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El autoperdón: El arma secreta contra la culpa.

Todas las personas experimentamos vergüenza, es una emoción universal. Brene Brown describe la vergüenza como "el sentimiento o la experiencia intensamente dolorosa de creer que somos defectuosos y, por lo tanto, indignos de aceptación y pertenencia".


Entonces, ¿cómo podemos aliviar nuestro cuerpo y nuestra mente del dolor causado por la culpa? Mediante el autoperdón.


El autoperdón es una herramienta poderosa para deshacerse de la culpa debilitante. No podemos estar culpándonos eternamente si queremos crecer. Por el contrario, el autoperdón puede hacernos avanzar con fuerza, claridad y responsabilidad.


¿Por qué la gente se resiste al autoperdón?

Muchas personas experimentan mucha resistencia a la idea del autoperdón. Es posible que consideren el autoperdón como un "dejarse llevar", como si el autojuicio fuera la única forma de mejorar.


Pero el autojuicio negativo y la autoculpabilización pueden ser en realidad un gran impedimento para el cambio positivo. Cuanta más vergüenza sientas por tus acciones y comportamientos pasados, más baja será tu autoestima y menos probable será que sientas motivación al cambio.


Puedes decidirte a cambiar tu comportamiento y perdonarte al mismo tiempo. El autoperdón abre la puerta al cambio al liberar la resistencia y profundizar la auto-conexión.


La psicoterapeuta Beverly Engel describe mejor otra razón para la resistencia al autoperdón: "Es posible que tengas una dificultad para perdonarte a ti mismo debido a esa poderosa necesidad de "ser bueno" y de ser visto como "todo bueno" a los ojos de los demás, así como de ti mismo. Esta necesidad de ser "todo bueno" puede haber comenzado porque tus padres u otros cuidadores tenían expectativas poco razonables de ti y pueden haberte castigado severamente o abandonado cuando cometiste un error. Ahora puedes descubrir que eres igualmente crítico contigo mismo e igualmente implacable".


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El camino hacia el autoperdón:

1- Humanidad común y ganar auto-compasión.

Kristin Neff, en su libro "Self-Compassion", afirma que "la autocompasión honra el hecho de que todos los seres humanos son falibles, que las decisiones equivocadas y los sentimientos de arrepentimiento son inevitables".


La humanidad común es un sentido de interconexión que es fundamental para la autocompasión. Es reconocer que todos los seres humanos cometen errores, encuentran fracasos y experimentan dificultades en la vida. La autocompasión honra el hecho inevitable de que la vida conlleva sufrimiento para todos, sin excepción. Aunque esto puede parecer obvio, a menudo es fácil olvidarlo.


Cuando examinas cualquier error o fracaso, puedes reconocer que, en algunas ocasiones, no elegiste conscientemente cometerlo y, cuando haces una elección consciente, el razonamiento detrás de tus acciones está coloreado por experiencias dolorosas anteriores o por cualquier circunstancia dura de la vida, como la pobreza, la historia familiar y los antecedentes culturales.


Como escribió Kristin Neff en Autocompasión "Cuando empezamos a reconocer que somos un producto de innumerables factores, no necesitamos tomarnos nuestros 'fallos personales' de forma tan personal. Cuando reconocemos la intrincada red de causas y condiciones en la que todos estamos inmersos, podemos juzgarnos menos a nosotros mismos y a los demás".


2- Hacer que la gente se responsabilice de sus actos.

A veces tememos que la gente sea responsable de sus actos. Pero tomarlo todo de forma tan personal nos causará dolor y acabaremos en un ciclo de autoculpabilización.


Brene Brown, en su libro Los dones de las imperfecciones, escribió: "Vivimos en una cultura de la culpa: queremos saber de quién es la culpa y cómo van a pagar. En nuestro mundo personal, social y político, gritamos mucho y señalamos con el dedo, pero rara vez hacemos responsables a las personas. ¿Cómo podríamos hacerlo? Estamos tan agotados de despotricar que no tenemos energía para desarrollar consecuencias significativas y hacerlas cumplir".


Nos resulta difícil entender que ser compasivo y aceptar a la vez que responsabilizar a otras personas de sus acciones puede ir de la mano, pero la verdad es que sí podemos, y de hecho es la mejor manera de hacerlo. Podemos enfrentarnos a alguien por su comportamiento, despedirle, disciplinar a un hijo sin reñirle ni menospreciarle.


La clave es separar a las personas de sus comportamientos, abordar lo que hacen, no lo que son. También es importante que podamos aceptar la incomodidad que conlleva la compasión y los límites.


Tenemos que evitar convencernos de que odiamos a alguien o de que se merece sentirse mal para sentirnos más cómodos haciéndole responsable, nos estamos preparando para el juego de la vergüenza y la culpa.


Cuando no establecemos límites ni hacemos responsables a las personas, nos sentimos utilizados y maltratados. Por eso, a veces atacamos lo que son, lo cual es mucho más hiriente que abordar un comportamiento o una elección.


3- Encuentra el equilibrio entre asumir la responsabilidad y dejar que la gente rinda cuentas de sus comportamientos.

Debemos aceptar la responsabilidad de nuestros propios errores y accidentes. A continuación, es necesario concentrarse en desarrollar una mayor tolerancia a nuestros errores y trabajar para fortalecer nuestra voluntad en tomar medidas correctivas. Establecer intenciones y practicar la valentía por encima de la comodidad.


Somos personas dignas de auto-perdón. Siempre.

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Carolina Leguizamón M.

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