Estuve ausente por unas semanas. Ausente pensando, creando y ante todo sintiendo. En estos días de viaje, de recorridos, de calor, de frío, de correr unos kilómetros, de comer muchas cosas ricas, de perderme en abrazos amorosos, de recordar la ausencia de quienes no están, de recibir reflexiones, de verme con espejo a través de mi familia y personas amadas y de un par de buses y aviones, me encontré con muchas personas preguntándome acerca de cómo mantener el bienestar mental en tiempos de crisis.
La verdad es que en todas nuestras acciones, sentires y decisiones, hay una búsqueda por el bienestar. Sí, así es. Incluso cuando pasamos por momentos duros, por deseos conflictivos, por conductas y relaciones adictivas, por desesperanzas profundas y emociones incómodas. Aún en todo eso buscamos alcanzar lo que nos dé bienestar. Y sí, a veces buscamos el bienestar y placer en la vida precisamente en donde lo perdemos o perdimos; y bueno, somos humanos y humanas: ¡Compasión hacia nuestros adentros y quienes nos rodean, y ante todo firme determinación psíquica en sanar!
En particular la pandemia -como todas las crisis sociales, económicas, políticas y ambientales que hemos atravesado y atravesaremos-, nos lleva a pensar, hablar, sentir, actuar y decidir alrededor de nuestras prácticas de bienestar a nivel individual y como especie. Los momentos de crisis también presentan oportunidades. Personalmente, creo que más allá de todo el dolor que estamos atravesando y que atravesaremos vamos a ser mejores al final de este gran trauma social y de nuestros traumas personales, pero lograr ello nos obligará a reconsiderar quiénes somos y qué valoramos.
Y no me considero una "positiva entusiasta, ni fan de la felicidad" ni mucho menos una fanática de la esperanza. De hecho me parece que requiere uno tomarse en serio nuestra capacidad analítica, para ver y casi que tener certeza de que todo opera para que aprendamos, es decir, dudemos, es decir, existamos mejor. La duda nos permite existir mejor. Sí, porque así creamos, aprendemos y aventuramos.
El bienestar mental en tiempos de crisis no requiere mil rosarios ni coaches motivacionales. Entonces para mantener el bienestar mental en tiempos de crisis:
Lo primero que recomiendo es mantener una rutina diaria, que no sea un agobio, pero mantener una rutina diaria es importante. En la rutina tenemos que balancear el trabajo, las tareas del hogar y el entretenimiento. Tenemos que encontrar tiempo para relajarnos y hacer cosas que disfrutamos. Además de establecer una rutina, es muy importante buscar información precisa de fuentes confiables. Tenemos que evitar la sobreinformación y la información ligera, en exceso superficial e irreflexiva. Por supuesto, tenemos que actualizarnos de lugares serios, confiables, abiertos al cuestionamiento y a la diversidad humana y emocional, confiables en la manera de presentar la información con transparencia, análisis y espíritu; pero también hay que saber cuándo desconectarnos. La sobreinformación puede aumentar la sensación de riesgo y, por ende, el miedo y la ansiedad.
Además, esta ansiedad que se genera nos lleva a tomar medidas de seguridad que transitoriamente nos alivian, eso se denomina ilusión del control, pero en realidad hacen que la ansiedad luego reaparezca con mayor intensidad.
Una segunda recomendación es practicar técnicas de relajación, meditación o actividad física por lo menos diez minutos al día. Tenemos que evitar anticiparnos negativamente sobre el futuro o lamentarnos por cosas que no podemos hacer. La respiración es importante, cuando nos sentimos ansiosos o estresados, la primera cosa que nos afecta es la respiración. Empieza a ser tensa, corta y a su vez nos sentimos más estresados. Por eso, lo primero que debemos hacer cuando nos sentimos con estrés es tomar control de nuestra respiración. Inspirar profundamente, mantener la respiración y luego exhalar profundamente. Hacer esto repetidamente puede ayudar a calmarnos. Todo esto ayuda a disminuir el estrés y mejora el estado de ánimo.
Mi tercera recomendación es de mis preferidas: Tenemos que mantener los vínculos, tenemos que mantener el contacto con otros y otras para sobrellevar la vida y sobre todo para hacerla significativa. Hablar con la gente en la que confiamos nos hace muy bien. Tenemos que llamar a las personas que queremos, contarles nuestras preocupaciones, cómo nos sentimos. Tenemos que mantener el contacto con nuestros afectos.
También es muy importante para sobrellevar el aislamiento, el confinamiento, la desesperanza, el miedo y el dolor de la mejor manera posible con relación a nuestro bienestar mental, el sentirnos con un propósito y actuar en la cotidianidad en su dirección. A los seres humanos nos hace muy bien tener un propósito que nos exceda. Y en esto no estamos solos ni solas, somos parte de una nación, de un país, de un mundo, de una sociedad, de la humanidad.
Esto va unido con practicar la autocompasión. Es que hemos sido socializados en la mirada de la "incompletud crónica", siempre nos falta algo, siempre a la otra persona le falta algo, siempre todo estaría mejor si algo que no hay apareciera... Y claro, ya lo he dicho, es la sed de más, la duda y una visión lo que nos mueve la vida; pero eso es diferente a sentirnos todo el tiempo insatisfechos con quienes somos y en crítica dañina constante a nosotros(as) mismos(as) y a los demás. Cuando todo anda mal, es muy importante concentrarse en lo que… Algo debe andar bien en nuestra vida. Y si no tenemos algo que ande, eso está bien y es circunstancial, o al menos debe serlo , y para eso está el colectivo, las causas sociales y comunes, la visión que guía nuestra vida, los abrazos en los vínculos, el conocimiento y las ciencias, la espiritualidad y por supuesto, la psicoterapia.
Mi cuarta recomendación es vital: Hay que descansar y dormir bien, esto implica conocer nuestro cerebro y sistema nervioso y saber qué es dormir bien. A propósito de eso, hay que procurar espacios de aburrimiento, no tengan culpa sobre esto. Cuando el cerebro no hace nada, trabaja mucho. Hay una red que se llama red en reposo, que conecta áreas que no estaban conectadas y pensamientos que no están conectados. No hacer nada nos ayuda a desconectar y también impacta positivamente en el estrés.
Mi quinta recomendación es la de Escuchar(nos): Escuchar activamente los sentimientos, preocupaciones, miedos y preguntas. Tengamos cuidado en no desestimar, subestimar, invalidar o burlarnos o incluso rechazar los sentimientos y sentires propios ni de nadie (de ningún ser viviente ni palpitante o presente). La validación puede ayudar en momentos de crisis. Validar no es entender ni "ponerse en los zapatos del otro"; validar es saber que la otra parte siente y experimenta pensamientos y sensaciones que son legítimos y únicos. También, para mantenernos lo mejor posible, con lo que se pueda, requerimos movernos física y mentalmente. El ejercicio físico es muy importante, pero también el ejercicio cognitivo. Aprender algo nuevo en cualquier edad y momento de la vida es un acto de preservación de la vida.
Implementar estas sencillas recomendaciones puede hacer que una situación ya desafiante sea más fácil. No tengan miedo de reconocer y expresar los sentimientos que les genera ninguna situación y pongan eso en perspectiva, tener una perspectiva ayuda a bajar la ansiedad y el miedo. Nada es permanente en la vida y esto incluye el dolor y sufrimiento emocional. Como todo en la vida, todo pasará y nos veremos en alguna dimensión universal, contándonos todo lo que sobrepasamos y aprendimos y cuánta oscuridad nos ayudó a encontrar la luz.
Le envío abrazos a quienes no he visto pero me tocan el corazón y me lo ponen a palpitar. Le envío abrazos a mi hermana, hermano, mamá y papá. Le envío abrazos al amor de mi vida. Le envío abrazos a mi tribu de amistad. Le envío abrazos a todo y toda aquel que me ha dolido y me duele.
Y a ti...Te abrazo y te espero en un café virtual y en nuestros Psicoprogramas.
¿Ya escuchaste nuestro último Episodio para aprender de tu sentir? Escúchalo aquí.
Psicoterapeuta
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