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5 claves para una maternidad consciente.

Actualizado: 18 ago 2020

Vivimos en un momento de informaciones volátiles y constantes, de vínculos frágiles en donde la empatía se reduce a simpatía. Diariamente llegan a mi consulta o a mis espacios virtuales y presenciales de conversación mujeres con preguntas vitales y experiencias emocionales contrastantes alrededor de la Maternidad. El maternar, se hace aún más diverso y multifacético ante la experiencia migratoria los cambios ocupacionales, románticos, sexuales, emocionales, hormonales y sociales que vivimos las mujeres en la adultez.


Hay tanta información disponible en redes y son tantas las creencias personales, sociales y culturales que se tejen alrededor de la maternidad consciente, que es difícil no frustrarse en intentar poner en práctica “técnicas” que, si bien pueden llegar a ser prácticas, están descontextualizadas de la historia personal y experiencia psicoemocional de la madre y su entorno.


No hay una experiencia de maternidad igual a otra ni siquiera en una misma madre y sus diferentes hijos; por eso es importante pensarnos la maternidad en clave de vínculo, apego, ternura, empatía, libertad, creatividad, espiritualidad, humanidad y cuidado personal. Sin duda, gracias a todos los estudios de comportamiento humano y evolución animal, es cierto que un vínculo sano y un proceso de parto y gestación seguro permiten conexiones neuronales y emocionales más profundas, diversas, maduras, sanas e inteligentes emocionalmente, y eso sin duda repercute en una vida juvenil, adulta y experiencia social y cultural, mucho más sana y rica en bienestar.


La maternidad consciente es el trabajo personal que realiza cada madre desde el proceso de gestación y parto en adelante y se encuentra dentro del paradigma de la crianza respetuosa, que tiene como fin respetar a los hijos como personas y observar sus necesidades. Desde la gestación, la mujer va experimentando sensaciones y emociones que la llevan a ir cambiando su forma de ver la vida, y nace la inquietud del impacto que provoca la llegada de un hijo, este quiebre se conoce como fusión emocional, es donde se forma la diada mamá-bebé y que tiene relación con soltar todo desde el interior, pero a su vez abrazar a la nueva vida.


Al ser mamíferos que nacemos de un vientre materno, la constitución psíquica y física de toda la infancia, dependerá de la madre y su historia emocional pasada, de la que generalmente no tenemos claridad alguna o que creíamos que era indiferente. Si se tuvo una infancia donde hubo soledad, desamparo, mentiras, desarraigo emocional o distancia afectiva, es decir si no hemos sido amadas en nuestra infancia y, sobre todo, sino hemos trabajado en un espacio profesional esa historia primaria, no sabremos ni podremos saber cómo amar a otro.

Ser una madre consciente te permite criar, amar y tener un vínculo más libre ante todo contigo misma y por consiguiente con tu familia extensa e hijos(as).



Algunas claves que nos llevan a vivir la experiencia de Maternidad Consciente son:


CLAVE # 1: No hay emociones positivas o negativas.

Tienes que saber que no hay emociones positivas o negativas, todas cumplen una función reguladora en nuestro organismo. Las convertimos en negativas cuando las reprimimos, por eso es esencial liberarte de la necesidad de anclarte a una emoción o pensar que algo está mal contigo sino te sientes en modo “positivo, feliz, agradecido” todo el tiempo; el experimentar diversas emociones nos hace seres en evolución y consciencia.


Hay 4 emociones básicas:

La alegría es la emoción de la inocencia, del corazón. La alegría nos abre, nos conecta con el mundo, con nuestros seres queridos, nos da una sensación de unión con el todo.

La tristeza aparece cuando no se han cumplido nuestros deseos o expectativas. Entonces hay una sensación de pérdida, de duelo. Significa que queremos que las cosas permanezcan como están, pero la vida es cambio y nos duele adaptarnos. La tristeza Te lleva hacia dentro, a contactar contigo misma, a retirarte del mundo, a cuidarte. Las lágrimas nos ayudan a liberar ese ‘algo’ a lo que estamos apegados, así pues, la tristeza nos libera.

La rabia que te ayuda a proteger tu intimidad cuando se ven invadidas tus fronteras personales. La rabia ayuda a poner límites, te lleva a la autoafirmación, a la búsqueda de tu territorio. Muchas veces no sabemos cómo poner esos límites y por eso nos enfadamos, es la única manera de ponerlos. Cuando te venga la rabia pregúntate, ¿cuál es el límite que quiero poner y no estoy poniendo? ¿Cómo lo podría manifestar de una manera más calmada?

El miedo es una emoción que te ayuda a protegerte. Nos pone en estado de alerta, nos agudiza los sentidos. En el fondo El miedo es nuestro amigo, es como un radar para nuestro viaje por la vida que nos enseña a prestar atención a lo que ocurre a nuestro alrededor. El miedo tiene también mucho que ver con el apego, como la tristeza, con perder lo que tenemos.

Durante el embarazo los miedos se disparan: miedo al parto, al dolor, a que mi bebé nazca sano, a cómo cambiará mi vida y un largo etc. La cuestión es que los miedos no te desborden o se conviertan en una obsesión.


CLAVE #2: No seas tu propio Juez, ni Juez de los otros. Acepta todas las emociones que sientas.

Ahora que ya conoces las 4 emociones básicas y que sabes que todas cumplen una función positiva en nuestro organismo, vamos a por la segunda clave que se deriva de la primera LA ACEPTACIÓN. No pasa nada si te sientes triste, o enfadada o si tienes miedo, deja que tus emociones fluyan, no las reprimas, exteriorízalas con tus personas de confianza y que te escuchen y date el permiso para sentir venga lo que venga.

Es muy importante tener en cuenta que estas emociones no sean nunca desbordantes, si te sientes desbordada durante en tu día a día y no cesa acude a un profesional en Psicología.


CLAVE #3: Comparte estas emociones con tu hijo(a).

Muchas madres vienen a mi consulta preocupadas por cómo se transmiten las emociones a su bebé. Y yo siempre digo lo mismo, lo que está sintiendo tu hijo a través tuyo es un gran aprendizaje para su futura vida en el mundo. Durante la gestación, por ejemplo, las investigaciones nos dicen que ellos no sienten las emociones como nosotros, sino que todo es mucho más sensorial, a través del cuerpo, la piel, la energía, lo sutil… así que lo mejor es hacer partícipe a tu hijo de tus emociones: háblale de ellas, cuéntale porque estás como estás, comparte con él o ella, nómbrale la emoción que estas sintiendo, y verás cómo te sentirás mucho más aliviada.

Así mismo, compartan y aprendan de manera conjunta estrategias para tramitar esas emociones, como por ejemplo pintar, escribir, respirar, bailar. La técnica del “tiempo fuera” esta siendo revaluada dado que una distancia sin sentido puede hacer más daño que el acompañarnos juntos a observar y dejar fluir la emoción; la meta no es dejar de sentir, sino cómo volcamos las emociones densas en experiencias liberadoras.


CLAVE #4: La Maternidad Consciente es Maternar en Tribu. Comparte tus emociones con tus personas de confianza.

Tus amigas, tu madre, tu pareja, tu terapeuta, quien quieras. Sólo te pido una cosa: busca bien a alguien que te escuche profundamente, que te permita vaciarte y que simplemente después pueda abrazarte; no busques consejos y libérate de esa necesidad; no hay consejería mejor que la de cultivar tu propia intuición, respetarte, honrarte, asumirte como la mujer de roles diversos (recuerda que la maternidad es sólo uno de ellos) y por supuesto, acudir a expertos en salud mental y física.

Otra manera de compartir tus emociones es a través de la escritura, puedes llevar un diario emocional de tu maternidad. La escritura emocional es sanadora.


CLAVE #5: Permítete decir No. Baja el ritmo.

El vaivén emocional también tiene mucho que ver con el ritmo de vida, a más prisas, más estrés, y a más estrés, más emociones desbocadas. Identifica las fuentes de estrés en tu vida y suprime o cambia las que puedas. Haz menos cosas, ve más despacio, una cosa a la vez, tomarte descansos durante el día que te ayudará a fluir mejor con tus emociones. Practica la respiración consciente.

A más relajación, mejor manejo de las emociones.

Cultiva tu propio proyecto de vida. Recuerda que eres sexual, emocional, biológica, mental, social, espiritual; no niegues esas esferas ni tomes la maternidad como limitante. Integrarte es tu llamado.


Algunos autores que te recomiendo:

Frederick Leboyer en su precioso libro “Por un nacimiento sin violencia”, nos acerca al nacimiento desde la perspectiva del bebé, otorgándole el papel protagonista que le pertenece.


John Bowlby escribió un artículo titulado “The Nature of the Child’s Tie to his Mother”. Por su parte Harry Harlow publicó el mismo año “The Nature of Love”. Ambos escribieron sobre el apego y su función primordial en la salud del bebé.


Otros estudios antropológicos realizados por Margaret Mead en su extensa obra, Jean

Liedloff en su obra “El concepto del continuum”, o Meredith F. Small en “Nuestros hijos y nosotros”, nos recuerdan que las sociedades más apegadas y cuidadosas con la naturaleza, en las que predomina la armonía, son aquellas que tratan a los niños con igualdad, dignidad y respeto.


Te abrazo y espero en Psicoterapia.


Carolina Leguizamón M. Psicoterapeuta.

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