Estar en cuarentena o verse obligado a estar segregado y aislado de la comunidad, familia, trabajo y rutina cotidiana ha sido una experiencia contrastante que le implica a la mente, el cuerpo y las emociones ponerse en un escenario retante, inesperado e incierto; a raíz de ello, han llegado personas a mi consulta con experiencias o cuadros de estrés, angustia, ansiedad, depresión y otras consecuencias en salud mental.
Entonces: ¿Cuáles son esas consecuencias? y ¿Cómo se pueden manejar?
¿Qué pasa en la mente durante la cuarentena?
Según Samantha Brooks del King’s College de Londres cuando alguien es privado de su libertad, por motivos de salud, desarrolla reacciones muy variadas, normales y en general manejables, dentro de esas circunstancias. Las experiencias más comunes se relacionan con la Ansiedad, la Depresión, el Pánico y la Rabia.
Estas experiencias se expresan de manera mental, emocional y física desencadenando una serie de sensaciones, estados de ánimo y pensamientos repetitivos (en muchos casos catastróficos) relacionados con la potencial perdida de estabilidad laboral, personal, familiar, social, económica y de pareja; el miedo a perder la salud, el empleo, el impulso económico, los vínculos sociales, el estado nutricional e incluso la propia vida o la de nuestros familiares, surge como expresión de la incertidumbre generada por las medidas de aislamiento.
Si bien muchas personas transitan este tiempo como una oportunidad de descanso y desarrollo de otras actividades en casa, un gran número de mujeres y hombres de diferentes condiciones, contextos sociales, orígenes y edades, están entrando en episodios de ansiedad con el paso de los días; algunos de ellos pueden tener como consecuencia incluso, el desarrollo del síndrome de estrés postraumático (SEPT). La experiencia y vivencia de este tiempo de cuarentena va a depender y también variar, según la persona transite sola o en compañía de soporte social, médico y/o familiar este tiempo.
En términos generales los pasos emocionales que dan curso en esta cuarentena son:
La llamada: ¡Hay un nuevo virus en China! Empiezan los rumores, las especulaciones, la desinformación, las redes sociales revientan en voces de aliento y catástrofe. Empezamos a sentir que esto circula por el mundo.
Negación: Entramos en un momento en el que no creemos que lo que sucede se va a extender, pensamos: Esto no va a ocurrir acá, todo pasará rápido, esto no es tan grave, alguien está detrás de todo esto y se revelará, nosotros somos inmunes a esto, no tenemos tiempo para pensar en eso.
Rabia: Ante la inminencia de los sucesos una crisis de mi Yo controlador surge y se expresa en cosas como: ¿Por qué no se han tomado medidas antes?, ¿Por qué todo se junta y me pasa esto justo ahora?, ¿Cómo van a tomar esas medidas?, Todo sería distinto si yo hubiera tomado precauciones, ¿Por qué mi familia o seres queridos actúan así?
Miedo: El miedo como una de las emociones básicas de los seres humanos surge en manifestaciones físicas y de pensamiento ante amenazas y peligros del medio; en un momento, este miedo se convierte en pánico y me inmoviliza en mi capacidad de pensarme y moverme independientemente de las circunstancias: ¿Qué me va a pasar?, todo se va a acabar, nos será muy difícil recuperarnos de esto, ¿Cómo voy a sobrellevar mis procesos si justo ahora pasa esto?
Aceptación: Cuando nos permitimos nombrar las emociones, dudas, temores, pensamientos y preocupaciones que tenemos e ir contactando con fuentes y personas FIABLES, PROFESIONALES, AMOROSAS y SEGURAS, entras en un proceso de contención en el que puedes decantar y decir lo que vives y sientes, así como conectarte con otras posibilidades.
Nuevos hábitos y confianza: El silencio y el aislamiento nos pone en la tarea de conectarnos con nosotros mismos y con nuestras emociones, nos confronta con el maravilloso desafío de reinventar nuestra cotidianidad, de reinventarnos en nuestras prácticas de autocuidado y en nuestras relaciones personales y familiares. Acá entra la creatividad y el gozo de saber que somos resilientes y podemos atravesar desafíos emocionales de la manera más amorosas hacia nosotros mismos.
La pandemia pasa: Hemos descubierto nuevas maneras de relacionarnos, hemos usado la virtualidad para estrechar los lazos con los que amamos o dejamos de hablar antes de que todo sucediera; hemos dedicado tiempo para leer, pensar, meditar, ejercitarnos, escribir, ilusionarnos, orar, hacer proyectos, ordenar, inventar recetas y explorar nuestro cuerpo, placer, vida, sueños y relaciones. Sabemos que no se trata de que todo se vuelva más fácil, sino que somos dueños de nuestra capacidad de esperanza, reinvención, gozo, conexión, pasión, creación y amor desde las acciones íntimas, cotidianas, silenciosas, honestas, auténticas y sencillas.
¿Cómo aprovechar la cuarentena para conectarme con el gozo vital?
Hay mucho por hacer, y al final todos vamos a terminar siendo mejores personas que antes de la cuarentena y si una pérdida llega, tendremos personas y medios empáticos a nuestro alrededor para cuidarnos y alentarnos. La gran mayoría de los individuos y las familias terminan adaptándose bien, del mismo modo, como la mayoría de las personas que experimentan un trauma, terminan superándolo sin síntomas de SEPT. Nunca antes los elementos de mindfulness, autocompasión y de psicología fueron tan trascendentales en la salud pública y el bienestar individual y familiar. Aquí unas ideas, basados en la evidencia científica, para pasarla lo mejor posible durante la cuarentena:
1. Aceptación
Perdemos tiempo y energía psíquica peleando porque esta situación se está presentando. Y preguntándonos demasiado ¿por qué? o ¿por qué a mí?
Desde luego que como humanidad y como individuos debemos reflexionar y aprender muy bien las lecciones sociales, medioambientales y epidemiológicas de esta pandemia y vale la pena dedicar un tiempo a reflexionar, cada uno o en familia, sobre estas preguntas. Reflexionar constructivamente sí; reprochar paranoidemente, no. Quien resiste y fantasea es tu ego, así que recuerda que todo pasa y no te pasa sólo a ti ni es el mundo en tu contra. También es importante que, si tu eres una persona muy positiva y los demás no lo son, entiendas que no eres más evolucionado…Respeta, asume y suelta los procesos emocionales que hay en el ambiente.
2. Vive el presente
Al estar en confinamiento, vive un día a la vez y cada día lo mejor posible. Recuerda que todo va a terminar y nada se queda para siempre. Un día a la vez, tomando y soltando, haciendo belleza del caos. Busca deliberadamente el gozo y el placer a través de la comida, tu cuerpo, tu hogar, las llamadas a la distancia, la pintura, los libros pendientes, los mismos a los que amas, los tiempos en silencio en tu cuarto, las series inspiradoras, la ayuda a alguien que lo necesite enviando oración, alimentos, ropa o apoyo moral. Todo el tiempo deberíamos vivir en consciencia del presente, y esto vino a recordarlo.
3. Maneja el tiempo
Vive lo mejor posible cada momento presente, cada día. El tiempo no te rige, no es tu dueño, tú eres el artista del lienzo del presente. Ponte la meta de compartir tiempo con los que amas cerca o lejos, de crear para tu cuerpo, paladar y sentidos, traza metas diarias y semanales. Un día a la vez, con la consciencia de siempre: De la profundidad del presente. Si estás pasando por situaciones de riesgo, en urgencia de vida contacta a personas y organizaciones que te apoyen y protejan.
4. Mantén tu actividad física
Planea todos los días sesiones de ejercicio físico en tu horario de actividades. Los humanos tenemos años de evolución en un sistema nervioso que se recrea todo el tiempo, así que hagamos honor a la creatividad en casa. Tu cuerpo es tu máquina, tu cuarto tu gimnasio.
5. Medita
Nunca antes como ahora se hace tan palpable la necesidad en salud pública de que todas las personas, independiente de su nivel educativo, cultura o estrato socioeconómico, conozcan y practiquen arduamente algún ejercicio de mindfulness o atención plena. Está comprobado científicamente que la meditación tipo mindfulness es la mejor herramienta que existe para reducir el estrés
6. Permanece en conexión emocional
Es trascendental combatir la ansiedad, la depresión y la irritabilidad generadas por el aislamiento, con una mayor conexión humana. Contacto humano significativo hacia afuera con videollamadas cálidas y amorosas con familiares y amigos, estén o no en la misma situación, ¡acciones sociales a través de redes sociales y por supuesto… Cuentas conmigo!
No olvides conectarte contigo a través del deleite de los sentidos, el cuidado de tu cuerpo, pensamiento y salud, la limpieza y armonización del espacio en el que vives, la delimitación de tus tiempos de teletrabajo, ocio y preocupación, la conexión espiritual con tu intuición y el movimiento constante de tu mente y cuerpo. Descubrirás cuánto puedes crear sin salir de casa!
7. Haz un acuerdo de paz familiar
La irritabilidad es una reacción normal ante la cuarentena. Cualquiera, aún en el mejor de las disposiciones, pierde la paciencia al verse obligado a estar confinado en un espacio reducido, sin poder salir, las 24 horas del día, por dos o tres o más semanas. Trabaja los roces al interior de tu familia con redes de amigos, profesionales y pactos de amor, ternura, tiempo fuera, respeto por los tiempos y procesos personales, juegos de mesa, cuidado por los vulnerables y conversaciones pausadas, respetuosas, sencillas y claras.
Te abrazo y espero en Psicoterapia,
Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.
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