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Libérate del trauma.

Actualizado: 28 jun 2022

SALUDO PRELIMINAR. Esta nota merece muchas más conversaciones. Y mientras que esas conversaciones nos encuentran en un espacio de psicoterapia o en nuestros encuentros grupales de terapia grupal, te pido que leas esta nota en compañía de una bebida y me dejes saber tus percepciones. Cuídate en el proceso de leerla.


En estos días una consultante me pregunto: "Se habla mucho de traumas y se trivializa en redes el uso de la palabra y me hace sentir como que mi adicción es un problema de voluntad, de no tener disciplina ni foco en la vida; entonces Carolina ¿Cuál es tu definición de trauma?"


Es importante definir este término porque la gente utiliza la palabra como "dios" y quién sabe lo que alguien quiere decir cuando dice "dios". Puede ser una figura punitiva y dictatorial con barba blanca y otra persona puede referirse a la esencia del amor puro en el mundo.


El origen de la palabra "trauma" es la palabra griega que significa "herida". El trauma es una herida. Si te hiriera, si cortara tu carne, la curación implicaría la formación de tejido cicatrizal. Si la herida fuera lo suficientemente grande te quedaría una gran cicatriz que no tendría terminaciones nerviosas, por lo que no sentirías, y sería mucho menos flexible que tu tejido normal. El traumatismo se produce cuando se pierde la sensibilidad y se reduce la flexibilidad para responder al mundo. Es una respuesta a una herida.


El trauma es una herida psíquica que te endurece psicológicamente y que luego interfiere con tu capacidad de crecer y desarrollarte. Te duele y ahora actúas por dolor.

Te induce al miedo y ahora actúas por miedo. Así que, sin saberlo, toda tu vida está regulada por el miedo y el dolor de los que intentas escapar de diversas maneras. El trauma no es lo que te sucede, es lo que sucede dentro de ti como resultado de lo que te sucedió.


El trauma es esa cicatriz que te hace menos flexible, más rígido(a), menos sensible y más defendido(a).

Y es que con toda la luz que intento yo también sembrar en el mundo y reconciliar en mí como psicoterapeuta y mujer, tengo que poner en caracteres legibles lo siguiente: vivimos en una sociedad muy traumatizada.


Si nos fijamos en los índices de traumas manifiestos, como el abuso sexual en la infancia, la negligencia emocional, el estrés en las familias que traumatiza a los(as) niños(as)... está muy extendido. Muy pocas personas crecen realmente sin traumas en esta cultura. Especialmente con el aumento del estrés en las personas y el florecimiento de la soledad, por lo que cuando sufren, están solos(as) con su sufrimiento.


Esta es una sociedad muy estresada y traumatizada. Y eso no se puede separar de los factores socioeconómicos, patriarcales y culturales. Con el neoliberalismo y la pérdida de empleos significativos y seguros, la austeridad y la pérdida de comunidades, no sólo hay más personas estresadas y traumatizadas, sino que también son menos resilientes, porque la resiliencia requiere conexión y apoyo comunitario.


Volviendo a mi consultante, luego de escucharme parte de lo anterior, me dijo: Si es así, ¿Cómo crees que la mayoría de la gente entiende el trauma y cómo te gustaría que eso cambiara?


Y me quedé pensando con los días en esa conversación y creo que, bueno, en primer lugar no entendemos el trauma. Lo vemos como un tsunami o un bombardeo. Esos son ciertamente eventos traumáticos, pero así es como la mayoría de la gente piensa en el trauma: como algo horrendo que sucede. No lo ven como una herida psíquica interna que limita nuestra capacidad de vivir plenamente, que es lo que realmente es el trauma. Peor aún, muchas profesiones de la salud como la medicina, la enfermería o la psiquiatría, no abordan el trauma más que desde un lugar medicalizado sin relación psicofísica ni psicosocial. Puede que oigan hablar de traumas físicos, pero no oirán hablar de traumas psíquicos/psicosociales, excepto en el estrecho campo del trastorno de estrés postraumático del que algunos psiquiatras sí aprenden.


Y a eso hay que sumarle algo: El sistema jurídico no sabe nada de traumas. Así que cuando todas estas personas con experiencias traumáticas se presentan ante los jueces y abogados, que están ahí porque fueron traumatizadas, que ahora se drogan o viven con conductas violentas y actúan de acuerdo con su trauma, simplemente se les castiga, en lugar de que el sistema entienda que se trata de personas realmente heridas. Podrían rehabilitarse si recibieran el apoyo adecuado. El sistema legal no lo entiende, el sistema médico no lo entiende, el sistema educativo no lo entiende, los políticos no lo entienden. Es un problema enorme.


Y mientras que no seamos formados(as) en sociedad en comprensión y abordaje del trauma desde esta perspectiva que hoy comparto, y por supuesto con los conocimientos médicos y psicosociales pertinentes, nos queda una gran tarea subjetiva de conectarnos con nosotros(as) mismos(as).


Cuando hablo de la conexión con uno(a) mismo(a), me refiero a algo muy sencillo: Es la capacidad de un organismo de saber lo que siente y poder responder con emociones adecuadas al momento presente.


Sin esa capacidad, no se puede sobrevivir. Si un animal no tiene conexión consigo mismo(a) y no sabe lo que siente, no puede responder a las amenazas: estará muerto.

Lo mismo ocurre con los seres humanos en la evolución. Cuando hablo de estar conectados(as) con nosotros(as) mismos(as) me refiero a saber realmente lo que sentimos y experimentamos en un momento dado y ser capaces de interpretarlo adecuadamente. Sin esa capacidad estamos perdidos(as). Nacimos con esa capacidad: nunca se ha conocido a un(a) bebé que no esté conectado(a) con su instinto.



Cuando hablo con personas adultas en consulta privada, encuentro a muchas personas que, aunque tengan sus sentimientos viscerales, los ignoran. Algo ocurre entre la infancia y la edad adulta que nos desconecta. Se trata de nuestra necesidad de aceptación por parte de nuestro entorno.


Si el entorno no puede apoyar los sentimientos viscerales y las emociones, entonces el niño y la niña para "pertenecer" y "encajar" suprimirán automáticamente, sin saberlo e inconscientemente, sus emociones y sus conexiones consigo mismo(a) en aras de permanecer conectado al entorno nutritivo sin el cual el niño y la niña no puede sobrevivir. Muchos niños(as) se encuentran en este dilema: "¿puedo sentir y expresar lo que siento o tengo que reprimirlo para ser aceptable, para ser un buen chico o una buena chica?".


Además, si los propios padres y madres no están en contacto con sus sentimientos no pueden tolerar los sentimientos del niño y la niña porque los amenazan. El padre/madre reacciona contra el niño(a) por tener rabia, y el niño(a) aprende que "no debo expresar lo que siento, porque tengo que pertenecer a mis padres/madres". Si no lo hago, ¿quién me protegerá y me cuidará? Automáticamente nos desconectamos de nosotros(as) mismos(as) para que nos sigan cuidando. Es una elección trágica. Ni siquiera es una elección: el niño y la niña no es consciente de estar eligiendo. Es un proceso automático.


Cuando llegamos a la edad adulta de repente decimos "no sé quién soy". Especialmente las personas de mediana edad se dan cuenta de que han estado viviendo vidas que no eran suyas en absoluto. Lo hicieron todo porque se desconectaron. En este sentido, creo que muchos de nuestros "trastornos mentales" se originan como un mecanismo de afrontamiento para poder vivir y sobrevivir cuantas veces sea necesario a los efectos de nuestras relaciones.


Y es que encontrarte con el dolor y verte en dolor, es tremendamente doloroso. Porque la experiencia de estar en dolor mina nuestro autoestima; y es que una cosa es experimentar dolor, frente a lo cual desarrollamos experticia en evadirlo por décadas incluso, y otra cosa es verse y saberse en dolor y sufrimiento. Todas estas cosas que cargamos pueden ser desagradables, aterradoras... por mucho que nos juzguemos a nosotros(as) mismos(as) por tener estas cuestiones, si nos acercamos a nosotros(as) mismos(as) con cierta curiosidad genuina sobre lo que se trata y con algo de compasión, puede ser tremendamente liberador.


Así que si me estás leyendo y has empezado a hacerlo, continúa con ello. Y hay muchos caminos, entre ellos los espacios que tenemos para ti en Ella Migra. Además, honra a tu cuerpo. Asegúrate de comer bien y de salir a la naturaleza y hacer ejercicio. Haz trabajos corporales como el yoga, las artes marciales o cualquier otra cosa. Alinea tu psique con tu cuerpo y conoce a ambos. También por supuesto y cuanto aún más importante que lo anterior, te invito a examinar tus relaciones:


¿En qué medida complaces a la gente? ¿En qué medida eres amable con la gente sin importar cómo te sientas? ¿Hasta qué punto te haces cargo de los problemas de los demás e ignoras los tuyos? ¿En qué medida te conoces a ti mismo(a)? ¿En qué medida no dices que no cuando quieres decir "no" pero tienes miedo de hacerlo?


En Ella Migra buscamos aprender en equipo herramientas biopsicosociales para sanar, para gestionar nuestras emociones y para liberarnos de la culpa aprendida. Te pido que sigas en conexión con la resiliencia y empatía y por supuesto, con nuestros espacios.


Psicoprograma Emociónate En este psicoprograma de edición especial exclusiva para 2022, hablaremos sobre todo lo que tienes que saber con relación a manejo y expresión del trauma emocional, las heridas de la infancia, los procesos de autocuidado, los síntoma psicocorporales, apoyo migratorio y otras sorpresas. El cupo es limitado. TE ESPERAMOS.


Carolina Leguizamón M.

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