Muchas delas mujeres que me consultan, han llegado a mí por caminos dispares: una recomendación, un proyecto social, una intervención de empoderamiento en una cárcel, un circulo de palabra, una mentoría para concretar proyectos o experiencias de duelos, una empresaria con deseos de motivar a su equipo, crisis o rompimientos que requieren tramitarse. Todas llegamos por caminos dispares en algún momento de la vida a confrontarnos con el mismo reto: Empoderar nuestro ser interior, reconocer los arquetipos que nos gobiernan y las diosas que nos fortalecen.
Una vez que la mujer se vuelve consciente de las fuerzas que influyen sobre ella, obtiene el poder que ese conocimiento proporciona. Las "diosas" son fuerzas poderosas e invisibles que moldean la conducta e influyen en las emociones.
Una vez que la mujer se vuelve consciente de las fuerzas que influyen sobre ella, obtiene el poder que ese conocimiento proporciona.
En sintonía con lo que plantea Jean Shinoda Bolen, el conocimiento acerca de las "diosas" dentro de las mujeres constituye un nuevo territorio para el aumento de la conciencia sobre las mujeres. Cuando una mujer sabe qué "diosas" son las fuerzas dominantes dentro de ella, adquiere un autoconocimiento sobre la fuerza de ciertos instintos, las prioridades y las capacidades, y también las posibilidades de encontrar un propósito personal a través de las opciones que toma y que otras personas pueden no estimular.
Sin embargo, también tengo que decirte en este punto, que la mayoría de las personas que veo en mi consulta son mujeres con recorridos vitales profundos, jóvenes y adultas. Se lanzan a lo que resulta ser un viaje de individuación que requiere que se enfrenten a la verdad y a la verdad de sus sentimientos, y a fin de vivir auténticamente, se arriesgan a la comunicación genuina. Para muchas de ellas, el viaje empieza sin heroicidad, con abandono o divorcio, un rompimiento, un cambio de país o ciudad, un cambio de rol, una dolencia física grave que, quizás, pone en peligro su vida, una enfermedad psíquica o el reconocimiento de que tiene alguna emoción pesada que quiere soltar o tramitar.
El paso del mundo conocido al de la psicoterapia, mentoría o análisis (según el caso que hayamos pactado) como punto de partida de este viaje, se da como aquella opción consciente que nace del dolor y la necesidad, y no como vocación de aventura. Sin embargo, puedo añadir que cuando el alma se ve comprometida con el proceso, y la persona abre la fuente de sentido interior, la vida se convierte en una aventura.
Y es que la vida, solo es de quien decide tomarla con riesgo, sin evidencia incluso de los resultados siguientes, y sin embargo con la plena claridad de la visión y pasión que marca cada uno de los pasos. No hay vuelta atrás, por más tropiezos que haya y duros obstáculos que nos encontremos, para una mujer que decide ser su propio Coach y así se abre a formarse mental y emocionalmente en espacios profesionales, empáticos y seguros que le brinden no solo experiencias, sino herramientas reales para potenciar su vida y la de su entorno.
Te abrazo y espero en Psicoterapia,
Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.
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