para trabajar los mandatos, ACLARO que nuestro pasado NO es una explicación lineal, ni exclusiva, ni tampoco causal de nuestra vida. Como hombres y mujeres en la adultez, la realidad no es lo que nos han impuesto en nuestra infancia, sino lo que nosotros hacemos con los demás y con nosotros y nosotras en esa relación con otros y otras. Entonces, nuestra tarea con respecto a la revisión biográfica es observar de la mano de la Psicoterapia, cuáles han sido nuestras tentativas de solución y, si no funcionan, cambiarlas y dejar de insistir, que es lo que solemos hacer espontáneamente. Es importante dejar de insistir en aplicar soluciones disfuncionales y saber cambiar la estrategia. Hacer lo que he venido haciendo porque en algún momento me funcionó, sólo hará que plantee de manera equivocada una solución a un problema nuevo y complejo. Eso es una trampa emocional, pero hay otra importante que quiero hoy introducir. La segunda trampa emocional radica en decir que todo depende de modelar el pensamiento y enfocarlo sólo en "lo positivo de todo", y vamos por ahí diciéndole lo mismo a personas con historias sociales, económicas, culturales, políticas, ambientales, sexuales y emocionales diferentes. ¡Grave error! De hecho, es un mito moderno que viene de esta filosofía americana del “piensa positivo y todo irá bien”. Esto es algo que ya se había propagado antes en la década de los sesenta con la beat generation o la new age, y ahora con las filosofías tibetanas descontextualizadas y el “piensa y produce”. Si le digo a una persona que está deprimida que piense en positivo lo único que obtendré es que se deprima aún más y tendrá un efecto contrario, como sucede con todos los problemas compulsivos. Pensar en positivo para superar el dolor produce el efecto contrario en personas que se encuentran en sufrimiento emocional (Ya no sólo me deprimo debido a mi interpretación de lo que sucede y las condiciones neuropsicosociales vinculadas, sino que también me deprimo por mi incapacidad de ver lo positivo de la vida a pesar de que para los demás es tan evidente). Y entonces estarás diciéndome: Carolina, ¿estás diciendo que la calidad de vida de una persona que piensa negativo es la misma que una que sólo piensa positivo?, y mi respuesta es NO y no es el punto que intento plantear; entonces, ¿Cuándo funciona este tipo de pensamiento? ¡Cuando las cosas ya van bien! Entonces sí que puedes lograr que las cosas vayan aún mejor; pensar en positivo cuando hay cosas trágicas hace que eso vaya todavía a peor. ¿Eso quiere decir que si alguien está triste o pasando por un momento doloroso debo dejarle en su sentir denso y gris?, NO. Para empezar ni lo dejes, ni le invadas, ni le aconsejes, ni le invisibilices. Yo conozco personas que están tristes porque se esfuerzan en ser felices. A esta gente hay que enseñarle, al menos una vez al día, a darle un espacio a esta tristeza y hacerle concentrar en las cosas que le hacen sufrir para que tomen conciencia. El efecto puede ser doble: o pones toda tu tristeza en este espacio y luego quedas libre, o cuanto más intentas estar triste voluntariamente tu cabeza irá en dirección contraria. Con este efecto paradoxal bloqueas tu tristeza y reaccionas. Esta es “la técnica de la peor fantasía”, que es exactamente la opuesta al pensamiento positivo. Te abrazo y te espero, Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

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